Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


miércoles, 2 de abril de 2008

Cuando el corazon nos delata



MI CORAZON DELATOR
“La justicia es una telaraña a travès de la cual pasan los pàjaros pero en la que las moscas se quedan pegadas.”Alexander Pope, poeta y filòsofo inglès.

“Entre las partes del cuerpo, es el asiento del pensamiento el corazòn. Y es el divàn donde se reclinan los dioses cuando nos pagan una visita.”Imhotep de Egipto.

Si hubiera sabido que mi sobrevivencia dependerìa de la crueles veleidades del destino, no sè si hubiera aceptado conservar mi vida a cambio de otra. Pero ya todo està en el pasado, el cual no puede ser cambiado ni por los dioses a como solìa decir el griego Agatòn. Pongo la mano sobre mi escote, sobre mis senos que me otorgan una copa C en sostén, y la cicatriz ya no està ahì, porque la borrò la cirugía cosmètica. La procesiòn sigue por dentro, señores, y curioso que lo diga yo, Davorjanka Jenkins Salinas, llamada la Canciller de Hierro y ahí que me perdone Otto von Bismarck quien en la historia de Alemania llevò ese sobriquet. Nada hubiera sucedido si aquella fatìdica tarde, cuando me asignaron sentarme a una mesa de negociaciones tratando de echar al traste el Tratado Esguerra Bàrcenas mediante el cual la isla de San Andrès se saliò de la cuna de las aguas territoriales nicaragüenses .Lo que habìa sido un acto oficial y pùblico realizado entre mi paìs Nicaragua y la repùblica de Colombia era respecto a cuestiones territoriales entre los dos países, específicamente sobre la soberanía de la Costa de Mosquitos, el archipiélago de San Andrès , Providencia y Santa Catalina, y la delimitación de fronteras marinas y submarinas. En el Tratado quedaron excluidos los cayos Roncador, Quitasueño y Serrana por estar en la época en litigio entre Colombia y Estados Unidos. Pero los colombianos afirmaban tener Alzheimer a partir de ese punjto, decìan que tácitamente los cayos estaban incluidos. Manera de sentarse en mis callos, señores. Leer entre lìneas, caramba! La firma del Tratado se dio el 24 de marzo de 1928 en la ciudad de Managua y firmaron como representante de Nicaragua el señor José Barcenas Meneses, subsecretario de relaciones exteriores y como representante de Colombia el señor Manuel Esguerra, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario para el caso. El Tratado yo siempre lo conocì como "Tratado de 1928" y segùn parece fue ratificado en el "Protocolo de 1930" en la misma ciudad por ambas repúblicas.
Pues al loco de mi jefe, el presidente de la repùblica de Nicaragua, se le habìa metido el diablo que era necesario recuperar a San Andrès, o por lo menos los islotes de Roncador ,Quitasueño y Serrana…Ahora San Andrès era a estas alturas del campeonato toda una joya del turismo con sus hoteles y playas de azùcar. Què era San Andrès cuando Colombia lo adoptò? Un enigma.Y ahora que la madre miraba al muchacho bien crecido, hermoso y pròspero, le daba por gritar “Mi hijo!” en pùblico, creyendo que la cosa es como el gato que dice mìo cuando ni la cola es de èl. No es que yo fuera antipatriòtica, no, señores, si alguien ama a Nicaragua soy yo, pero absurdos tampoco.
Como canciller me habìa caìdo la loterìa a mì llevar a cabo semejante disparate. No era para menos pensar que estàbamos en plan de David contra Goliat, y algo tenìa que ceder. Lo que cediò fue mi pobre corazòn. Nadie juzgando por mi figura curvilìnea y aspecto saludable hubiera podido pronosticar que a mì me darìa un infarto y en la propia mesa de negociaciones, ataviada en un blazer negro que me hacìa sudar a mares. Lo ùltimo que recuerdo fue la cara de estupor de los colombianos cuando sentì que iba rumbo al piso.
Cuando despertè, muchas horas màs tarde, lo primero que vi fue el rostro de Vilmamanda, tratando de sonreir para no afligirme. Fue ella, mi amante, quien me dio la mala noticia.
Necesitarìa un transplante de corazòn, ya que el daño propinado por el infarto fue cuantioso. Y para calmarme, me dijo que era probable que pronto localizaran un corazòn para mì. No tenìa energìas ni para reirme.Parecìa chiste cruel.Yo sabìa que habìan personas que se morìan esperando una oportunidad asì. Y en Nicaragua, menos posibilidades. Nuestros mèdicos, aunque no todos, dejaban demasiado que desear. A vwer, còmo se leerìa?Se busca corazòn de hierro para mujer tozuda, terca,solterona sin hijos,dejada del tren al cual nunca siguió al menos que fuera lleno de ninfas en velos transparentes.
Pasè en cuidados intensivos en el hospital militar por dos dìas, mi papà llegò a verme. Era la primera vez en años que el veìa al viejo, desde que mi madre me echò de la casa al encontrarme en mi lecho de soltera con otra mujer. Mi madre siempre controlò a mi padre, y ella habìa muerto el año pasado de un coma diabètico. Nunca nos habìamos reconciliado, pues para ella ser la madre de una lesbiana era el peor castigo que la vida le pudo haber dado. Me habìa olvidado lo hermoso que era mi viejo. De èl heredè los ojos azules intensos, la estatura, el cabello rojo, y el don para los idiomas. Era hijo de un irlandès que vino a sembrar cafè en Matagalpa a finales del siglo XIX, y Liam Jenkins se habìa quedado en Nicaragua para ser feliz con mi abuela, una india. con quien procreò a mi padre y 5 vàstagos màs. Al dìa siguiente de estar en el hospital, mi papà llegò acompañado de Vilmamanda, muy sonrientes ambos. Me iban a trasladar a Cuba ya que se habìa encontrado un órgano proveniente de una mujer recièn fallecida y cuyo viudo habìa acatado sus deseos de donar sus òrganos para transplante.En menos de lo que canta un gallo yo iba en un aviòn hacia La Habana, acompañada de mi padre, Vilmamanda y uno de mis hermanos.
Mi esencial buena salud sirviò para que se hiciera la operación sin mayores tropiezos. Ivàn, uno de los mèdicos cubanos, me describiò a grosso modo el proceso por el cual yo habìa pasado. Dado que posterior a mi ataque casi fulminante, yo habìa quedado con una severa arritmia cardìaca debido a los daños sufridos por mi corazòn, era buena candidata para ser operada. La suerte habìa sido que una mujer con salud vigorosa habìa muerto pocas horas después de mi infarto, y la familia de la señora habìa obedecido los deseos de ella de donar sus òrganos para salvar vidas de otros. Ojalà hubiera màs gente asì, pensè.
Si no hubiera habido un donante adecuado, yo no hubiera podido sobrevivir, me enfatizò el doctor Ivàn. Mi corazòn procedìa de alguien saludable. Antes de meterme al quiròfano yo habìa pasado por una serie de pruebas mèdicas para confirmar si aguantarìa la cirugìa. Me dieron los medicamentos adecuados para prepararme para la operaciòn, y una vez en el quirófano como parte de los procedimientos me conectaron a un montòn de màquinas para mantener la circulación de mi torrente sanguìneo y otros procesos como la respiraciòn. El corazòn habìa sido preservado en quìmicos y hielo, y estaba listo para suplantar a la dañada bomba que poseìa yo en mi pecho. Bajo anestesia general, se hizo el procedimiento ortotòpico, el cual comienza con una esternotomìa mediana.El pericardio, o sea una especie de costal que envuelve al corazòn, es abierto y los grandes vasos sanguìneos se ven manipulados, y el paso siguiente es enganchar al paciente al bypass cardiopulmonar. El corazòn dañado es quitado al transectar los grandes vasos y una porciòn del atrio izquierdo. Aunque las venas pulmonares no son transectadas, se deja un trocito circular del atrio izquierdo.El corazòn donado es recortado para que calce con el trozo de atrio izquierdo y vasos mayores, y se procede a zurcir al nuevo órgano, ajustàndolo con puntadas para que no se zafe. El nuevo corazòn comienza a bombear y una vez que los galenos lo consideran bien iniciado, se quita al paciente del bypass cardiopulmonar y por fin se cierra la cavidad toràcica. Obviamente, el verdugòn que queda es espantoso.
Los cuidados postoperatorios se llevan a cabo en una unidad de cuidados intensivos. Durante el tiempo que restò para disolver los efectos de la intensa anestesia a la cual fui sometida fue cuando me di cuenta que algo habìa cambiado para siempre. En mis sueños de éter vi a una mujer bellìsima, màs o menos como las imàgenes de la Virgen de Guadalupe. Una india enorme, de cabellos largos y sedosos, intensamente azabaches, y mirada profunda y seductora. Nunca fui ni soy religiosa, pero de veras era un tipo fìsico como la Virgen de Guadalupe. La mujer estaba encinta, con un enorme vientre gestante y una sonrisa de felicidad. No recuerdo haberla visto antes,jamàs, hasta en ese momento en que comenzaba a despertarme de la operación. Una vez que me despertè por completo, fui transferida a otra unidad para ser rehabilitada. Aunque los doctores quieren estar al cuido de una, una estadìa muy prolongada en el hospital puede ser contraindicada por el riesgo de una infecciòn. A mì me soltaron a los diez dìas. Vilmamanda se habìa tenido que regresar a Nicaragua porque como investigadora de un equipo muy selecto de la policía, se le necesitaba allà. Mi padre y mi hermano permanecieron conmigo hasta que me pudieron de vuelta en el aviòn para volver a Managua al mes de haber sido operada. No iba a ser un lecho de rosas el asunto. Tendrìa que seguir yendo a un hospital para el resto del tratamiento y mi rehabilitación total. Y los medicamentos inmunosupresores me iban a acompañar siempre para evitar que mi organismo rechazase al corazòn nuevo como si fuera un cuerpo extraño al cual habrìa que eliminar. Resulta que al introducir cualquier elemento nuevo en el cuerpo, el sistema de defensas del cuerpo de una entraba en alerta y podrìa declararle la guerra al corazòn. Para evitar eso, los medicamentos inmunosupresores me serìan esenciales, aunque a la vez me dejarìan màs vulnerables a catarros y otras infecciones. De por vida, dependerìa de esos medicamentos bajo nombres como Infliximab, Adalimumab Certolizumab pegol, Afelimomab, Aselizumab.Pexelizumab, Reslizumab, Rovelizumab, Ruplizumab, Siplizumab, Talizumab, Telimomab aritox, Teneliximab, Teplizumab, Tocilizumab, Toralizumab, Vapaliximab, o Vepalimomab, Otra cosa, dado que el nervio vago es cortado durante la operación, el nuevo corazòn palpitarà a 100bmp hasta que el nervio se regenere.
Era extraño estar de nuevo en Nicaragua, en mi oficina, a los 3 meses de haber sido operada. A los 5 meses de operada el verdugòn espantoso encima de mi escote desapareciò mediante cirugía cosmètica. Podìa volver a usar mis camisolas ajustadas como antes. Comìa bien, ajustàndome a la dieta que me recetaron, y tomaba mis medicamentos en tiempo y forma. Me ofrecieron todo tipo de asistencia, y era tratada con guantes de seda. No me gustaba tanto chinchineo. Estaba acostumbrada a trabajar, lo hacìa desde los 15 años y ahora a los 39 años no tenìa intenciones de permitir que se me relegara a segundo plano.Sabìa que cualquier tipo de negociaciones por lo de San Andrès estaban destinadas al fracaso, pero me revestì de tozudez. Si eso era lo que querìa el presidente, le darìa seguimiento. El gobierno me habìa conseguido el corazòn que ahora portaba sin problemas, y una no debe de ser malagradecida. Habìa vuelto a la vida, sin mayor lìo. O sin lìos del todo?
