Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


domingo, 3 de febrero de 2008

de meretriz a emperatriz...nada mal!


Del burdel livonio al trono ruso:: CATALINA I DE RUSIA
Cecilia Ruiz de Ríos
Pocas figuras monárquicas tienen un pasado tan colorido como el de la primera zarina que llevó el nombre de Catalina en Rusia, y su ascenso al poder está como para una telenovela de las lacrimosas de Delia Fiallo.
En primer lugar, Catalina I no nació llamándose así. Vino al mundo un 5 de abril de 1684 en Jacobstad, cerca de Livonia, hija de Elisabeth Moritz, de oficio lavandera y prostituta, y un tal Jan Rabe. Siendo hija de la meretriz del pueblo, no aprendió mucho en la escuela debido a la poca atención de su disfuncional familia, y su nombre real era Martha Skavronskaya. Pronto la colocaron como sirvienta en el hogar de un pastor luterano Gluck, de donde solía escaparse para irse a bañar desnuda al río y a correr aventuras con los soldados. Pronto un soldado sueco se enamoró de ella y aunque no hay constancia de que se haya casado con la hermosa Martha, todo parece indicar que sí se hizo cargo de ella y la solía presentar como su mujer. Cuando los suecos debieron evacuar Marienburg, Martha cayó entre los prisioneros de guerra del mariscal Sheremetiev, quien después de gozar un rato con ella la vendió por poco dinero al príncipe Alejandro Menshikov, mano derecha y amansalocos del zar Pedro I El Grande. Este Menshikov era de muy humilde origen, y había llegado a príncipe gracias a su infinito servilismo y paciencia ante las barbaridades de su señor el zar. Originalmente Menshikov había sido un chico vendedor de pasteles quien tuvo la buena pata de amistarse con Pedro.
Menshikov se enamoró perdidamente de Martha y hasta pensaba en desposarla cuando cometió el error de su vida: se la presentó a Pedro. Pedro a estas alturas del campeonato estaba en medio de una miasma de problemas sentimentales. Estaba harto de los remilgos de su esposa Eudoxia, quien por sus tendencias lésbicas prefería la compañía de otras mujeres, preferiblemente monjas. Eudoxia ya le había dado el heredero, Alexis, quien era un bueno para nada. Para colmo estaba el zar estaba involucrado en una relación sadomasoquista con una alemana llamada Anna Mons, quien era su querida oficial. Martha no puso reparos en convertirse en la amante de Pedro, olvidando a Menshikov en cuestión de días. Martha halagaba a su regio amante poniéndose uniformes mi-litares como un soldado más, y le guisaba sus comidas favoritas. Además, era su amansalocos cuando a Pedro le atacaban sus colapsos nerviosos, le lavaba la ropa y lo bañaba. Martha tenía paciencia y ternura infinita para su gigantón Pedro, y le fue dando varios hijos que luego fueron legitimados cuando el zar optó por divorciarse de Eudoxia para casarse con ella. Tras el nacimiento de otra niña más, Martha se bautizó en la iglesia ortodoxa rusa y tomó el nombre de Catalina Alexeievna y fue grande la sorpresa de muchos, incluso de la misma Catalina, cuando en 1711 Pedro se casó con ella. La aristocracia estaba escandalizada ante esta boda, ya que era de todos conocido que Catalina en su pasado había sido casi la "cantimplora sexual" de las tropas del zar.
Catalina como esposa probó ser tolerante, cariñosa y muy buena ama de casa. insistiendo en hacer los oficios domésticos aún cuando tenía un pelotón de criadas a su servicio. Nunca perdió su modestia y alegría campesina, y tenía un gran sentido del humor. Adoradora de los niños, solía practicar la lactancia materna de sus numerosos hijos en público, y gozaba jugando con cualquier chiquillo. Además, compartía con Pedro el amor por los animales, y llegó a tener varias focas y osos domesticados a quienes ella personalmente alimentaba.
Catalina a menudo actuaba de benévola intermediearia entre los ministros y su regio pero a veces iracundo esposo, limando asperezas cuando el zar había cometido la imprudencia de quebrarle una botella de vodka en la cabeza a alguien o cuando un servidor había sido echado a patadas del salón. Pedro jamás la agredió y se sometía a sus regaños con la humildad de un niño abochornado. Catalina solía irse con Pedro a las campañas militares de éste. En 1718 Alexis, el supuesto sucesor, había rabiado porque consideraba que su padre había adquirido por esposa a una "asquerosa p...", y tales expresiones le habían costado el favor de su padre. para colmo, Pedro había sospechado que su hijo estaba involucrado en un complot para derrocarlo, y eso le costó a Alexis la vida, pues Pedro no cejó en hacerle torturar y luego eliminar. En 1722, Catalina fue coronada y nombrada sucesora de Pedro.
Sin embargo, tras la coronación, Catalina tuvo un breve devaneo con Wilhelm Mons, hermano de Anna (quien era la favorita real de Pedro antes de conocer a Catalina) y esto causó mucho escándalo. Mons como consecuencia de su atrevimiento con la zarina fue decapitado y su cabeza fue preservada en vino, siendo esta macabra reliquia colocada en los apartamentos de Catalina como recordatorio que propiciara buena conducta. A fines de enero de 1725, Pedro se sentó a redactar un testamento que no logró acabar. Murió sin especificar si Catalina seguía siendo su escogencia para sucesor. Con el apoyo de su ex amante Menshikov, Catalina I fue aceptada como emperatriz reinante. No faltaron soldados que al jurar fidelidad a la nueva zarina bromearon que habiendo sido prostituta y lavandera, quizás sería más adecuado si sus queridas y esposas mejor juraran lealtad.
Una vez muerto Pedro, Catalina probó como verdad aquello de que "gallina que come huevos,ni que le quemen el pico deja de hacerlo." Catalina gastó enormes sumas del erario en extravagancias y regalos caros para sus amantes de turno, entre ellos varios ex siervos de muy buen aspecto. Catalina subió los impuestos para financiar sus lujos, escogió muy mal su gabinete y su salud se deterioró debido a su afición por el vodka, las orgías y las fiestas. Un 6 de mayo de 1727 Catalina I, nacida como Martha Skavronskaya, murió en San Petersburgo dejando las finanzas en caos y el problema de la sucesión en lo fino. Aunque no fue buena gobernante, la historia la recuerda como una mujer que supo llegar muy lejos gracias a su astucia y ambición, pasando a ser de sencilla meretriz a extravagante emperatriz.

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