LAS MADRES QUE FORMARON GENIOS Y MAJESTADES
Cecilia Ruiz de Ríos
A veces hay mujeres que se limitan a parir, y ahí termina la cosa. Otras madres, sin embargo, han sido la fuerza femenina que existe detrás de cada gran hombre o mujer, llegando a ser las forjadoras de grandes figuras de la historia.
Una de las grandes forjadoras de genio indudablemente fue una gringa llamada Nancy Elliot, quien montó en cólera cuando un desconsiderado profesor echó a su hijito Tomás de la escuela,afirmando que el chico era lerdo y poco menos que imbécil. Nancy Elliot se llevó a casa a terminar de educar a quien sería el inventor del fonógrafo, el bombillo incandescente y la silla eléctrica, convirtiéndose no solo en su teacher sino también en su mejor aliada y cómplice. De sus ahorros salió el primer laboratorio donde comenzara su carrera el "Mago de Menlo Park", y Tomás Alva Edison siempre pondría una expresión tierna y sonriente en su adusto rostro al evocar a la autora de sus días. Beatrice Ives, una bella sufragista, pacifista y pianista que fue la madre del genial actor y director Orson Welles, fue la responsable que su grueso muchachote saliera tan brillante. De su rebelde madre-quien en una ocasión estuvo presa por andar en alborotos en torno al voto femenino- Orson aprendería a tocar piano, a no tenerle miedo a nadie y a ser muy creativo.
"Ella brilla como la estrella matutina, solo que es más bella," dijo un extasiado joven inglés llamado Winston Churchill... contemplando a su bellísima y erudita madrecita, la gringa Jennie Jerome.La Jerome había sido matrimoniada por interés con el odioso y sifilítico Lord Randolph Churchill, con quien fue aparatosamente infeliz y de quien tendría a Winston y a Jack. Si bien durante la infancia Jennie observó el comportamiento normal de cualquier mami aristócrata(léase el de guardar la distancia de los retoños), cuando Winston fue creciendo descubrió que tenían mucho en común y se volvieron yuntas. Fue Jennie la que movió sus influencias para conseguirle trabajo como reportero a Winston, y posteriormente las influencias de Jennie le ayudaron mucho al joven en sus primeros pasitos políticos.
Muchos soberanos deben no solo la vida sino la corona a sus madres. Leonor de Aquitania, primero reina de Francia por su matrimonio con Luis VII el Santurrón y luego reina de Inglaterra por su boda pasional con Enrique II de Plantagenet, fue una mujer que se dedicó a preservarle el trono a sus hijos, llegando hasta a luchar contra su esposo por proteger a sus chicos. El favorito de Leonor siempre fue su bello pero amariposado hijo Ricardo Corazón de León, y la influencia de Leo como mami incluyó la escogencia de Berenguela de Navarra como la esposa de Ricardo. Mientras Ricardo se dedicó a ser rey "in absentia" de Inglaterra(porque andaba en las Cruzadas), Leo le resguardó el trono en casa como regente, evitando que su otro hijo-el odioso Juan Sin Tierra-se fuera arriba con el mandado. Cuando los alemanes capturaron a Ricardo y lo echaron preso en un castillo, pidiendo un enorme rescate, fue Leo quien anduvo de puerta en puerta colectando el dinero para poder sacar a su hijo de su cautiverio.
Nzingha, la preciosa reina amazona de Matamba(hoy Angola) no hubiera llegado al trono si su madre-quien fue reina también-no la hubiera adiestrado para poder cargar con la corona. Fue la madre de Nzingha quien la aconsejó que tomara clases de estrategia militar, y ella personalmente asistía a ver a su hija cumpliendo. Otra gran mujer africana es recordada como una gran forjadora de monarca: Nandi Zulu. Nandi concibió al formidable unificador de los zulúes, Shaka, fuera de matrimonio y luego pasó a ser la tercera y marginada esposa del padre del muchacho, llevando vida de privaciones en la infancia de Shaka. Cuando el hermosísimo negro por fin pudo sentarse en su trono, Nandi recibió su reconocimiento de su agradecido hijo, llevando el mismo título que él:Gran Elefanta(soberana). La palabra de Nandi era ley entre los zulúes, y siempre se dedicó a buscar el bienestar de su idolatrado hijo, así como el de su pueblo. Leonor de Arborea figura en la historia de la preciosa isla mediterránea de Cerdeña como una mujer valiente que venció a las huestes invasoras de los aragoneses, pero también como madre fue única. Fue la regente para mientras su hijito Federico llegó al trono, y como legisladora su nombre aún suena.Protegió a los pobres y a los animales, y el halcón Leonor lleva su nombre por el inmenso amor de esta mandamás hacia las criaturas aladas.