Esa era la pregunta que me atormentaba. Una cosa es decir sin problemas, pero sì, los habìa. No mayores,pero lìos. No era una cuestión de malestar fìsico. Nunca tuve desmayos, ni vòmitos, ni alergias. Nada de eso. Pero hasta cierto punto habìan cambios, no sè si por efecto de los medicamentos que tomaba o què. Rechacè volver a vivir en la misma casa que mi padre, quien insistìa en vigilarme todo el tiempo. Me hubiera asfixiado.Vilmamanda habìa sido de gran ayuda. Tras cumplir con su trabajo como detective con algunos de los casos màs complicados, llegaba a darme una vuelta y a dormir en mi enorme lecho. Solo dormir, aunque sè que echaba de menos la intimidad fìsica pero confesaba tener miedo de tocarme.Ella tenìa miedo, y yo confieso que estaba aliviada. No sè si como efecto de los medicamentos o què, no sentìa deseo sexual.Ni por Vilmamanda ni por nadie. No era pavor porque el ritmo cardìaco se me desbocara como potrillo inexperto ante la acciòn de las hormonas. Me sentìa en deuda con Vilmamanda pero sencillamente no me daban ganas de estar con ella. A sus 43 años mi amante era una mujer hermosa, de cabellos castaños y piel de alabastro. Las dos barrigas que habìa tenido cuando aùn se engañaba a sì misma diciendo que no soportaba al marido porque era tosco, no la habìan deformado.
Una noche pesquè la expresión de angustia en los ojos negros de mi compañera, y decidì que no estaba siendo muy justa. Miren, nunca hagan el amor por compromiso, les cuento que fue un desastre. Ella estaba emocionadìsima y yo como si estaba zurciendo un pilòn de calcetines de lana. Hasta que me dio làstima y le dije que sacara la cara de allà abajo y se fuera a bañar porque ni por milagro de la Virgen de Fàtima-de la cual ella era tan devota que andaba una medallita de oro al cuello con esa imagen-iba a lograr activarme. Vilmamanda hizo lo que le dije y la oì llorar en la ducha. Cuando saliò tratè de explicarle de la mejor manera posible que ya no sentìa lo mismo en cuanto al sexo se referìa. Carajo, le estaba diciendo que ya no me gustaban las mujeres. Yo fui la primera sorprendida en escuchar semejante cosa de mi boca, pero apenas lo dije me di cuenta que era la pura verdad. Habìa vuelto a soñar con la mujer india y hermosa con la cual soñè allà en Cuba tras mi operación, pero no tenìa carácter de sueño eròtico. Era como un aviso, como una premoniciòn. Nada que ver con nada màs. Y me sentìa culpable por no confesarle sobre el sueño a Vilmamanda, pero no le dije nada. Esa noche se quedò a dormir en mi cama, y al desayunar juntas le dije que no querìa perder su amistad…aunque no hubiera nada màs. Ella me dijo que apreciaba mi franqueza y que estaba a la orden para lo que fuera. Jamàs se hubiera imaginado lo pronto que habrìa de probar que su ofrecimiento iba a ser aceptado por mì debido a las circunstancias en las que me veìa.
Nunca he sido considerada como una mujer blandengue. Al inicio les contè que me llamaban la Canciller de Hierro. Seguì trabajando al ritmo despiadado que llevaba antes de mi infarto. Continuè buscando còmo cumplir con lo imposible que se me pedìa.
Me sumergì en un alud de trabajo para poder analizar frìamente què puntos en los documentos històricos me podìan llevar a argumentar algo a favor de Nicaragua. Analicè frìamente el Tratado de 1928.En ese entonces mi paìs estaba con los marines adentro, que era como decir, con una infecciòn mortal en su soberanìa. El Tratado de 1928 contiene 2 artìculos: en el primero de ellos Colombia reconoce la soberanía de Nicaragua sobre la Costa Mosquitos que va desde el Cabo Gracias a Dios(que era donde la leyenda dice que Colòn se cagò en los pantalones cuando una tempestad casi le hunde la nave) al río San Juan. Además reconoce la soberanía de las islas Mangle Grande y Mangle Chico. Por su parte, Nicaragua reconoce la soberanía de Colombia sobre el Archipiélago de San Andrés con todo lo que este comprende. El artículo determinaba expresamente:
"No se consideran incluidos en este tratado los cayos Roncador, Quitasueño y Serrana; el dominio de los cuales está en litigio entre Colombia y los Estados Unidos de América
[1]
En el segundo de los dos artìculos se dice que la validez del Tratado sería puesto a consideración de los congresos de ambos países. La comprobación histórica de que los dos congresos aprobaron el Tratado se da por la celebración del Protocolo de 1930 en Managua., que ya era algo pues en estos entonces a las alturas del siglo XXI la asamblea nacional se ganaba los frijoles sin revisar ni tratados chiquitos ni grandes, solo rascàndose los pies. En el Protocolo de 1930,tal como establecía el Tratado de 1928, para que este entrara en vigor legal debía ser aprobado por los congresos de los dos países y acto seguido se debía celebrar un acto protocolario ratificatorio sea en Managua o en Bogotá. El acto ratificatorio se celebró el 5 de mayo de 1930 en Managua y este fue conocido históricamente como "Protocolo de 1930" o "Acta de canje de ratificaciones".
El documento tiene un artículo único y fue celebrado entre Manuel Esguerra, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Colombia para el caso y Julián Irias, ministro de relaciones exteriores de Nicaragua. En el acta se establece que se ratifica el Tratado de 1928 celebrado entre ambos países., dàndose por terminada lo que el documento llama "la cuestión pendiente entre ambas Repúblicas, sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia y la Mosquitia Nicaragüense". Ademàs por si las moscas, se concluìa que la celebración del Tratado estaba en debida forma, y para ponerle copete al asunto se especificaba que el Archipiélago de San Andrés y Providencia no se extiende al occidente del meridiano 82 de Greenwich. Se especificaba ademàs en el tratado que no habìa ninguna parte que se refiera a límites entre naciones, sino que especificaba que el archipiélago no podía pasar del meridiano 82, en ningún momento el tratado menciona limites internacionales ni zona económica exclusiva pues en aquel tiempo el concepto de zona económica exclusiva no existía, así que no podía haber una delimitación en lo que era considerado alta mar.
Francamente que estàbamos jodidos todos nosotros, a como decìa Tacho Somoza Debayle entre risotadas. Y bien jodidos.
Pero era peor pìar tarde que jamàs? Vino la tal Declaración de nulidad por parte de Nicaragua , cuando al trompudo del presidente Daniel Ortega se le metiò declarar ante el cuerpo diplomático en Managua el 4 de febrero de 1980 que el Tratado era nulo sobre la base de que Nicaragua estaba en ese tiempo ocupada militarmente por los Estados Unidos y por lo tanto reclamó la soberanía de Nicaragua sobre el Archipiélago de San Andrés. La anulación del Tratado por parte de Nicaragua fue considerado por Colombia como un acto unilateral y por ende violatorio de la legislación internacional. En 1998 el asqueroso y gordinflón presidente Alemán renunció a un acuerdo bilateral con Colombia y el 6 de diciembre de 2001 Nicaragua demandó el caso ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. De ahì en adelante habìa sido una de tira y encoge. Nicaragua habìa interpuesto las siguientes conclusiones:que el Archipiélago de San Andrés está localizado sobre la plataforma continental nicaragüense, que el Tratado fue realizado en secreto y con la presencia en el país de tropas estadounidenses y por lo tanto viciado de nulidad.,que Nicaragua no tenía independencia política entre 1916 y 1979, aduciendo que Tacho Somoza Debayle habìa sido un vendepatria, ademàs que el Tratado violó la Constitución Política de Nicaragua al celebrar tratados que violaban la soberanía nacional. Y que la Real Cédula de 1803 era de carácter privativa y no administrativa para efectos territoriales. No era de asustarse que los colombianos pusieran las siguientes objeciones:Antes de la consolidación de Nicaragua como Estado en 1838, Colombia ya ejercía soberanía sobre el Archipiélago, por lo tanto, Nicaragua nunca he ejercido soberanía sobre el mismo. La posesión del Archipiélago por parte de Colombia no ha sido producto de un despojo, invasión o ningún acto arbitrario. Se advertìa además que con la anulación del Tratado, Colombia podría incluso reclamar la Costa de Mosquitos que fue cedida por ese país en el mismo Tratado. Estuve viendo otros documentos testimoniando la soberanía colombiana sobre el Archipiélago como el "Utis Possidetis Juris" de 1810 en el cual el Pacificador Pablo Morillo aplica el bloqueo contra todos los puertos colombianos y entre ellos incluye a San Andrés como a la Costa de Mosquitos. Por su parte, el Libertador Simón Bolívar expulsó en 1818 a Luis Aury del Archipiélago que lo había ocupado a nombre de las Provincias Unidas de Chile y Buenos Aires. Si eso no era descabellado, no habìa què. Pobre San Andrès, siempre la manzana de la discordia.. En 1822 los habitantes de la isla se habìan acogido de manera voluntaria a la Constitución de Cúcuta declarándose así ciudadanos colombianos. En 1824 el vicepresidente de Colombia, Francisco de Paul Santander, habìa emitido un decreto que prohibía a cualquier empresa colonizar la Costa de Mosquitos y se basaba en la Cédula de 1803.
Con el Tratado Gual Molina de 1825 Colombia y las Repúblicas Unidas de América Central ratificaron el Utis Possidetis Juris de 1810 en el cual ratificaron los límites tal y como estaban cuando se dieron las causas independentistas. Más adelante, en 1900 Costa Rica, paìs quien nunca ha amado a Nicaragua y que se ha dado el lujo de morderle enormes trozos como el Guanacaste, reconoció la Cédula de 1803 al momento de la definición de los límites en cuanto toca a las islas.
El 6 de diciembre de 2001 Nicaragua presentó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la demanda oficial por la soberanía del Archipiélago de San Andrés y Providencia, confirmando que desconoce la validez y nulidad del Tratado y que por lo tanto la CIJ tiene jurisdicción para dirimir en el caso sobre las islas y la delimitación de áreas marinas y submarinas de Nicaragua sobre la Convención de Derecho del Mar. En 2003 Colombia presentò a la CIJ las objeciones preliminares en las cuales confirma la validez del Tratado de 1928 y todos los demás títulos que garantizan judicialmente su soberanía sobre el Archipiélago y sobre los límites hasta el meridiano 82 de Greenwich. Colombia concluye que la CIJ no tiene jurisdicción para derimir en un caso que está definido desde 1928 y que no existe un diferendo entre los dos países, sino que se trata de una reclamación de Nicaragua.
La Corte de La Haya emitió un fallo el 13 de diciembre de 2007 sobre las objeciones preliminares de Colombia a las reclamaciones de Nicaragua y en el cual se destaca:
El Tratado de 1928 sí dirimió el asunto sobre la soberanía de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y por lo tanto no existe disputa legal por las mismas entre los dos países. En consecuencia, la CIJ concluye que no tiene jurisdicción para derimir sobre un caso ya resuelto.
La Corte en cambio considera que no quedó resuelto en el Tratado de 1928 la delimitación de áreas marinas y submarinas entre los dos países ni la soberanía sobre los cayos de Roncador, Serrana y Quitasueño en virtud del segundo párrafo del primer artículo del Tratado que dice que estos no entraban en la negociación porque estaban en litigio entre Colombia y Estados Unidos.
Sobre la validez del Tratado, la Corte dice que por más de 50 años Nicaragua consideró el Tratado como válido y nunca declaró que este hubiese sido forzado por amenaza incluso después del retiro de las tropas estadounidenses en 1933. Tampoco declaró en ese lapso de tiempo que fuese violatorio de su Constitución y que Nicaragua tiene una significativa documentación que prueba la validez del Tratado..
