LA INCREIBLE Y FECUNDA KAMALA: MONSTRUO SAGRADO DE LA INDIA
Cecilia Ruiz de Ríos
Una de las mujeres más envidiadas y admiradas de la historia es la novelista, poetisa, corresponsal de guerra y política india Kamala Napurdalah, autora entre otras novelas de la controversial Zinnia. Esta hermosísima mujer no solo ostentó uno de los cerebros más privilegiados de todos los tiempos, sino que también se dio a conocer por su inagotable líbido, belleza deslumbrante y amor por la humanidad y los animales.
Kamala Apollonia Napurdalah Salimeh casi no viene al mundo un 4 de octubre de 1920 porque una adivina le pronosticó a su madre, Arjumand, que lo que venía en el vientre era una niña. Si no hubiera sido porque Ali, el padre de Kamala, se da cuenta a tiempo que su esposa quería abortar al feto, la machista Arjumand habría asesinado al embrión y nos hubiera privado de conocer a uno de los seres más exquisitos que dio la India. Kamala desde su nacimiento gozó de la más tierna y cómplice adoración del autor de sus días, y aunque de un segundo matrimonio don Ali tendría tres varones, Kamala con sus ojos furiosamente celestes y cabellos de azabache nunca se cayó del trono favorito.
Eso sí, cuando su abuela paterna le fue con el cuecho que Arjumand había tratado de abortarla, la futura genio concibió un asco y repugnancia inclementes hacia lo que llegó a llamar “mi incubadora”. Alí Napurdalah le dio la mejor educación posible a su primogénita, con tutores importados de Francia, Italia, Rusia y Estados Unidos. A los 11 años, la bella Kamala ya hablaba fluidamente el inglés, español, francés, italiano, árabe y bengalí, habiendo leído a esas alturas a Sócrates y Marco Aurelio. Bachillera a los 15 añitos, se fue a estudiar a Inglaterra para sacar la carrera de historiadora, lo cual concluyó antes de los 22 años. Para entonces, ya se había casado a escondidas para disgusto de papi con un noble menor inglés, John, y aunque Ali Napurdalah aceptó a final de cuentas a su yerno cuando Kamala parió a sus primogénitos (gemelos llamados Indra y Noor Jehan), el matrimonio nunca fue muy estable. John deseaba una duquesita de sala que no usara saris o jeans (en aquel entonces las buenas chicas no se ponían los pantalones de Levi Strauss, horror!) y Kamala trabajaba como periodista y apoyaba la campaña en pro de los animales que inició María Dickin al fundar los dispensarios populares para mascotas.
El divorcio fue más amigable de lo que fue en momento alguno el matrimonio, y Kamala y John siguieron siendo grandes cuates y buenos padres para sus gemelos. Adrianne fue el título de la primera novela publicada por Kamala, en 1940, y fue bien recibida por la crítica. El prólogo de la misma fue escrito por el ex suegro de Kamala, Lord Paul.
Tras la Batalla de Bretaña, Kamala quiso sumarse a tiempo completo al esfuerzo de guerra como corresponsal, pero su líbido le jugó una mala pasada. Tenía un romance con un joven estudiante italiano, Angelo, y en un descuido salió pipona. Se tuvo que conformar durante su preñez a ayudar en los dispensarios para mascotas de María Dickin echando una manito a encontrar amos y mascotas extraviadas en la guerra, e hizo algunos trabajos para la resistencia francesa en Francia. Sus entrevistas de figuras como Winston Churchill, la negra Josephine Baker y Hermann Goering la ganaron una merecida reputación de no tener pelos en la lengua. Tras parir a su hija Teodora en 1944, casi se muere de la ira cuando el general Ike Eisenhower no le quiso dar credenciales para cubrir el desembarco de Normandía junto a otros corresponsales como Hemingway.
Disfrazada de raso de las fuerzas que la India había mandado para apoyar a Inglaterra, Kamala logró entrar con las tropas el 6 de junio de 1944 y no fue hasta que penetraron en París que Eisenhower se enteró que había sido burlado por la audaz india. En la Ciudad Luz, Kamala se lió a botellazos con Hemingway, quien había hecho el ridículo haciéndose pasar por coronel gringo. Los reportajes de Kamala fueron publicados por varios periódicos prestigiosos de todo el mundo y se bañó de reales con sus entregas de los sucesos de la guerra. La rivalidad entre Kamala y Hemingway se hizo legendaria, aunque no faltan las malas lenguas con la mía lidereando el desfile que estas diferencias se nivelaron en la cama al acabar la II Guerra Mundial.
Ya en paz, Kamala se fue a casa de sus ex suegros-quienes seguían siendo sus fans número uno-para descansar con sus tres hijos, pero la vida tranquila no la retuvo mucho. Pronto partió a Indochina para entrevistar al célebre patriota Ho Chih Mihn, quien fraguaba su lucha contra los franceses para liberar Vietnam. Se dio una vueltecita por la India también, donde se declaró hechizada por Jawaharlal Nehru, el carismático primer ministro de la India tras su independencia del yugo inglés. Kamala regresó a Inglaterra solo a dar a luz a su cuarto hijo, Rabindranath, y aunque unos decía que era regalito del Tío Ho de Vietnam, el parecido asombroso del chico con Nehru era más que casualidad.
