Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


martes, 29 de enero de 2008

Màs allà del examen final...


LOS TEACHERS MAS INOLVIDABLES DE LA HISTORIA

No fue hasta que di mi primera clase- al entrar en esa profesión tan intensamente exigente y a la vez adictiva que es ser maestro que comprendí cuánto desvelo, ternura, dedicación y abnegación habían invertido en mí maestros como James Martin, Carmen de Mendieta y Salvador Cardenal, a quienes les tocó aguantar mis pataletas y desmanes de adolescente. Hoy que se conmemora otra efemérides más del Día del Maestro Nicaragüense, cabe mencionar que a lo largo de la historia nos encontramos unos cuantos personajes que dejaron su imborrable huella en la forja de grandes gobernantes, artistas y sabios.

Desde la antiguedad, la figura de la bella maestra Hypatia sigue fascinando a muchos. Hija de un prominente hombre de ciencias, era toda una luminaria del saber en Alejandría, donde impartía clases de diversos temas a los jóvenes. Pero la tragedia fue que unos fanáticos dizque cristianos la consideraron un peligro y acabaron con ella a pedradas en las puertas de su aula. Otro gran profe de la antiguedad fue el brioso Xenofonte, el hombre que no solo le adiestró al bellísimo Bucéfalo al chele Alejandro Magno, sino que también le enseñó al joven macedonio el arte de bien lidiar con los animales. Las enseñanzas de este historiador que fue adorador de los corceles se recopilaron en un libro que aún sirve de casi-Biblia para los que doman y adiestran caballos.

El griego Sócrates, quien en un arranque súbito de modestia dijo saber que no sabía nada, fue otro de los maestros más carismáticos de aquellos entonces. Los jóvenes acudían a él como las abejas al panal, pero fue su triste destino el ser sometido al juicio de una sociedad intolerante que lo llevó a beberse una copita de veneno.

Carísimo le costó al francés Renato Descartes el haberse ido de teacher de la solterona reina sueca Cristina. La erudita reina quería tenerlo a mano para instruirse cada vez más y gozar de conversaciones de alto vuelo. Descartes, quien dijo "Pienso, luego existo" no parece haber pensado mucho en las rarísimas costumbres de su chela pupila, y a consecuencia de una pulmonía galopante pescada cuando Cristina lo mandó a levantar en una fría madrugada en Estocolmo, dejó de existir.

Joaquín Quantz indudablemente fue un hombre de alta musicalidad y gran paciencia, y eso quedó demostrado cuando su pupilo estrella, nada menos que el gran monarca prusiano Federico el Grande no sólo aprendió a tocar la flauta como jilguero, sino que también compuso sus abundantes sonatas de alto valor artístico. Una vez en el trono, Federico no se olvidó de su paciente y cariñoso maestro, y siempre lo protegió. Por otro lado, el hermosísimo pintor flamenco Pedro Pablo Rubens supo aprovechar muy bien el talento de sus múltiples pupilos.

El inolvidable padre de las gorditas a finales de su vida solo trazaba las líneas base de los cuadros, y sus aprendices los terminaban! El italiano Antonio Vivaldi, mundialmente célebre por su obra cumbre Las Cuatro Estaciones, fue otro destacado profesor. Habiéndose retirado un poco del oficio de dar misa, el Prete Rosso -El Cura Rojo-, que era como llamaban al guapísimo sacerdote, fue el diligente maestro de música de las chicas huérfanas del Ospedale della Pietá en Venecia, y no solo formó una orquesta con ellas sino que colgó la sotana para casarse con una de sus alumnas de trompeta, la bella y sagaz Cecilia.

No fue solamente Vivaldi quien escogió esposa entre sus alumnas. En este siglo, el compositor, pianista y folklorólogo Béla Bartók enseñó en diversos conservatorios, y acabó casado en segundas nupcias con su aventajada alumna Ditta Pásztory, de dieciséis años, cuando Bartók ya era un respetable cuarentón.

Otro húngaro que fue muy amado como profesor fue el gran pianista, mecenas y compositor Franz Liszt, quien no sólo le impartió magistrales lecciones a grandes como Grieg y Peter Cornelius, sino que también se dedicó a promover a sus pupilos en sus primeros pasos hacia la fama. No siempre las relaciones entre alumno y maestro fueron siempre apacibles, y el francés autor de Coppelia -el barbudo Leo Delibes- casi sacó de las mechas de su clase en el conservatorio parisino a nada menos que al futuro gran compositor y pianista galo Claude Debussy. Delibes consideraba que su alumno hacía demasiado ruido, y vaya si tuvo razón.

Posteriormente Debussy pasaría a ser el padre del impresionismo musical y un excelente teacher de composición, aunque bastante excéntrico. Nicolás Rimsky-Korsakov, gran compositor y maestro ruso, tuvo por pupilo a nada menos que a Igor Stravinsky, destinado a ser el compositor-camaleón de este siglo. En varias ocasiones, Rimsky tuvo que retorcerle la oreja al joven Igor, y después de que el gruñón maestro muriera al inicio de este siglo, Stravinsky solía agradecer en público los regaños de su teacher porque gracias a ello logró medrar. Otro ruso que fue un profesor muy gruñón y severo fue el gran químico Dmitri Mendeleiev, un hermosísimo oso barbudo y de ojos azules a quien le debemos la tabla periódica de elementos. Mendeleiev gritaba, retorcía orejas y vivía rezongando, pero sus alumnos le adoraban porque sabían que debajo de tanto regaño, había un corazón tierno.

María Curie y Nadia Boulanger son dos mujeres que figuran entre las profesoras más inolvidables de Francia. María, polaca de nacimiento y francesa tras su boda con Pedro Curie, fue la primera mujer en ostentar una cátedra en la prestigiosa universidad de la Sorbona. Nadia, por su parte, fue la maestra de varias generaciones de grandes compositores y pianistas, y toda un coloso en la música de este siglo.
Un hombre despeinado, con ojos de niño y ganador del Premio Nóbel de Física estaba destinado a convertirse en uno de los teachers más venerados de los Estados Unidos: el judío Albert Einstein. Hace poco un ex alumno suyo dio más de 200 mil dólares en una subasta por adquirir un suéter que fue del sabio. Por otro lado, a fines del siglo pasado, el compositor checo Antón Dvórak, dejó tras de sí una leyenda cuando fue contratado para fundar el Conservatorio de la ciudad de Nueva York, donde sus alumnos le idolatraban.

Y no podíamos cerrar este artículo sin recordar al genial Premio Nóbel de Literatura de 1913, el hindú Rabindranath Tagore. El oscuro y sensual Tagore fue el maestro de nada menos que Indira Gandhi, la hija de Jawaharlal Nehru que siguió sus pasos como estadista. Tagore desde en vida fue un ícono venerado en las universidades de su país, donde su paciencia, su dulzura y erudición crearon una de las leyendas inmortales de nuestro tiempo.

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