Contra esos goliats tenìa que seguir peleando yo. Llegaba tarde a la casa, y era horrible entrar en aquella casa enorme silenciosa sin tener quien me recibiera. Debìa resolver eso de primero. Vilmamanda siempre nme visitaba pero sentìa el hielo de un enfriamiento gradual en nuestra relaciòn. Lo de San Andrès era caso perdido, pero habìa que continuar haciendo la mueca. Le pedì a mi papà dos de los gatitos que su gata de angora Sayda habìa tenido. Asì me convertì en la madre de Chechenia y Montenegro. Al mismo tiempo comprè dos perros Spaniel a quienes llamè Tuco y Tico como las urracas parlanchinas de las comiquitas. No hubiera sido mejor ponerles Roncador y Quitasueño? De todos modos asì acabaron llamàndose. Era curioso còmo mis animales lograban vivir en paz entre sì y nosotros los latinoamericanos nos seguíamos matando por unos tucos de islotes y llamàndonos malos nombres. Vilmamanda sonriò al ver a los mascotas. Ella siempre gustò de los animales, y era yo la impaciente e intolerante que le preguntaba con sorna còmo podìa cantarle a una tortuga que ella tenìa, o sacar tiempo para pasear a sus dos pavorosos Rottweillers. Era otro de los cambios. Era còmico còmo yo partìa mi vida en antes y después del transplante.
No me sentìa mal de ninguna forma. Es cierto que me daba en cara tener que consumir pastillas en colores que quizas no me iban bien con el color del vestido que andaba, pero malestar fìsico, nada de eso. Como si nunca hubiera sido operada. Los cambios eran otros.
Lo primero era que no me gustaban màs las mujeres para la cama. Mi equipo de trabajo seguìa siendo 98 por ciento femenino, pues siempre he creìdo que la mujer profersional es màs profesional que el macho de la especie. La superioridad de la mujer para mì siempre fue algo incuestionable, a pesar de que mi madre no habìa mostrado sus mejores luces cuando me encontrò en cama con otra mujer. Miraba de reojo a Vilmamanda y no me cabìa en la cabeza còmo hubiera sentido tanto desenfreno por ella cuando me la presentaron. Tampoco sentìa nada por otras mujeres, ni las pasantes que llegaron de varias universidades a hacer sus pràcticas en la cancillería, y las habìa muy bellas. Fui descubriendo un gran amor por los animales que antes no habìa sentido, y pasaba màs tiempo con mis mascotas cuando llegaba a casa que con mis amistades humanas. Un dìa escuchè un cuarteto de cuerda interpretado por un grupo de càmara mejicano y sentì que habìa escuchado antes esa melodía. Le preguntè a mi secretaria de dònde habìa sacado esa mùsica y Laura sonriò. Es producto nacional, jefecita, aunque grabado en el extranjero porque nuestros mùsicos no son profetas en su tierra. Làstima que la doña que compuso eso ya se palmò, hubiera sido de la talla de un Tchaikosvky, Eylen Castilblanco. No me diga que no la conociò, monumento de artista. No sè por què esos majes se mueren tan jóvenes. Tòmelo, jefa,còpielo o se lo copio yo?
Tomè el cd de las manos de mi secretaria y lo copiè en mi computadora. Estaba segura de nunca haber oìdo fìsicamente esa mùsica, pero me era terriblemente familiar. Quise averiguar màs sobre la autora. Me metì al Internet y casi me muero del susto al ver la colección de fotos de la artista. Era una mujer alta, de cabellos negros azabaches, ojos rasgados y enormes, y una estatura formidable. Era la mujer que habìa visto en sueños. Carajo, era tan enorme Nicaragua que yo nunca la conocì personalmente? Eylen Castilblanco , màs conocida como Eylen de Moncada, con el nombre de casada. 47 años al momento de morir después de caer en coma tras haber parido a su tercer hijo, poetisa, compositora, ex modelo publicitaria y veterinario de profesiòn habiendo estudiado en Italia. Hablaba seis idiomas, para colmo.
Entonces si yo nunca me la habìa topado en vivo y a todo color, còmo era posible que yo tuviera imàgenes de ella en mi memoria? La website que yo estaba consultando estaba elaborada por su ùnico hermano Igor, y mencionaba que el altruismo de Eylen de Moncada fue tal que dejò en su testamento la orden de que una vez que ella hubiese fallecido, sus òrganos que estuviesen en buen estado fueran donados para transplantes para salvar vidas.Lo que me extrañaba era que teniendo yugo, digo, esposo, el hombre hubiese permitido que extricaran del cuerpo de su mujer los òrganos. Cuàntas veces el finado pedìa un sinnúmero de cosas en su testamento y la familia apenas cerraban la tapa del ataùd hacìan lo que les daba la gana y hasta depredaban en patrimonio que quizàs al muerto le habìa costado tanto construir? Vi las fotos de la mujer con sus hijas, con una mandolina italiana, y curando perros y gatos en su consultorio. Era una escultura viviente. Y en ese cuerpo perfecto habìa albergado una personalidad subyugadora. Làstima que no la conocì. Habìa un listado de sus obras poèticas, opus musicales y dos curiosos libros para entender a los animales. Me hice la nota mental de comprar toda su obra que estuviera disponible. Me hubiera gustado ser su amiga.
Muerte post partum. No era eso ya una cosa del pasado? No mencionaban nada del ùtlimo hijo.
El que causò que toda una vida llena de promesas acabara en muerte.
Comprendì que mi el hecho de ser trabajòlica me habìa privado de conocer gente interesante. Lo mismo me habìa pasado con el coreògrafo Alejandro Cuadra, del ballet Macehualtz, a quien estando yo en una transnacional en ese entonces le paguè patrocinio para varios montajes mas nunca estrechè su mano. Vivìa aislada del mundo. Habìa sido un yunque, un martillo, y no sabìa apreciar las cosas pequeñas de la vida. Quizàs las que dan el sentido a las cosas grandes, dependiendo del concepto que se tenga de què es grande o pequeño. Una vez saliendo del supermercado con una enorme carretilla de vìveres, me tropecè con un hombre con la mirada màs dura que me he topado. Cai al piso y quebrè las dos cajillas de huevos que llevaba, y si no hubiera sido que mi chofer me ayudò ahì estuviera todavía cobijada con el piso de la salida del supermercado. Bañada de huevos, con la nalga derecha adolorida, el tipo solo me mirò con desprecio. El chofer me dijo que no esperase mucho de ese tipo, era el juez Salvador Moncada, quien en realidad no salvaba a nadie si no le caìa buena burrucha de reales. Era un hombre relativamente chaparro, de rostro de facciones finas como de un europeo, pero con mirada de basilisco. Lo ùnico bueno que tuve ese desgraciado fue la mujer, mascullò el chofer. Hay tipos con suerte Moncada, Moncada. Sabìa que habìa un magistrado con ese apellido, pero hasta que estaba en casa guardando los abarrotes fue que lo relacionè como el viudo de Eylen Castilblanco de Moncada. Francamente que el hombre me habìa causado malìsima impresión, y fue cuando me dije que habìa mujeres que se enamoraban de cualquier cosa y procedìan luego a arruinarse la vida casàndose contra ellas mismas, a como reìa la cantante gringa Cher. Y para colmo le genio se habìa puesto el apellido del hombre en tiempos en que las casadas podìan retener su apellido de solteras. Mal gusto, pero entre genios una encontraba toda suerte de excentricidades. O habìa sido voluntad suya el ponerse el apellido de casada..?.Con la mirada de matòn que tenìa su viudo, no era de extrañarse que hubiera ejercido presiòn para forzar a cualquiera a hacer cualquier cosa.
Logrè comprar varios de los libros cuya autora era Eylen Castilblanco de Moncada, y dos cds màs con su mùsica, la cual habìa sido grabada en Mèxico por el Cuarteto Silvestre Revueltas. Lo raro es que aunque la poesìa tuvo su lugar en mi formación acadèmica, y alguna me habìa gustado, nunca habìa sido yo aficionada a ese tipo de lecturas. Formada como historiadora en Irlanda, yo era la primera persona en llenar el puesto de canciller que estaba apta para el cargo. Por una sola vez en su vida, mi jefe el presidente habìa escogido a alguien por su capacidad y no por sus amores polìticos. Antes de mì habìan pasado tristes monolingües, un ladròn banquero aficionado que ni tamaño tenìa y no sabìa distinguir una novela de un cuento a pesar de que afirmaba haber estudiado en Harvard, un barbudo estùpido que habìa sido màs playboy fracasado y alcalde pusilànime que cualquier otra cosa, un gordinflón que al igual que el emperador romano Vitelio solo se la pasaba masticando, un homosexual retirado de la religión de quien se rumoraba que hacìa vida sexual con sus mascotas y cuyo tìtulo nobiliario era comprado, y una formidable mujer que muriò de càncer y que era legendaria por su sabiduría y valentìa. Que me estuvieran pidiendo el imposible de recuperar a San Andrès era apenas una ironía del destino, por no decir la carcajada macabra que me privò de mi corazòn original.
Y de dònde venìa esta nueva apreciación de la vida de parte mìa? Por què ni mi piel tenìa las mismas sensaciones? Ya no me gustaban las mujeres, y me encantaba la mùsica y la poesìa, por no decir los animales. El colmo fue cuando Chechenia dio a luz a unos gatitos. La pobre gata estaba atorada con el penùltimo, el cual siendo el màs robusto, le bloqueaba el canal vaginal Instintivamente supe què hacer, ya que a medianoche no iba a encontrar un solo veterinario que la atendiera. Saquè una cucharita de plata que yo habìa traìdo desde Irlanda, la hervì, le apliquè alcohol y suavemente la introduje en la gata, con gran èxito, pues no lastimè ni al gatito que venìa ni al siguiente, el cual se deslizò hacia fuera sin perjuicio para su madre. Los 5 animalitos habìan nacido, y la gata estaba bien. La vi devorar la placenta, y luego le di una opìpara comilona para que recuperase sus fuerzas.
Al dìa siguiente cuando la llevè a un veterinario, el joven mulato me dijo que habìa procedido bien y que no habìa hecho nada que èl mismo no hubiera hecho. Tiene tino con los animales, señorita Jenkins,eso es todo, me dijo sonriente, y procediò a regalarme unas muestras mèdicas de vitaminas para que se las disolviera en los alimentos a la gata. Iba saliendo con la animala en su jaulita acolchada cuando vi a un hombre entrar al consultorio del veterinario. Iba acompañado de un precioso ejemplar de Pitbull negro. El hombre, de ojos achinados y modesta estatura, me mirò con una sonrisa amable.-Què gata màs linda!
No habìa camino màs fácil hacia mi corazòn transplantado que el piropo hacia mis animales.-Acaba de parir cinco miaus pero està bien. Y su perrito?
-Rafaela, es perrita. A vacunarse, no tiene nada malo. Pero me referìa a usted como gata linda. Tiene unos ojos preciosos, iguales a los de su micifuz. Buenos dìas, canciller, mis respetos. Suerte con los colombianos.-me dijo el hombre.-Ah, perdone, soy Isao Mèndez Kurihama, el pintor.
Dos obras de este hombre habìan servido de portada para los libros de Eylen Castilblanco de Moncada.-Ah mucho gusto, yo vi sus obras hace poco en el Teatro Nacional Rubèn Darìo y en la portada de unos libros.
-Expuse en el Teatro, y las portadas de dos de los libros de la poetisa Eylen Castilblanco tienen mis obras. Usted la conociò?
-En persona no, pero he leìdo sus obras y me encanta su mùsica.-le dije al hombre mientras la enorme Pitbull me meneaba el rabo y trataba de lamerme la mano como si me hubiera conocido de toda la vida.
-Era increíble. Y esta perra era de ella, sus hijas me la dieron a mì poco después que ella muriò. Trabajè a menudo con ella. Pocas cosas me quedan de ella, pero todas valiosas. Mire lo bien que usted le ha caìdo a Rafaela. Generalmente no es tan amigable. Para ella y para mì ha sido un gusto canciller.
-Er, me gustarìa comprarle unos cuadros para mi despacho, don Isao. Esta es mi tarjeta. Cuàndo podemos hablar de negocios?-le preguntè sin saber por què necesitaba ver a este hombre de nuevo.
