Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


domingo, 30 de marzo de 2008

Pedrito el pleitisto


PEDRITO EL CRUEL DE CASTILLA:QUE SEÑOR MAS TORTICERO
Cecilia Ruiz de Ríos
Hay dos Pedros en la historia que llevan el mote de El Cruel, uno de ellos siendo un guapo monarca portugués que formuló buenas leyes para los lusitanos pero se ensució su reputación por el acto amoroso más descabellado de todos(desenterró a su tercera mujer para hacer coronar al cacaste).El otro fue un castellano nacido un 30 de agosto de 1334 y fallecido un 23 de marzo de 1369, también llamado Pedro, y con uno de los impulsos más criminales que pueda pararnos los pelos de punta.
Pedro el Cruel fue rey de Castilla desde 1350 hasta su muerte, y fue hijo de Alfonso XI y María de Portugal, hija de Alfonso IV de Portugal. Aunque la historia, veleidosa como siempre, también trataría de lavarle la reputación poniéndole el sobriquet de El Justiciero, en realidad este muchacho era de armas tomar desde bebé. Solía morderle los senos a las mismas nodrizas que lo amamantaron. Desde chico rezongaba por no ser hijo único, y creía merecerse todo sin hacer un ápice de esfuerzo por ganarse los privilegios que reclamaba solo para sí. No era feo, y tuvo la mejor educación que un hijo de rey podía conseguir en aquellos entonces. Ya siendo un adusto adolescente, lo casaron por razones de estado con la inglesita Juana de Plantagenet. Para entonces Pedro reinaba desde los 16 años, y su mamá y favoritos trataban de manipularlo a diestra y siniestra. Juana, la hija del rey Eduardo III de Inglaterra, tuvo un triste final. Yendo hacia Castilla la chica pasó por poblados infestados de peste bubónica, y aunque todos le advirtieron que no se apresurase, desobedeció y acabó muriendo de peste. Pedro ni siquiera se lamentó por la muerte de la chavala inglesa, quien estaba platónicamente enamorada de él y por su prisa en conocerlo, murió. Inmediatamente procedió a buscar otra esposa, y pronto lo casaron con Blanca de Borbón, a quien haría opíparamente infeliz. Blanca tendría que aguantarle su flagrante infidelidad con María Padilla, una sensual mujer quien lo traía loco por las zanganadas que le hacía entre sábanas. Hasta se rumoró que Padilla recurrió a hechizos, ya que aunque Pedrito devaneó con otra favorita momentánea de apellido Castro que hasta le dio un hijo, el monarca regresó pronto al ardiente lecho de la Padilla. Castro se quedó burlada chineando a su hijo y Pedro jamás se volvió a ocupar de ella, probando que quien es mal padre es malo para todo. Pedro no se detuvo ante nada, y su consorte borbona con quien se casó en 1354 acabó presa, y luego asesinada. Aunque al inicio de su reinado, Pedro se vio manejado por su madre, poco a poco se fue emancipando. Para entonces, el ministro Albuquerque lo apoyaba, pero este pobre cortesano tuvo la mala sal de enemistarse con la prepotente María Padilla. Entre 1356 y 1366 solo en guerras vivió contra Aragón, conflicto en el cual demostró no ser ni buen general ni gran organizador. Fue en este período cuando cometió los peores asesinatos. En 1366 su propio hermano bastardo Enrique(futuro Enrique II) de Trastámara le alzó los trastos en la cara y al mando de una horda de mercenarios, lo humillaron al no tener la capacidad de defenderse. Pedro se retiró varias veces(primero de Burgos, después de Toledo y finalmente de Sevilla). A final de cuentas tuvo que abandonar su reino huyendo con un motete de dinero. Ni llevarndo el tesoro bajo el sobaco logró que su tío Pedro I de Portugal(también llamado el Cruel y con quien a menudo los amateurs lo confunden)le hizo buena cara. Viendo que hasta su tío le hacía cara de tufo, huyó a Galicia, donde mató al arzobispo Suero de Santiago, y al decano Peralvarez. Quizás lo único bueno de Pedro era que no perseguía a los judíos, y aunque su hermano bastardo Enrique instigó persecuciones entre la judería castellana para castigarlos por apoyar a a Pedro, éste no se quedó así nomás. Entre 1370 y 1390 tras arrebatarle el trono a Pedro, Enrique confiscó, torturó, y convirtió a la fuerza al cristianismo a muchos hebreos españoles. Pedro tomó drásticas medidas de hervir y asar a los 5 líderes que atacaron a sus seguidores judíos antes de morir asesinado en 1369.
Pedro se vio a menudo en alitas de cucaracha, y por eso se refugió en el apoyo del inglés príncipe Eduardo, llamado El Príncipe Negro. Este belicoso inglesito logró restaurar a Pedro al trono en 1366 tras la fatídica Batalla de Nájera. El Príncipe Negro luego lo detestaría por su falta de lealtad, así como las deudas que Pedro no quiso pagar a su aliado inglés. Enfermo y desilusionado el Príncipe Negro se fue de España. Al no tener a su ex pariente político cuidándole, Pedro pronto perdió el trono. Su hermano el bastardo Enrique lo hizo huir tras perder la batalla de Montiel. Bertrand de Guesclin, ex aliado suyo y del Príncipe Negro, aprovechó una visita a su tienda de campaña para asesinar a Pedro un 23 de marzo de 1369, decapitándole eficientemente.
Las hijas que Pedro tuvo con su gran amor María Padilla, Constancia e isabella, fueron matrimoniadas con hijos del rey Enrique III de Inglaterra. Constancia se casó con Juan de Gante e Isabella con Edmundo de Langley. En realidad no fue Enrique III de España quien le dio la campanada final a este cruel rey, sino que la misma aristocracia por quien se vio manipulado a y a quien trató de someter Pedro fue quien acabó con él. De esa forma, la rama bastarda de los Trastámara llegaría al poder en Castilla, y de esa contaminada semilla de Enrique II con el correr del tiempo surgiría la monarca más cruel de todas: Isabel de Vastilla, a quien le debemos el deschincacamiento de América a manos de su favoritísimo y piojoso Colón.



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