Algunas madrastras han llegado a ser verdaderas madres para sus entenados. Catalina Parr, la dulce y erudita mujer que fue la última esposa del monarca inglés Enrique VIII, fue quien recogió bajo su ala protectora a los 3 hijos que el rey había procreado con anteriores consortes. Recordemos que debido al constante cambio de faldas, Enrique se encontraba peleado tanto con su primogénita María(hija de Catalina de Aragón) como con Elizabeth(hija de Ana Bolena), y Eduardito(hijo de Juana Seymour) estaba bastante descuidado. Abraham Lincoln, el gran estadista gringo que emancipó a los esclavos en Estados Unidos, también tuvo una madrastra que le quiso mucho e influyó grandemente en su futuro. Abe había perdido a su madre estando muy niño, y la nueva mujer de su padre lo adoró como si ella misma lo hubiera traído al mundo.
María Leticia Ramolino nació en Ajaccio, Córcega, un 24 de agosto de 1750, y al casarse a los 14 años con Carlo Bonaparte, estaba destinada a ser la fundadora de una dinastía controversial. Entre sus trece hijos estaba el Pequeño Gran Corso, Napoleón Bonaparte,
a quien Leticia a menudo tuvo que nalguear por su carácter indomable. Aún cuando ya su famoso hijo estaba en la cima del poder, Leticia continuaba riñéndole cada vez que hacía desmanes.Leticia nunca permitió que la grandeza de su hijo le subiera el humo a la cabeza, y vivía modestamente, ahorrando cuanto su hijo le daba porque solía afirmar que "nada, ni lo más dorado, es para siempre."
María Teresa de Habsburgo fue una de las grandes emperatrices de Austria. Justa, equilibrada y sensata, tuvo un montón de hijos, entre ellos la arrogante y estúpida María Antonieta, futura reina de Francia. Ma. Teresa educó a sus hijos de forma estricta y con miras a que fueran buenos gobernantes. El gusto por los niños de esta emperatriz abarcó hasta a chicos ajenos,como José Haydn, a quien sopapeó por insolente cuando el compositor era un muchacho travieso, y en una ocasión al encontrarse a una mendiga cargando a un bebé famélico, se extricó del corpiño un sonrosado seno para paciguar el hambre del niño.
Cecilia Ruiz de Ríos
A veces hay mujeres que se limitan a parir, y ahí termina la cosa. Otras madres, sin embargo, han sido la fuerza femenina que existe detrás de cada gran hombre o mujer, llegando a ser las forjadoras de grandes figuras de la historia.
Una de las grandes forjadoras de genio indudablemente fue una gringa llamada Nancy Elliot, quien montó en cólera cuando un desconsiderado profesor echó a su hijito Tomás de la escuela,afirmando que el chico era lerdo y poco menos que imbécil. Nancy Elliot se llevó a casa a terminar de educar a quien sería el inventor del fonógrafo, el bombillo incandescente y la silla eléctrica, convirtiéndose no solo en su teacher sino también en su mejor aliada y cómplice. De sus ahorros salió el primer laboratorio donde comenzara su carrera el "Mago de Menlo Park", y Tomás Alva Edison siempre pondría una expresión tierna y sonriente en su adusto rostro al evocar a la autora de sus días. Beatrice Ives, una bella sufragista, pacifista y pianista que fue la madre del genial actor y director Orson Welles, fue la responsable que su grueso muchachote saliera tan brillante. De su rebelde madre-quien en una ocasión estuvo presa por andar en alborotos en torno al voto femenino- Orson aprendería a tocar piano, a no tenerle miedo a nadie y a ser muy creativo.
"Ella brilla como la estrella matutina, solo que es más bella," dijo un extasiado joven inglés llamado Winston Churchill... contemplando a su bellísima y erudita madrecita, la gringa Jennie Jerome.La Jerome había sido matrimoniada por interés con el odioso y sifilítico Lord Randolph Churchill, con quien fue aparatosamente infeliz y de quien tendría a Winston y a Jack. Si bien durante la infancia Jennie observó el comportamiento normal de cualquier mami aristócrata(léase el de guardar la distancia de los retoños), cuando Winston fue creciendo descubrió que tenían mucho en común y se volvieron yuntas. Fue Jennie la que movió sus influencias para conseguirle trabajo como reportero a Winston, y posteriormente las influencias de Jennie le ayudaron mucho al joven en sus primeros pasitos políticos.