-En la otra semana estarè de regreso de Honduras, ya que salgo mañana hacia allà para participar en una exposición colectiva centroamericana. Yo la contactarè, señorita Jenkins. Suerte con su gata y las crìas.
El hombre entrò al consultorio veterinario y yo me montè a mi Toyotona. Puse la gata en el asiento delantero. Iba tranquilamente dormida. La llevè a casa , la saquè de la jaula y la puse junto a los gatitos.Le puse comida y le di instrucciones a mi domèstica que la observara y le pusiera màs comida cuando ella se hubiera comido todo lo que yo le dejè en el plato. Una vez en mi despacho, contestè correos electrònicos, llamadas y no parè hasta a mediodìa. No me iba a quedar tiempo de ir a la casa a comer, asì que pedì una ensalada por delivery y almorcé en mi escritorio. Puse uno de los cds de la mùsica de Eylen Castilblanco. Estaba ya tarareando el tema de uno de sus cuartetos de cuerda cuando llamò Vilmamanda. Tenìa varios dìas de no hablar con ella. Le contè del parto de mi gata pero algo me detuvo de mencionarle que conocì al pintor de origen japonès Isao Mèndez Kurihama. Mirè de reojo mi agenda para la tarde. Iba a tener una tarde muy agitada, pero necesitaba saber màs sobre el origen de mi corazòn. Como investigadora, Vilmamanda me iba a servir de mucho. Fue cuando le pedì:-Podès venir hoy a la siete de la noche a la cancillería? Necesito un trabajito confidencial y solo en vos podrìa depositar mi confianza.
Vilmamanda me dijo inmediatamente que sì. Aunque nuestra relaciòn sexual habìa concluido, seguíamos siendo entrañables amigas. Incluso, ella se habìa liado con una arquitecta unas semanas atràs, y yo me sentì aliviada y contenta por ella. Pocos minutos antes de las siete mi ex amante estaba entrando a mi despacho. Estaba màs gordita y los ojos le brillaban intensamente.-Te trata bien Cristina?
Ruborizàndose sonriò.-No estaràs celosa, Davorjanka?
-Claro que no, seguìs siendo mi mejor amiga y si vos estàs feliz, yo me siento pijuda. Es una buena muchacha Cristina y espero que ella te sepa apreciar. Bueno, sentàte. Te voy a comisionar una investigación muy delicada.
-Filtraciòn de documentos de acà?
-Eso serìa carimbada y estarìa feliz que mi perno fuera algo asì. No,Vilmamanda, es algo personal.Y peor.
-Alagranputa, me estàs alarmando!-dijo Vilmamanda sorbiendo un poco de tè helado que habìa sacado de mi refrigeradora de oficina.
-Quiero saber de dònde vino mi corazòn. A quièn le pertenecìa antes que me lo pusieran a mì allà en Cuba. Còmo fue posible que yo tuviera esta opciòn cuando aùn en paìses como Francia o estados Unidos, los pacientes mueren por falta de un órgano disponible. No creo en casualidades, Vilmamanda, y me huele raro que hubiese un corazòn en delivery, como las ensaladas que como cuando no puedo irme a la casa.
Vilmamanda estirò los pies y me mirò fijamente:-Jodido, Davorjanka , yo me imaginè que ibas a hacer preguntas. Eso hace a un buen canciller, pero,bueno…
-Sabès vos algo de esto?
-No, para serte sincera, no, y yo lo encontrè raro que hubiera una soluciòn tan inmediata a tu `problema. En realidad es lo que hubiera sido justo, ya que tu salud sufriò en funciones de estado, te dañaste en poder del gobierno y uno paga por lo que daña, si vamos a ser pragmàticos. Sos útil, independientemente que nunca se recupere la isla San Andrès. Què es lo que querès saber?
-Todo, mujer. A quièn perteneciò, còmo era la persona, en què circunstancias falleciò, còmo tuvo acceso el gobierno al corazòn. Creeràs que estoy loca, pero desde que lo tengo puesto me siento que soy una yo mejor que lo que fui, o peor, pero distinta. Tengo sensaciones, gustos y sentimientos que antes nunca los experimentè. Me siento que estoy conociendo a una extraña fascinante, iconoclasta, sensible, distinta de la mano de piedra que yo he sido toda mi vida. Hasta he conocido gente del àmbito artìstico nicaragüense que yo en mi aislamiento ni sabìa que existìa. Escuchà esa mùsica que tengo puesta. No sabìa que existìa.
-Esa mùsica es de una mujer a la cual muchos consideran una santa. Era veterinario, hasta donde yo sè, y una escultura viviente. Siempre me agradò, y siempre llevè mis animales donde ella hasta que falleciò.. Bueno. volviendo al tema, entrarè de lleno al asunto.
-Cuànto me cobraràs, mujer, porque uno trabaja para ver los reales?
-No podrìa, Davorjanka.
-Pues vas a tener que poder, porque como decìa Marx a igual pegue igual paga. Nadie vive del aire y te estoy pidiendo bastante. Asì que me mandàs el cobro por los honorarios, esto viene de mi bolsa y no del estado, porque es algo personal y pocos funcionarios separan el yo del hurto. Y en eso vos sabès como soy yo.
Vilmamanda sonriò. Esa era mi amiga. Ella sabìa que yo era honesta hasta no parecer funcionaria estatal. Casi todos eran un lote de corruptos y por eso me odiaban. - Està bien. Pero te pido un favor- me dijo.
-Què?
-No te obsesionès ,Davorjanka. Te puede hacer daño. Te lo pido en honor del gran cariño que te tengo. No quiero que sigàs sufriendo, ya has tenido suficiente.

A la semana siguiente, el pintor Isao Mèndez Kurihama me llamò. Hasta entonces, mi sobria oficina reflejaba la estupidez masculina de mi predecesor, en tonos chocolate y beige. Parecìa haber sido pintado con mierda de perro. Nunca le habìa puesto mente a mi despacho, y ahora estaba lista para redecorarlo por completo. Mi padre me sugirió que lo transformara en una especie de poza de paz azul. Sacàle provecho a los ojos, me habìa dicho con picardìa, que para algo te los puse. Siempre me gustaron los tonos azules. Azul turquesa, azul de Prusia, azul del Rìo San Juan. Conseguí unas fotos excelentes de Franco Peñalba del Rìo San Juan y las hice ampliar. Pero iba a necesitar cuadros, y para eso estaba Isao Mèndez Kurihama. Llegò ataviado todo de blanco, a como solìa andar siempre que no anduviera todo de negro. Llevò una serie de fotos de sus obras màs recientes. Le habìa ido bien en Honduras, donde habìa vendido casi todos sus cuadros a los ricachones de varias transnacionales. Era curioso que las transnacionales compraban cuadros no porque fueran artìsticamente sensisbles o conocedores del arte. Nada de eso, generalmente eran tecnoimbèciles solo interesados en sacar mayor provecho, decoradores de currìculos que deshumanizaban a sus empleados para luego escupirlos como pepitas podridas una vez que se hubieran comido la pulpa del conocimiento que el empleado tenìa. Las obras de arte adquiridas adquirìan plusvalìa una vez que el artista hubiese muerto, y las esculturas y cuadros eran bienes valiosos, inversiones. Ademàs, era buena polìtica entregar cheques de patrocinio en pùblico para hacer el bien mirando a quien, jugando a ser dioses favorecedores de los meros mortales que eran los artistas. Cuàntas veces el dinerito otorgado para reparar una estatua de Rubèn Darìo se vio manchado por un ròtulo con una estrellita como si estaban vendiendo comercialmente al Panida? A todo le ponìan el sello, y se creìan dueños del intelecto y alma de los pensantes, solo para compensar la falta de cerebro de sus ejecutivos. –Y còmo està Rafaela?-preguntè para hacerle sentir a gusto. No hay nada que una màs a dos mascotahabientes que el hablar de sus animalitos.
El pintor sonriò ampliamente.-Ay,caramba, veo que le causò gran impresión! Pues bien, señorita, bien. Y sus gatitos progresan?
-Ya abrieron los ojos, don Isao.Y pronto quebraràn todo apenas anden de bandidos. Yo lo felicito por su perra, es bella. Un tè o algo?
-Cafè.Y llàmeme Isao.
-Està bien, siempre que no me diga señorita sino Davorjanka. Si va a embellecer mi oficina no puede estar tratàndome de usted ni canciller. Tenga su cafè,Isao.
-Quìtame el usted tambièn.
Me mostrò las fotos de sus cuadros. Escogì 6 de ellas y le pedì que me llevara los cuadros. Mientras èl hablaba de los contrastes en distintos azules para las paredes, para dar un efecto acuàtico, y sobre la colocaciòn de las fotos del Rìo San Juan, me daba la sensación de haberle visto antes de la vez que me lo topè a la salida del consultorio veterinario.Le preguntè si podìa hacerse cargo de toda la decoración de mi despacho, ya que a mì me tocaba un viaje a La Haya en la semana siguiente y no podìa estar al tanto de toda la transformación..Le ofrecì, tras afirmarle que confiaba en su buen gusto, una suma respetable y dijo que sì. Me contestò que cuando volviera, estarìa listo todo. Cuando la esposa del presidente se dio cuenta que yo iba a redecorar el despacho, se puso hecha un basilisco. Por una vez, el presidente se calzò los pantalones y le dijo que no estuviera jodiendo, que era una suerte tenerme viva después de todo lo que me pasò, y que si para estar contenta yo iba a tener que gastar plata, era una inversiòn y no me iba a perder por estar yo afligida en una oficina que mas bien daba vergüenza. Esas paredes cafès parecen mierda de gallina y la Davorjanka debe parecer mona huelièndose la mano hasta que se muera de aflicción, fueron las palabras textuales segùn me reportò alguien que laboraba con la pareja presidencial.
Al regreso de La Haya, tuve varias sorpresas. Primero que nada muchos de mis adornos habìa sido rotos por los primeros pasos de los hijos de mi gata Chechenia. Mi entrada a mi despacho fue una sorpresa muy agradable. Fue como meterse en una poza azul reconfortante. El pintor habìa hecho una labor excelente y solo entrar a mi oficina era algo tranquilizante. Confirmè si su pago habìa salido y me di cuenta que cuando la gata anda fuera los ratones juegan. Tras unos gritos bien dados, el cheque del artista se puso en marcha. Asì era en el estado. Por eso nos decìan el mal estado.Una vez que hube firmado el cheque de Isao Mèndez Kurihama procedì a llamarlo personalmente. Tenìa deseos enormes de verlo, ya que le habìa traìdo un regalo de Holanda. Un caballete que fuese propieda del gran pintor flamenco Jan Vermeer habìa sido descubierto por mì en una tienda de antigüedades y procedì a comprarlo. Un talentoso merecìa algo de otro talentoso.
El corazòn me dio un salto al ver entrar al pintor a mi despacho. Era como si lo estuviera reconociendo. Primero le preguntè por Rafaela. Luego le entreguè su cheque y posteriormente el regalo. El hombre no sabìa què decir. Le mencionè lo precioso que habìa quedado mi despacho y que habìa hecho contacto con algunos artistas holandeses que estaban interesados en conocerle.
Fue cuando me dijo que no sabìa por què pero yo le parecìa tan familiar, tan conocida, y por eso se sentìa còmodo conmigo. Quedamos en estar en contacto siempre.
Atendí varios asuntos de estado y ya me alistaba para irme a casa cuando mi secretaria me dijo que Vilmamanda me esperaba.
Le entreguè a mi amiga el regalo que le habìa traìdo de La Haya, y ella me dijo que ya tenìa bastante material investigado sobre lo que yo le habìa pedido. Pero nunca me habria de imaginar lo espeluznante que me serìa saber còmo mi corazòn habìa llegado hasta mì.
Debì haber sospechado que era algo gordo lo que traìa Vilmamanda al sentir su mejilla helada cuando la saludè. Puso ante mì el original de todas sus investigaciones hasta la fecha, y me explicò lo difícil que habìa sido acopiar todos los datos. En primer lugar, era difícil vadear la atención del juez salvador Moncada. Dado que era parte de la Corte Suprema de Justicia tenìa inmunidad. Se creìa un dios. Viudo, no habìa querido casarse de nuevo aunque tenìa tres amantes, dos de las cuales databan desde en vida de su esposa Eylen Castilblanco. Si bien era cierto que la corte le garantizaba regalìas y un buen salario, no encajaba su ingreso regular con el tipo de vida que llevaba. Ademàs, se habìa traìdo a su mamà desde Bocana de Paiwas, de donde era oriunda la rama materna de su familia, y la habìa instalado con un minisuper en Managua. Sus hermanos Ramòn, Dalia, Katrina, Yamiletta y Francisca todas ahora lucìan buenas ropas y sin trabajar ni tener maridos a quien despeluzar, se daban la gran vida. Ramòn Moncada tenìa una licorerìa y en el traspatio de la enorme casa en el Barrio Santa Rosa habìa un burdel refinado donde universitarias llegaban a ejercer el oficio màs viejo del mundo. Las dos niñas del matrimonio de Salvador Moncada con Eylen Castilblanco ya iban a la universidad, una estudiante de ingenierìa y la otra de medicina. Los tres bastardos que Salvador Moncada habìa tenido con una ex meretriz llamada Claudia vivìan en una casa en Ciudad Jardìn, dedicados a la vida pachà.Solo uno de ellos estudiaba. De dònde tanto dinero? El seguro de vida que la veterinario habìa tomado 4 años antes de su muerte no les habìa pagado màs que 50 mil dòlares a la muerte de èsta. Salvador Moncada debiò haber sido un genio de las finanzas para hacer rendir los 50 mil dòlares de tal forma que toda su familia inmediata llevara vida de reyes. Juana y Eylen Janelle, las hijas del matrimonio, iban ambas a universidades estatales y no aparentaban lujo alguno. Y el varòn, el chiquito que le costò la vida a Eylen Castilblanco? Nadie hablaba nadie de èl. Era obvio que no vivìa con ellos. Què habìa sido de èl?
Era obvio que mi corazòn habìa sido el que la artista llevò puesto desde que naciò. Yo vivìa gracias a su muerte. Pero còmo habìa sido su muerte? La versión oficial era que ella, en el octavo mes de gestaciòn, se habìa caìdo en el patio de su casa y la habìan llevado de emergencia a parir. Una raquìdea mal administrada la dejò inmóvil de la cintura para abajo, y el niño habìa sido extraìdo muerto. Pero nunca apareciò cadáver del bebè. Salvador Moncada la habìa convencido, a pocos dìas del parto, que no podìa quedarse minusvàlida y se concertò una cita con un neurocirujano para que la operasen de la columna y volviera a caminar. Fue durante esa intervención que algo saliò mal y la mujer nunca despertò del coma. Los mèdicos dijeron que combinando la depresiòn por la muerte del bebè y la deteriorada salud debido a que una señora de 47 años no debiò haber parido de nuevo, no habìa esperanzas de nada. Tras 3 meses en coma, yaciendo como una santa blanca y exangue en su cama de hospital, Salvador Moncada convenciò a sus hijas de que la mejor manera de honrar la vida de su madrecita era darle una eutanasia inmediata, una muerte digna ya que ella jamàs hubiera querido vivir hecha vegetal. Recordando que ella en su testamento en el cual legaba la clìnica a su sobrino Roberto, ella misma solicitaba que sus òrganos útiles fueran donados para salvar otras vidas, los galenos mismos que la atendieron procedieron a extricarle las partes que podìan ser recicladas en otros cuerpos y el resto del cadáver fue cremado.Las cenizas habìan sido depositadas desde un helicóptero militar sobre las aguas del Rìo San Juan por sus hijas Juana y Eylen Janelle, quienes se habìan negado a permitir que sus hermanastros bastardos fueran con ellas en lo que consideraban algo personal y privado entre ellas y su mamà.

Cabos sueltos? Carajo si habìan demasiados! Fue lo primero que pensè. Comencè a hacerle preguntas a mi amiga detective. Còmo era la relaciòn entre Salvador Moncada, quien era un perfecto corrupto y tenìa fama de tener nexos con el narcotráfico, y la gentil veterinaria? Habìan aceptado los familiares de Salvador Moncada su sùbita boda hace 18 años con la ex modelo convertida en veterinario? Dònde estaba el bebè varòn que legítimamente debìa llevar el apellido Moncada? Supuestamente habìa sido enterrado hasta en la Bocana de Paiwas. Le dije a Vilmamanda que buscara la tumba del bebè allà, y si posible que comprase una orden para poder exhumar a la criatura y practicarle un examen de ADN. Si iba a lidiar con corruptos, tendrìa que ensuciarme yo tambièn usando sus mismos mètodos? Por què Salvador Moncada, quien era conocido como tacaño, invirtiò casi 900 dòlares en cremar el cuerpo de su mujer después que le extricaron los òrganos para transplante? Y esos òrganos, dònde habìan ido a dar? Bueno, del corazòn ya tenìa el paradero debajo de mi propio escote, pero los dos riñoñes, el hìgado, las còrneas, el páncreas,
Y hasta la investigación arrojò que los òvulos habìan sido extraìdos para ser congelados…d+ònde estaban? No me imagino a Salvador Moncada de filántropo donando esos òrganos ya que en muchos lados, valìan casi oro en polvo. Hace poco habìa leìdo que en una población rural de Pakistàn, casi todos los adultos tenìan un solo riñòn pues el otro lo habìan vendido al tràfico ilegal de òrganos para paliar su extrema pobreza. Era extraño. El juez debiò haber percibido una sonora cantidad por cada uno de los òrganos. Incluso podrìa ser que el mismo corazòn que yo recibì fuera comprado en megadòlares.
-No sè si hice bien en hacerte caso-oì decir en voz angustiada a Vilmamanda.-Mirà còmo te has puesto, te va a hacer daño, Davorjanka.Ya nada podès hacer. Y estàs viva! Miràle el lado bueno al asunto!
Me sentè en el enorme sofà turquesa que era parte de la nueva decoración hecha por Isao Mèndez Kurihama.-No tendrè paz hasta que sepa todo lo relacionado a Eylen Castilblanco. Me huele que estaba casada con un monstruo y no saberlo a tiempo le costò la vida. Còmo pudo ese maldito juez acabar con un ser tan gentil, amable y tan bien dotado? Que yo estè viva a causa de la atrocidad cometida con esa mujer solo me compromete a llegar a fondo en la investigación.
-Pero què màs querès saber, Davorjanka?
-Cuàl era el mòvil del marido y su familia para acabar con Eylen? Es obvio que muchas suegras y cuñados odian a la esposa de su familiar, pero imaginàte si cada familia inconforme matara a la nuera o la cuñada indeseada, ya no habrìamos mujeres en el mundo! Mi madre siempre odiò a las mujeres que estuvieron conmigo, particularmente a vos. Pero jamàs te hubiera tocado un pelo de la cabeza. Seamos realistas. No solo los Moncada odiaban a Eylen, sino que habìa algo que los motivò a llevar su odio hasta las ùltimas consecuencias.
-Listà las preguntas para ver si te las puedo contestar ya o si debo investigar màs a fondo. Porque es obvio que vas a seguir indagando, conmigo o sin mì, porque cuando se te mete algo en la cabeza quièn te aguanta. Ojalà tuvieras esa misma ceguera para pelear con los colombianos, pero tu corazòn no està en San Andrès.Y si yo te digo que no sigo indagando me odiaràs a mì, un lujo que no me puedo dar, Davorjanka.
-Primero que nada, sabìa que podrìa contar con vos. Gracias. Bueno, he aquì las preguntas que me vienen a la cabeza en este momento: què motivò a los Moncada a acabar con la mujer? Tenìan garantìa que quedarìan impunes? Quiènes fueron los mèdicos que participaron en esto? Hay un expediente mèdico, o deberìa haber en los archivos del hospital donde le administraron la eutanasia, que fue ahí mismo donde pariò y donde la operaron de la columna. Quiero verlo. Con quiènes tuvo una mayor relaciòn de trabajo o afectiva Eylen durante el embarazo que le costò la vida? Porque la debe haber tenido, si en su casa el marido le hiciera la vida imposible al alguien lo lògico es que busque consuelo por otro lado. Y el bebè? Quièn fue el ginecòlogo que la atendiò?Venìa normal ese bebè?De veras muriò poco después de nacido, durante el parto, o què…?Muriò, en resumen Eyelen, o la murieron?-
Vilmamanda palideciò visiblemente antes de decirme:-Ay Davorjanka, cuando te obsesionàs con algo sos un peligro. Si te oyera el juez Moncada lo que estàs pensando te mete una demanda por injurias y calumnias, intromisión en la privacidad de su familia, te despoja de la inmunidad que conlleva tu cargo de canciller de la repùblica y sepa Judas cuàntas cosas màs. El se ha volado màs comisionados de la policía que la guillotina en tiempos del terror en Francia. Ha sacado libres a asesinos que se han encontrado con la pistola humeante en la mano, y ahì està libre por orden suya hasta el uxoricida que acabò con su mujer embarazada y luego matò a los 4 chavalos, el que saliò en los periòdicos hace unos meses atràs. Pero bien, todo sea por tu paz, ahí vamos a tratar de responder todas esas preguntas para los cuales aùn no tengo respuesta concreta. Bueno, tengo bastante tarea en casa que me has dejado, y Cristina se debe estar preguntando por dònde ando.
Me levantè del sofà y abracè a mi amiga.-No sabès cuànto te agradezco tu apoyo, y te lo remunerarè muy bien tambièn. Es muy necesario para mi paz mental saberlo todo, y asì poder explicar todas las cosas que me estàn sucediendo. Gracias, Vilmamanda. Andàte tranquila, que no harè ninguna locura. Voy a ir a visitar a mi padre de inmediato.
Mi padre estaba a punto de comerse unos tallarines con abundante tocino ,crema y queso cuando lleguè a verlo. Tocino y crema, carajo, dos cosas prohibidas por los doctores después de mi operación.. Sus ojos azules chispearon con malicia, y me dijo:-Te hace màs daño privarte de todo este colesterol que comerlo. Venì, hay suficiente para ambos. Ademàs, estàs tan flaca que si no fuera por los ojos y las tetas, serìas invisible, hijita.
Sucumbì ante la tentaciòn y admitì que mi padre como cocinero seguìa siendo excelente. Iba a probarlo ahora como confesor. Entre una almíbar de toronjas y el cafè irlandès, me vì a mì misma con los calzones de mis temores a los pies, soltando toda la tripa macerada de miedo que andaba adentro. Mi papà me escuchaba atentamente pero sin sorprenderse. Encontrò lògicos mis resquemores y me advirtió que meterse con el juez Moncada era una aventura de mayor monto, ya que èl lo conocìa muy bien. Mi padre tenìa un pequeño negocio de computadoras y hace unos meses el juez habìa llegado a solicitar sus servicios.
-Eso nunca me lo habìas contado!-reclamè.
-Ve`que de a verga sos vos, hija. Acaso me lo habìas preguntado en primer lugar? Estabas tan metida en tus rollos y lìos, que redecorar la chancillería o por lo menos el despacho, que lo de San Andrès, que aquella reuniòn en Costa Rica por lo de los guardias ticos navegando armados por nuestro rìo…y luego el viaje a La Haya, y por cierto que gracias por el regalo que me trajiste. Hasta ahora que tuviste un tuquito de tiempo para darle al hombre de tu vida.
-Tenès razòn, papi.Disculpame.