Muchos soberanos deben no solo la vida sino la corona a sus madres. Leonor de Aquitania, primero reina de Francia por su matrimonio con Luis VII el Santurrón y luego reina de Inglaterra por su boda pasional con Enrique II de Plantagenet, fue una mujer que se dedicó a preservarle el trono a sus hijos, llegando hasta a luchar contra su esposo por proteger a sus chicos. El favorito de Leonor siempre fue su bello pero amariposado hijo Ricardo Corazón de León, y la influencia de Leo como mami incluyó la escogencia de Berenguela de Navarra como la esposa de Ricardo. Mientras Ricardo se dedicó a ser rey "in absentia" de Inglaterra(porque andaba en las Cruzadas), Leo le resguardó el trono en casa como regente, evitando que su otro hijo-el odioso Juan Sin Tierra-se fuera arriba con el mandado. Cuando los alemanes capturaron a Ricardo y lo echaron preso en un castillo, pidiendo un enorme rescate, fue Leo quien anduvo de puerta en puerta colectando el dinero para poder sacar a su hijo de su cautiverio.
Nzingha, la preciosa reina amazona de Matamba(hoy Angola) no hubiera llegado al trono si su madre-quien fue reina también-no la hubiera adiestrado para poder cargar con la corona. Fue la madre de Nzingha quien la aconsejó que tomara clases de estrategia militar, y ella personalmente asistía a ver a su hija cumpliendo. Otra gran mujer africana es recordada como una gran forjadora de monarca: Nandi Zulu. Nandi concibió al formidable unificador de los zulúes, Shaka, fuera de matrimonio y luego pasó a ser la tercera y marginada esposa del padre del muchacho, llevando vida de privaciones en la infancia de Shaka. Cuando el hermosísimo negro por fin pudo sentarse en su trono, Nandi recibió su reconocimiento de su agradecido hijo, llevando el mismo título que él:Gran Elefanta(soberana). La palabra de Nandi era ley entre los zulúes, y siempre se dedicó a buscar el bienestar de su idolatrado hijo, así como el de su pueblo. Leonor de Arborea figura en la historia de la preciosa isla mediterránea de Cerdeña como una mujer valiente que venció a las huestes invasoras de los aragoneses, pero también como madre fue única. Fue la regente para mientras su hijito Federico llegó al trono, y como legisladora su nombre aún suena.Protegió a los pobres y a los animales, y el halcón Leonor lleva su nombre por el inmenso amor de esta mandamás hacia las criaturas aladas.
Algunas madrastras han llegado a ser verdaderas madres para sus entenados. Catalina Parr, la dulce y erudita mujer que fue la última esposa del monarca inglés Enrique VIII, fue quien recogió bajo su ala protectora a los 3 hijos que el rey había procreado con anteriores consortes. Recordemos que debido al constante cambio de faldas, Enrique se encontraba peleado tanto con su primogénita María(hija de Catalina de Aragón) como con Elizabeth(hija de Ana Bolena), y Eduardito(hijo de Juana Seymour) estaba bastante descuidado. Abraham Lincoln, el gran estadista gringo que emancipó a los esclavos en Estados Unidos, también tuvo una madrastra que le quiso mucho e influyó grandemente en su futuro. Abe había perdido a su madre estando muy niño, y la nueva mujer de su padre lo adoró como si ella misma lo hubiera traído al mundo.
María Leticia Ramolino nació en Ajaccio, Córcega, un 24 de agosto de 1750, y al casarse a los 14 años con Carlo Bonaparte, estaba destinada a ser la fundadora de una dinastía controversial. Entre sus trece hijos estaba el Pequeño Gran Corso, Napoleón Bonaparte,
a quien Leticia a menudo tuvo que nalguear por su carácter indomable. Aún cuando ya su famoso hijo estaba en la cima del poder, Leticia continuaba riñéndole cada vez que hacía desmanes.Leticia nunca permitió que la grandeza de su hijo le subiera el humo a la cabeza, y vivía modestamente, ahorrando cuanto su hijo le daba porque solía afirmar que "nada, ni lo más dorado, es para siempre."
María Teresa de Habsburgo fue una de las grandes emperatrices de Austria. Justa, equilibrada y sensata, tuvo un montón de hijos, entre ellos la arrogante y estúpida María Antonieta, futura reina de Francia. Ma. Teresa educó a sus hijos de forma estricta y con miras a que fueran buenos gobernantes. El gusto por los niños de esta emperatriz abarcó hasta a chicos ajenos,como José Haydn, a quien sopapeó por insolente cuando el compositor era un muchacho travieso, y en una ocasión al encontrarse a una mendiga cargando a un bebé famélico, se extricó del corpiño un sonrosado seno para paciguar el hambre del niño.
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