-Pues el maldito jurista èse vino a verme hace unos meses. Yo estaba almorzando y el hijueputa comenzò a vociferarle a la Erlinda que èl precisaba atención en ese momento, que no mañana y mi asistente que vos sabès que es bien miedosa me fue a sacar de mi oficinita a medio comer yo. El tipo andaba en su camioneta un CPU y me contò que no tenìa la contraseña para acceder a los documentos ahì metidos, y le urgìa sacarlos porque los necesitaba para anteayer.Me dijo que el CPU era suyo pero que habìa olvidado la contraseña para acceder a los archivos contenidos ahì adentro, algo que me pareciò un cuento chino.Sabiendo la mala fama que tiene el juez me supuse que era un CPU robado y que en èl habìa evidencia para ganar o perder un juicio. Le cobrè de adelantado y èl insistiò en estar presente a la hora que se abriera el CPU. Cuando lo abrimos junto a uno de mis tècnicos, el tipo no podìa contenerse. Era un genuino energùmeno, y golpeaba un puño contra la palma de la otra mano y no cesaba de repetir la puta, la muy putanga, la gran putorra perdida, la muy puta negritilla, toda negra para perdida y playo, yo sabìa, la desgraciada,y ese malditazo samurai de mentira, el muy maldito, las van a pagar, esto no me lo quedo asì… y otros insultos. El tècnico estaba espeluznado de oirlo conforme iban sacando archivos. Eran poemas, fotos de unas pinturas, y fotos de una mujer preciosa en estado de embarazo ademàs de un montòn de expedientes de perros, gatos, loras,cobayos, toda suerte de mascotas.. Le reconfiguramos con otra contraseña el CPU y el tipo pagò de inmediato y se llevò el CPU. Posteriormente vi en un periòdico una nota sobre la mujer que aparecìa en las fotos en el CPU, y era respecto a que ella y un pintor iban a sacar un catàlogo de pinturas acompañadas de los poemas de ella. Era Eylen Castilblanco de Moncada, la esposa del roñoso juez que me vino a buscar para lo del CPU. Supongo que era otro caso màs de un marido celoso buscando pruebas contra la esposa, y el CPU lo màs seguro era que fuera el de ella. Pero como el juez consideraba que la ley estaba de su parte, o aunque no lo estuviera en nuestra sociedad nos arrogamos el derecho de reìr ante los pecadillos de un marido bandidìn y picarìn pero a la mujer la llamamos puta por buscar solaz cuando el marido no le sirve ni para aquello que te contè.
-Yo ando el corazòn de Eylen, papà. Y no sè còmo acabò en mì y bajo què circunstancias. La duda no me deja vivir. Vilmamanda ya anda profundizando la investigación.
-Ese Moncada me parece mala calaña, àndense con cuidado las dos. Y sospecho que si hubo el chance tan oportuno que el gobierno te consiguiera el corazòn, algo turbio puede andar por ahì.Ya sabès que nunca he sido partidario de este gobierno, no votè por ellos a como me consta que no votaste vos, pero bueno…hay tantas cosas qwue uno puede hacer que son censurables o no dependiendo del cristal con que se miren. Lo ùnico, yo agradezco que estès viva, aunque un poco flaca y distinta a lo que eras, pero incluso no sè si la Davorjanka que sos ahora me agrada màs que la que eras. Ahí me dispensàs mi sinceridad.
No aceptè el ofrecimiento de mi padre de quedarme a dormir, y le dije que a Chechenia y Montenegro, junto con los 5 gatitos de ambos, les encantaba dormir conmigo en la enorme cama. El me despidiò aduciendo que era mi nuevo corazòn de veterinaria enamorada de las criaturas lo que me llevaba a casa. En efecto, al llegar a la casa mis miàcidos y los dos perritos salieron a recibirme. Les di de comer y luego la familia entera de gatos me acompañò al lecho.Pude dormirme de inmediato, pues me sentìa que iba en camino hacia esclarecer muchas cosas que me habìan enturbiado la existencia.

El haberme dormido con una sonrisa en los labios no aportò mucho para que no tuviera pesadillas. Serìa la carga de colesterol en la comida con mi padre, o el hecho que Vilmamanda me hubiera presentado tantas pruebas horas antes, pero soñè cosas horribles. Veìa a Eylen Castilblanco de Moncada atada a una mesa de operaciones, no en coma, sino consciente. Unos bultos negros como ahuizotes la rodeaban, ademàs de 4 figuras de blanco que no lograba distinguir màs que como los mèdicos. Con unos enormes cuchillos de los que usan los carniceros, habìan abierto el vientre y el pecho de la hermosa mujer, y en bolsas plàsticas echaban sus òrganos mientras los bultos negros se reìan y comentaban entre sì en lenguaje vernàculo cosas como nos vamos a chinear con ella, esto es la papa gorda, asì las va a pagar la perra que se creìa mejor que nosotros solo porque venìa de familia de reales y hablaba varios idiomas y se las daba de jabòn de olor, Alejandro el puño que era la chancha, no nos querìa y le tenìamos que rogar que nos aceptara y miràla ahora como chancho destazado, asì la querìamos ver. No se preocupe doctor que le vamos a alivianar bien tuani con su tajada, pero Cayetano es buen muchacho verdà doctor, chitòn o les pasamos la cuenta a machete a usted tambièn, ya lo chopeteamos y lo dejamos con la cara chomporoca si anda con mates turbios. Aqui es comer y comamos. Por estos tucos nos van a dar un rialero,una catisumbada de lapas verdes, parece mentira..
Me despertè dando gritos y azotando el aire con una de las almohadas mientras los gatos me miraban como si hubieran visto a un loco salir del manicomio en direcciòn de ellos. Deben haberse reìdo de mì mis pobres micifuces. Pero no era de risa, hasta que me vì en el espejo del tocador y comprendì que si no fuera algo tan patètico estaba sinceramente risible. El pelo rojo estaba parado como peinado de rockero punk, los ojos azules desorbitados, el maquillaje corrido como cara de Marcel Marceau, y un seno salièndose del camisón con calcomanía de Pikachu. Un ataque de risa me sacudiò. Era mejor reir que llorar. Me metì a la ducha seguida por los siete gatos, quienes deben de haber considerado el meterme bajo el agua como señal inequìvoca de mal gusto y locura.Los gatos salieron corriendo despavoridos apenas abrì el chorro. Eran las siete de la mañana. Jamàs habìa llegado tan tarde a ninguna oficina, y menos siendo canciller.
Tenìa apenas unos minutos de haber llegado cuando mi secretaria me anunciò que tenìa una visita. Con la agenda que tenìa para hoy con una reuniòn con el titular de migración y extranjerìa, quien a vista y paciencia habìa nacionalizado sin vaso ni agua ni sal de frutas Epson a 50 chinitos que ni hablaban español ni conocìan quièn era Sandino, lo que menos precisaba era una interrupción del flujo del dìa. Le dije que pasara al visitante y aùn estaba buscando unos archivos en mi computadora cuando oì la voz que jamàs dejarìa de reconocer.
-Casi no me recibìs, Davorjanka, verdad?
Como un reflejo, el corazòn me hizo un triple salto mortal, se alojò primero detràs de un seno, luego por el otro, y se sentò detràs de mi escote.-Isao. Tengo un dìa de locos, tuve pesadillas anoche como consecuencia de actos inmencionables de chancherìa colesteròlica que cometì con mi padre, vine tarde, mis gatos me dictaminaron loca de cuidado, y tengo que boxear con sinvergüenzas dentro de unos minutos, pero siempre debo tener tiempo para vos. Y Rafaela?
El pintor sonriò ampliamente.-Sos una mujer en pos de mi corazòn. La señora Rafaela està encinta, y espero que corra mejor suerte que su anterior dueña con la panza.
-Rafaela…?
-Era la perra de la mujer màs perfecta que ha existido. Vos la conocès a travès de sus fotos, escritos, y mùsica. Cuando Eylen se cayò en la escalera en su traspatio, pegò la cabeza con una maceta y perdiò el conocimiento.Cayò en la pileta de los gansos y se hubiera ahogado si Rafaela no la saca a remolque de la pileta, y asì salvò a Eylen y al niño que andaba adentro. El parto se precipitò, pero sin Rafaela la mujer inconsciente se hubiera ahogado en esa pileta de nenúfares que tanto le gustaba. De ahì la llevaron al hospital, que fue donde le aplicaron la fatìdica raquìdea que la dejò en silla de ruedas después del parto.
Me sentè al lado del pintor en el sofà. Era obvio que se conmovìa al hablar de Eylen Castilblanco. Què habìa sido la mujer para èl.? Tomè sus manos heladas entre las mìas.-El niño que tuvo Eylen a sus 47 años, de veras muriò?
-Esa es la versión oficial. Estamos en un paìs de versiones, y lamento decìrtelo a vos que sos parte del aparataje estatal. Nadie confiesa haberlo visto. Cuando ella saliò embarazada le parecìa mentira. Estàbamos trabajando juntos en un catàlogo de obras mìas que iban comentadas por ella, y llevaba algunos de sus poemas. El marido desconfiaba intensamente de ella conmigo, y tengo que admitir que era difícil trabajar con ella y no infatuarse. Nadie esperaba que ella tuviera màs hijos, ya que el nacimiento de su segunda hija Eylen Janelle la habìa dejado bastante maltratada. Todos los hijos de Moncada, tanto habidos con ella como con la otra mujer antes de casarse, se burlaban de ella. Decìan que era una vieja calzones calientes que no le daba vergüenza salir encinta cuando debìa ya estar criando nietos. Comprendo que muchas hijas sienten celos cuando la madre es bella y extraordinaria y una figura como Eylen, pero creo que las niñas se portaron mal con ella durante la gestaciòn. Claro, ahora les debe haber quedado remordimiento.
Mirè de reojo mi reloj de pulsera. El titular de migración y extranjerìa no tardarìa en venir.-Isao, yo tengo demasiadas cosas que hablar con vos. No solo como canciller, ya que vamos a redecorar todo el auditorio y el salòn de ceremonias. Quiero saber màs de Eylen, cuyo corazòn te confieso que llevo. Pero en breve vendrà un funcionario con quien tengo que discutir cosas muy delicadas y…
-Te puedo ver mañana a esta hora? Yo entiendo que el tiempo te aprieta…Dejarè mi propuesta para las obras a realizar aquì. para que la veas apenas tengas un poco de tiempo. Y no creàs, yo ya sospechaba algo de quièn fue tu donante. Ella hablaba a menudo que cuando muriese, si no morìa de algo infeccioso, dejarìa todo lo útil para salvar vidas. En realidad Eylen tenìa un corazòn de oro, que es lo que ahora vos tenès. Bueno, te dejo .Mañana a las 8 y media acà, bien?
El pintor se levantò, dejàndome un inmenso fólder con sus planes, tras darme un beso en la mejilla. Ese era el clavo de ser funcionaria. Uno se quedaba masticando un montòn de palabras en la boca, como chicle, sin poder ni tragar ni escupir porque te estaban esperando, te estaban viendo, te estaban juzgando. Fue cuando me percatè de que estaba pensando, me alegro cuando lo veo.

Esa noche soñè con el bebè de Eylen Castilblanco. Era moreno, redondito y precioso. No lloraba,solo hacìa unos ruiditos como de paloma llamando a la pareja. No fue una pesadilla propiamente. Solo lo veìa en un tibio moisés, con el pelo lacio de su madre, moviendo los bracitos como si quisiera que alguien lo cargara. En mi sueño el bebè ya tenìa varios meses y los primeros dientecitos ya habìan brotado para adornarle la sonrisa. Apenas me despertè llamè a mi padre.Yo sè que era una groserìa despertar al viejo a las 2 de la mañana, pero si no hablaba con alguien no iba a poderme dormir de nuevo. Le contè del sueño y no se alarmò. Me dijo que los irlandeses como su papà a menudo hablaban de algo que llamaban the Sight, o el poder de tener presagios visuales. El lo tenìa, y era lògico que yo lo hubiese heredado, a pesar de que no creìa en nada y era atea convencida. Me contò en su voz somnolienta que èl habìa indagado algo después de la ùltima noche que me vio. El marido de Eylen en una ocasión en que ella llegò a verle a la Corte Suprema la habìa increpado con acusaciones de adulterio. Afirmò delante de varios funcionarios del poder judicial que la barriga que tenìa Eylen no era suya, y la amenazò que apenas lo pariera se lo iba a quitar para darlo en adopción. Gritando como un ogro enrabiecido, le habìa vociferado que la iba a repudiar, despojarla de todo incluso del hijo y la dejarìa en desgracia porque eso no se iba a quedar asì. Luego le ordenò a los guardas de seguridad que jamàs dejaran pasar a su esposa hacia sus oficinas, porque èl no recibìa a rameras. Eylen sencillamente le ripostò que en el pasado sì habìa tenido muchas rameras, comenzando por la madre de sus tres bastardos, y que a lo largo de 18 años de suplicio matrimonial, èl habìa sido infiel hasta por Internet. Acto seguido, habìa salido como bòlido en su Volkswagen negro pero satisfecha que por fin habìa tenido el coraje de decirle en su cara todo lo horrible que opinaba de èl. Para colmo unos vecinos de Eylen y su marido habìan presenciado la caìda de Eylen desde la escalera en el traspatio. La escalera no se habìa resbalado.
Mayela, una de las criadas que trabajaba en la casa de Eylen, era ahijada del juez Moncada, y pariente lejana pues un primo del juez la habìa engendrado fuera de la cobija matrimonial con una vivandera del mercado Oriental. La muchacha de 19 años no ostentaba muchas luces, y era evangèlica fanàtica. El pastor que la enamoraba le decìa que si mataba a un ateo Jehová le favorecerìa, y esa idea la habìa comentado con la madre del juez, quien pertenecìa a una iglesia pentecostal y le encantaba revolcarse por el piso haciendo ruidos onomatopèyicos. La madre delpadrino le habìa reforzado la idea que matar a un ateo era ganarse la complacencia de Dios, y como a Mayela le habìa ido muy mal en el amor, creyò que asì se granjearìa el amor del altìsimo.Eylen era atea, y nunca le habìa gustado. Mayela aunque no era muy brillante
habìa tenido la astucia de aprovecharr al juez por su parentesco, y pudo conseguir que la empleara como domèstica. Obviamente, era fieramente leal a su padrino, y cuando Eylen se subiò a cortar unos mangos al traspatio, ella aprovechò que nadie habìa a la vista para jalarle la escalera y provocar la caìda de la mujer. Fingiendo tropezar mientras metìa la ropa lavada, Mayela tumbò la escalera donde estaba la embarazada y asì Eylen se precipitò a la pileta de los gansos. Yo iba de asombro en asombro. Còmo podìa alguien merecer tanto odio, escarnio y envidia? Porque era obvio que el juez se sentìa muy inferior en categoría a su mujer.
Cuando amaneciò, me vestì y desayunè raudamente. Hoy iba a llegar el pintor a hablar conmigo. Ahì estaba otro misterio. Què habìa sido la difunta para èl? Fue una pastilla amarga a tragar, pero me sentì celosa del afecto que el artista manifestaba por la dueña original de mi corazòn. Era solo eso lo que le atraìa al pintor de mì, o mi posición vetajosa de canciller? Sabìa èl que siempre me habìan gustado las mujeres? Yo nunca habìa salido del closet como lesbiana pues en mi posición era un riesgo demasiado grande. Muchos se preguntaban por què siendo a como era yo seguìa soltera y sin hijos. Nunca habìa sentido màs que amistad por los hombres. Técnicamente era virgen a mis casi cuarenta años de edad. Pero veìa a Isao Mèndez Kurihama y me ponìa alegre. No era solo porque me gustaban los cuadros que pintaba, su sentido del color, o que fuera fuente para dar con llos detalles de la mujer a quien le debìa la vida.
Cuando el pintor llegò a mi despacho, entramos en tema de negocios tras mi habitual pregunta de còmo estaba Rafaela. Aprobè integralmente los planes del pintor para redecorar las dos grandes areas de la chancillería y firmè un contrato formal para que no hubiese tropiezos con su obra y pago.
Sacamos juntos el costo del presupuesto para llevar a cabo la remodelación y le dije que sacarìamos un adelanto para pagar por los materiales que precisarìa èl para iniciar. Una vez que dejamos todo en orden para la remodelación, Isao Mèndez Kurihama me tomò la barbilla con una mano y me dijo:-Ojeras otra vez,Davorjanka.
Le contè el sueño del bebè, y la larga conversación de madrugada con mi papà. Le dije que estaba obsesionada con Eylen y èl me confesò que esa era una adicciòn fácil de pescar pues èl sabìa de lo que le estaba hablando. Con mucho tacto me preguntò si era una infatuación retrospectiva, si me gustaba como mujer, o que si estaba sencillamente obsesionada solo por el hecho fìsico que llevaba su corazòn. Yo estaba clara que de haber conocido a Eylen no la hubiera llevado a la cama, ni creo que la mujer hubiera tenido inclinación de complacer a la lesbiana que era yo antes del transplante.
Pero me parecìa una soberana tragedia lo que le habìa acontecido, estar lista para parir al varoncito que tanto ansiò y no vivir ni para gozarlo ni para llorarlo en caso que de veras el nene se hubiera muerto. No imaginaba còmo pudo vivir rodeada de gente tan mezquina, malèvola, ignorante y pendenciera como su marido y la familia de èste. Y las hijas que tuvo con el juez, en què mundo vivìan que ellas mismas habìan sido quienes desconectaron la màquina que mantenìa con vida en su estado de coma a la mujer, creyendo que le hacìan un bien y que asì respetaban sus derechos a una muerte digna? Quien habìa garantizado que la mujer jamàs saldrìa del coma?O era màs conveniente que nunca saliera del estado de coma, para que no denunciara a Mayela, para que quedaran impunes los insultos del marido acusàndola de haber tenido al hijo con otro hombre?
Isao me confesò que la habìa amado, en todo el sentido de la palabra. Y de hecho tambièn. Era suyo el hijo? Le confesè que estaba indagando sobre la muerte de Eylen. Me recordò la frase del filòsofo inglès Alexander Pope en cuanto a que la justicia era una telaraña a travès de la cual los pàjaros grandes volaban impunes pero las moscas chiquitas se quedaban pegadas en ella. Le expliquè en detalles còmo mi percepción del mundo habìa cambiado, que ya no era la misma, que ahora yo escribìa sonetos y hasta composiciones, que de repente sabìa tocar la mandolina y la guitarra sin haber tenido una sola lecciòn de mùsica, y que ya no me gustaban las mujeres.
Unas làgrimas convulsivas atacaron el rostro moreno del pintor. Nunca la habìa podido llorar y menos en pùblico. Se sentìa culpable hasta cierto punto de su muerte. Pero no estaba seguro cien por ciento si el niño que habìa parido Eylen era de èl. Dudaba que fuera del marido, porque afirmaba que hubiera sido una aberración que Eylen hubiera vuelto al lecho del esposo tras tantos agravios, golpes e injusticias contra ella. Estaba seguro que ella jamàs hubiera ido al lecho con otro hombre que no fuese èl. Me amaba, Davorjanka, nunca me lo decìa pero apenas me miraba era como que prendìan los fuegos artificiales en la Plaza de la Concordia en Parìs en un 14 de julio. Una de sus hijas me visitò cuando ella ya estaba en coma y me dio a Rafaela, decìa que Mayela la querìa envenenar porque la perra habìa sido quien rescatò a su madre cuando cayò en la pila de los gansos. Eylen Janelle no querìa que mataran a la perra. Incluso el juez le decìa a sus amistades que la perra habìa sido quien presa de un ataque de locura habìa botado la escalera donde Eylen estaba cortando mangos. Al niño lo dieron por nacido muerto. Dieron òrdenes de no dejar pasar a nadie que no fuera el juez y la familia inmediata de èl después que anunciaron que el niño habìa muerto. Nunca pude verla una vez que la metieron al hospital. No pudo terminar dos cuartetos de cuerda en los que estaba trabajando. Los salvajes de la familia del juez decìan que era mùsica para muertos eso de componer mùsica clàsica, que ella si iba a hacer mùsica que la hiciera de verdad, como la de Vicente Fernàndez, los Tigres del Norte o los Alegres de Ticuantepe. Esa gente es un atropello contra la vida misma, y tan bien que les fue con la muerte de ella. Ahora son una trenada de burros con reales.
Una vez que el pintor se secò las làgrimas, me pidiò que lo recibiera en la intimidad de mi casa. En realidad, iba a salir con los ojos hinchados tapados por unos Rayban lujosos, pero de todas formas no faltarìa quien se preguntase què le hizo la odiosa tiesa de la canciller al pobre artista para que èste saliera con la cara como sapo. Seguro que no le quiso pagar, dirìan los que siempre especulaban. En realidad, era mejor lo que èl proponìa.
Sintièndome atolondrada, me puse a trabajar una vez que el pintor se largò. Retomè los documentos sobre el caso de San Andrès. El 13 de diciembre de 2007 la Corte Internacional de Justicia de La Haya habìa dado su fallo oficial sobre las excepciones preliminares de Colombia. En dicha declaración, la CJI estableció que el Tratado de 1928 y el Protocolo de 1930, al cual yo llamaba entre dientes el Protoculo del Entreguismo, eran válidos y que por lo tanto la soberanía de Colombia sobre las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina eran incuestionables, porque el caso estaba cerrado, no existiendo una querella judicial al respecto. Ahì estàbamos fritos, listos y peinados de moña.
Sin embargo en mi ùltimo viaje a La Haya ,me habìan reiterado las autoridades de la corte que en cambio sí está abierta la querella sobre la soberanía de los Cayos Roncador, Serrana y Quitasueños, los cuales no están incluidos dentro del Tratado de 1928 por haber estado entonces en querella entre Colombia y Estados Unidos. También permanecìa abierta la querella sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas entre los dos países. La decisión de la Corte fue celebrada por las dos naciones: por Colombia porque vio confirmada su soberanía tradicional sobre sus islas y por Nicaragua porque vimos abiertas las posibilidades de ampliar sus fronteras marítimas. El presidente Álvaro Uribe declaró que Colombia seguirìa ejerciendo su soberanía sobre los Cayos porque el país tiene documentos históricos legales que acreditan a Colombia como el país al cual pertenecen, así como principios judiciales sólidos que establecen el meridiano 82 de Greenwich como la frontera entre ambas naciones.. Por su parte, Daniel Ortega en un momento en que su esposa le dejò abrir la boca invitó al gobierno colombiano a acatar la decisión de la Corte y ahì estaba yo como canciller metida en el meollo del asunto.. Para algunos analistas de ambos países, el tema sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas y la soberanía sobre los Cayos Roncador, Serrana y Quitasueños podrìa ser resuelto en negociaciones directas entre los dos países sin necesidad de acudir a la Corte, pero yo ya estaba hasta los callos de mis pies con esa carimbada, y encima me caìa atuto indagar para mi paz mental còmo habìa logrado el gobierno que el corazòn de una mujer tan extraordinaria llegara a aterrizar si vaso ni cuchara directo a mi pecho porque me consideraban la maga que iba a rescatar los tres islotes rocosos y por alguna maniobra brujil el mismito San Andrès que ya era caso oleado y santoleado. Apartè de mì los documentos. Recordè una trnsmisiòn televisiva enla dècada de los 80, cuando un comentarista chaparro y con bigote de cantor barato de rancheras habìa mencionado que un pobre caballo de carreras llamado Ken se habìa desplomado de un infarto en una carrera en la que todas las apuestas lo favorecìan. El locutor habìa presentado el video en el momento en que Ken estaba a 4 segundos de la meta y en lugar de apurarse, cayò sobre la pista y el jinete furibundo comenzò a patearlo para reanimarlo y podèrsele trepar de nuevo para por lo menos llegar en tercer lugar. La gente gritaba no por la muerte de una bella criatura, sino por el cerro de dinero que estaban perdiendo con la defunción del supuesto campeòn de campeones. El video habìa sido reducido a una esquina del televisor y al parecer no le avisaron al locutor, quien fue pescado por la càmara riendo a mandíbula batiente de la tragedia. Asì èramos los humanos, tan despectivos con la vida animal. O de nosotros mismos. Pobre caballo muerto de un infarto. Yo me pude haber muerto asì peleando en la mesa de negociaciones por unos malditos islotes que no me servìan para nada pràctico. Ni hoteles Hilton donde llegara a pasear su mandíbula cuadrada lña puta de la Paris Milton en monotanga, ni siquiera una pensiòn para polvos de pobres que no podìa pagar un pasaje ahì ni irse al nadoporque no comìan, se podìa edificar en ellos. Me hubieran enterrado, le ponen mi nombre a la cancillería y en susurros hubieran dicho que la Vilmamanda era mi viuda sin anillo, cièrrenle la tapa sobre el chunche a la canciller què jodida la tortillera se palmò cachimbèandose a ritmo de cumbia por unos islotes que hace años ya los masticaron,los tragaron y hasta los cagaron los colombianos. Y como resultado de mi entrega al trabajo, ahora tenìa que estar haciendo màs genuflexiones y salaams que los àrabes ante la Meca para pagar por un corazòn que ha acabado con la yo que era antes. Cuando me estallara en el pecho presa de otra rabieta, se iban a reìr como el locutor de mediopelo con la muerte del caballo de carreras. De esperanzas vivimos los ilusos y los pendejos, y me daban ganas de irme a mear a los islotes si acaso alguna vez nos los declaraban oficialmente nuestros.

Fueron los resultados de la segunda parte de la investigación de Vilmamanda lo que me sacaron del letargo cìnico en el que me hallaba después de estar examinando los mapas y documentos del asunto de San Andrès y los tales cayos, que ya me dolìa màs que lo callos de mis pies. El expediente sustraìdo del hospital donde muriò Eylen Castilblanco especificaba que habìa una sobredosis de anestesia cuando la mujer entrò a ser intervenida por el problema de su columna ocasionado por la raquìdea mal puesta cuando dio a luz al niño. Los doctores Cortèz, Melèndez y Gutiérrez aparecìan implicados. Quien habìa firmado la hoja que todos los que van a ser intervenidos deben aprobar antes que los operen y en la cual se especifica que los mèdicos no se hacen responsables de los resultados de la intervención cualesquiera que èstos sea, no fue firmada por Eylen sino por su esposo. A esas alturas la mujer no estaba en coma! Cayò en coma como consecuencia de la sobredosis de anestesia tras esa operación para la cual ella no firmò documento alguno. Era una fecha anterior por tres meses a mi infarto. El acta de defunción que Vilmamanda consiguió daba la fecha de mi infarto como la fecha de muerte de Eylen. Su hija mayor Juana habìa sido quien desenchufò la màquina que la mantenìa con vida, y en un documento notarial un juez muy allegado al ahora viudo Moncada era quien libraba de responsabilidad criminal a la muchacha por suspenderle el flujo vital a su mamà. En el documento se afirmaba que en el testamento que dejaba la ahora occisa, se especificaba que ella pedìa que sus òrganos vitales fueran aprovechados una vez que ella falleciera. Ademàs, en el mismo documento notariado se especificaba que la ahora occisa habìa pedido que le administraran la eutanias. Còmo iba a hablar alguien en estado de coma? El juez le habìa metido el mono a las hijas que su madre habìa recuperado el conocimiento solo por el tiempo preciso para pedir que la mataran. Y còmo se habìa hecho el proceso de los òrganos? Uno de los mèdicos, al descubrir que èl estaba afectado por SIDA, habìa caìdo en una profunda depresiòn llena de complejos de culpa, y habìa anexado al expediente de la finada todos los detalles de la venta, no donaciòn, de los òrganos de Eylen. Ya estaban como en China casi, donde habìa denuncias de casos cuando los prisioneros polìticos eran llevados vivos al quirófano para extricarle los òrganos vitales y pasarlos directo a los cuerpos deseres enfermos que habìan pagado un montòn de dinero por ellos. Las cifras por los òrganos de Eylen era estrambòticas en la confesiòn del galeno Gutiérrez. No querìa llevarse ese pecado al otro mundo, y estaba recièn convertido a una religión cristiana. Querìa comprar su salvaciòn mediante la confesiòn. Se habrìa ade veras, o estaba solo preso del miedo? El resultado era el mismo. Los riñones fueron vendidos a 10 mil dòlares cada uno.Uno fue a dar a Mèxico y el otro a Canadà. Las còrneas fueron a parar a Costa Rica, el corazòn por 35 mil dòlares a mì, comprado por este gobierno para tratarme como la perra guardiana de unos cayos inútiles, el hìgado a Francia por 25 mil dòlares, y los òvulos a un laboratorio en California destinado a resolver problemas de la fertilidad. Casi 70 mil dòlares en total. Poniendo que un porcentaje haya sido consumido por los mèdicos y otros gastos de encubrimiento, el juez se habìa recetado una ducha de dinero que le permitiò soñar con convertir a sus insignificantes familiares en personas de recursos abundantes. No era solo lo del seguro que le habìan pagado por la muerte de la esposa a quien odiò, vejò y matò, sino tambièn el producto de la venta de los òrganos de Eylen. Era ser excelente en Nicaragua un crimen que debìa expiarse con una muerte atroz?
Leyendo los documentos que me trajo mi amiga, me sentè a llorar. A moco tendido. La envidia, maledicencia y mala levadura humana habìa permitido que yo tuviera una segunda oportunidad en mi vida. El corazòn generoso de Eylen castilblanco latìa en mi pecho con fuerza, y me habìa transformado en algo que yo nunca fui antes: un ser humano con ganas de ser ìntegro. El gobierno al cual servìa se habìa metido en el tràfico de òrganos para conservarme con vida no porque respetaran la vida en cualquier forma, sino porque les era útil. Vilmamanda me preguntò què harìa. No habìa duda. Tomè el expediente por el cual habìa pagado, lo reunì con todas las anteriores pruebas presentadas por la investigación certera de mi amiga y me armè de valor.
Esa noche consultè con el pintor sobre el curso de acciòn que deseaba tomar. Me mirò con un brillo extraño en los ojos y me dijo que podìa perder mucho màs que un puesto al acusar al juez y su familia, ademàs de los mèdicos. Le preguntè si no deseaba hacer justicia y posiblemente recuperar al hijo de Eylen si el niño estaba vivo. Y luego averiguè por què ya no me gustaban las mujeres, aùn sabiendo que Isao estaba infatuado con el corazòn de Eylen y no enamorado de mì como tal..
No hay nada màs delicioso que recetarle de su propia medicina a un criminal.El juez Moncada estaba acostumbrado a vivir como terrorista porque la mala educación que le habìa dado la ignorante y machista madre que le tocò tener le indicaba que era la ùnica forma de pasarla bien. Los bienes de los Moncada fueron confiscados por nuestro flamante presidente porque no le quedaba menor remedio.Peor era que lo señalaran al saberse que participò en la compra de un órgano, siendo parte de la macabra red de tràfico ilegal de òrganos. Fue una negociación por la cual me felicitè a mì misma. Hasta la vocinglera de su esposa por una vez se tuvo que callar. El juez fue a dar a la càrcel bajo cadena perpetua, a la par de tantos a quienes en venganza personal habìa remitido tras las rejas de la Modelo. No tuvo càrcel de lujo como los sinvergüenzas del ex director de la Direcciòn General de Ingresos Byron Jerez o el nauseabundo ex presidente Arnoldo Alemàn. En la segunda noche de dormir guardado tres presos lo sodomizaron, dejàndolo como guiñapo. Habìa llegado ahì producto de uno de los juicios màs escandalosos de la historia de Nicaragua. El pintor no solo atestiguò con valiosas piezas de evidencia, sino tambiièn mi padre, y eso fue lo que hundiò al hombre que se creìa màs allà de la ley. Revistas y diarios de varios paìses me entrevistaron, ya no por ser la desquiciada canciller reclamando un caso cerrado de una isla turìstica, sino como alguien que a pesar de todo luchaba contra el tràfico ilegal de òrganos y cualquier torticerìa que se cometiera contra las mujeres.
Isao y yo tuvimos un affaire aux très petit serieux,como dicen los franceses. Mi padre se hizo ilusiones y soñò con una boda con todas las de ley. Entendì por què Eylen Castilblanco habìa echado todo por la borda por èl. Era algo fuera de lo comùn. Hice todo lo que pude por perder la cabeza por èl, y creo que por momentos lo logrè.Y me di cuenta por què las lesbianas viven frustradas aunque digan que no necesitan el adminículo del macho, aunque cualquier de ellas diera lo que fuese por tener esa estructura. Si por eso las lesbianas se enojan conmigo, tienen dos tareas:enojarse y perder el enojo. A estas alturas es còmico que alguien quien vive de la diplomacia hable sin tapujos. Me dicen que hasta puedo desencadenar euna guerra si hablo asì. La realidad es que la diplomacia es el estatuts superior de la hipocresía, y no hay de otra. Pero les debo un final de cuentos de hadas porque Isao y yo no nos casamos ni nos mudamos bajo el mismo alero y sigo soltera. Isao hizo una remodelación fantàstica de la cancillería, y todos los visitantes me elogian por el buen gusto. De vez en cuando nos vemos, y me regalò uno de los cachorros de su perra Rafaela.A travès de la tierna amistad que nos une, reconsiderè mis opiniones sobre los machos de la especie. No todos son como el juez,por suerte. Por lo menos con Isao aprendì que sì hay hombres que valen la pena, pero no me iba a conformar con hacerlo amarme solo porque un trocito de su mujer perfecta vivìa dentro de mì. Creo que merezco ser amada por la mujer en que me convertì, no por los mèritos de alguien màs, por muy extraordinaria que haya sido Eylen. Mi sueños se ven poblados por la imagen de una bellìsima mujer con una mandolina, vientre gestante y pelo de azabache. No hay dìa que no sueñe con ella, y ahora duermo con màs calma porque sè que hice justicia. Nunca volví a ser la canciller de hierro, aunque aùn soy la titular del ministerio de relaciones exteriores. Canciller,sì, pero no de hierro.
A menudo me preguntè en los meses siguientes al encarcelamiento del juez què fue del hijo de Eylen. En el féretro diminuto enterrado en el cementerio de Bocana de Paiwas solo habìan los restos de dos perritos, a como arrojò la investigación forense que mi amiga Vilmamanda hizo realizar.. No
Tuve sosiego hasta que una dìa, una joven bonita ataviada en jeans y una cotona llegò a la puerta de mi casa. La reconocì como Eylen Janelle, la hija menor de la artista. Traìa consigo a un niño de màs de un año, con la tez morena, abundante pelo lacio y ojos rasgados. Parecìa muñeca oriental, de las que valen montones de dòlares, y que son obras maestras de la artesanìa del Japòn. –Hola canciller.Le presento a mi hermano Isao Castilblanco, lo ùltimo que dejò mi madre acà. Es prestado solo por un rato, pues mi hermana y yo lo estamos criando, pero creo que usted tiene derecho a quererlo tambièn.Y el corazòn de madre que sin darme cuenta llevo adentro se sobresaltò alegre. El niño me echò los brazos, y comencè a jugar con el pequeño Isao, quien me esbozò la sonrisa màs cautivadora que he conocido en toda mi vida. Fue cuando me di cuenta que si yo era alguien en esta vida, era porque el corazòn de Eylen seguìa latiendo en mi cuerpo y me habìa dado la mejor oportunidad del mundo, ganara o no la soberanìa de los islotes, porque habìa vencido en la soberanìa de mì misma como mujer.
23 de marzo de 2008.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Profesora:

Muy interesante su artículo, debería dar una conferencia sobre ello en el departamento de Historia de la UNAN-Managua; sería excelente para todos los estudiantes

Joe Rotger dijo...

Notable!