En 1950 Kamala soltó la bomba literaria por la cual tantas cejas se alzaron:la novela Zinnia, en la cual un ingeniero francés por conquistar a una ex monja acaba autocastrándose para convencerla que la ama no solo eróticamente. Esta novela sería llevada a la pantalla grande y chica, siendo la versión cinematográfica más famosa la que protagonizó Gérard Depardieu. Zinnia en pocos meses vendió más de 3 millones de copias, garantizando el futuro financiero de la india. Kamala tras cubrir la Guerra de Korea a inicios de la década de los 50 se casó nuevamente, esta vez con el judío francés Norman Marais. El chef y propietario de supermercados sería la felicidad a la medida para Kamala y sus cuatro hijos, y la alegre novelista le tuvo dos hijos más. A finales de la década del 50 Kamala enterneció al mundo entero publicando su libro dedicado a los gatos, quienes siempre fueron sus animales favoritos.
El Libro del Gato hasta la fecha ha vendido más de 15 millones de copias en inglés, español, francés, ruso, árabe, italiano y alemán. Kamala solía definirse como gatóloga y siempre mantuvo por lo menos 20 gatos en su casa, aportando fielmente todos los meses una cuota para los dispensarios populares de mascotas en Inglaterra y Francia. En la década del 60, Kamala publicó Recordando a Krishna, Rezos con Respuesta, Arjumand Banu y tres otras novelas con la explosiva mezcla de erotismo, irreverencia y humor que fue la fórmula del éxito a su medida. En los 50 también hubo un rumor de una aventura con Josip Broz Tito, el unificador de Yugoslavia, pero ellos siempre dijeron ser grandes amigps y nada más. Vistió luto cerrado en el 64 cuando se murió Nehru de un infarto, y tras la muerte de Ho Chih Minh en el 69, pasó fuera de color ya que el dirigente vietnamita fue uno de sus mejores amigos. La muerte de su tía Kamala –hermana de su padre y uno gran poetisa también- y la de su padre pocos meses después, terminó de deprimirla en 1970.
Ya siendo una bella mujer madura, quiso tener una aventura con el arpista y compositor palestino Daniel de Armati, y amenazó con cortarse una oreja si el árabe no se la llevaba al lecho. El pobre marido de Kamala tuvo que aguantar el bochorno público de ver a su incorregible mujercita irse a pasar un interludio sexy con el joven músico en un hotel de lujo parisino, pero el adulterio no pasó a más ya que se trataba solamente de lo que Kamala llamó”una pataleta de menopáusica alborotada.” Kamala visitó brevemente Vietnam durante el conflicto bélico entre EEUU y esa nación, pero su salud deteriorada no le permitió lucirse otra vez como corresponsal de guerra. El alcahueto marido la fue a rescatar de un hospital en Vietnam para llevarla a casa, dado que la diabetes le estaba jugando malísimas bromas a la genial novelista. Siempre inquieta, Kamala apenas se sintió mejor se dio a la tarea de fundar el Hospicio para Gatos Guillermo de Aquitania en honor al gran trovador del medievo francés que fue amante de los gatos al igual que ella. Este hospicio hasta la vez existe, habiéndolo yo visitado en 1980 cuando era estudiante en Francia. La fundación que lleva su nombre se fundó en 1973, y al año siguiente la vigorosa y chimbarona señora visitó la India. Hizo buenas migas con Indira Gandhi, pero no se abstuvo de comentarle que tenía muy malcriados a sus hijos. La Gandhi, quien era gran admiradora de Kamala, tuvo que tragarse lo de sus hijos y le regaló una pareja de tigres cachorros para que Kamala los llevara a su zoo privado en Francia. Un 31 de octubre de 1979, en pleno Halloween, Kamala Napurdalah murió de un infarto-al igual que su padre- mientras se ataviaba de calavera para ir a un baile de disfraces. Su corazón fue lanzado en las aguas del río Ganges de la India y sus ojos fueron enterrados en el traspatio del Hospicio para Gatos Guillermo de Aquitania.
Cecilia Ruiz de Ríos
Una de las mujeres más envidiadas y admiradas de la historia es la novelista, poetisa, corresponsal de guerra y política india Kamala Napurdalah, autora entre otras novelas de la controversial Zinnia. Esta hermosísima mujer no solo ostentó uno de los cerebros más privilegiados de todos los tiempos, sino que también se dio a conocer por su inagotable líbido, belleza deslumbrante y amor por la humanidad y los animales.
Kamala Apollonia Napurdalah Salimeh casi no viene al mundo un 4 de octubre de 1920 porque una adivina le pronosticó a su madre, Arjumand, que lo que venía en el vientre era una niña. Si no hubiera sido porque Ali, el padre de Kamala, se da cuenta a tiempo que su esposa quería abortar al feto, la machista Arjumand habría asesinado al embrión y nos hubiera privado de conocer a uno de los seres más exquisitos que dio la India. Kamala desde su nacimiento gozó de la más tierna y cómplice adoración del autor de sus días, y aunque de un segundo matrimonio don Ali tendría tres varones, Kamala con sus ojos furiosamente celestes y cabellos de azabache nunca se cayó del trono favorito.
Eso sí, cuando su abuela paterna le fue con el cuecho que Arjumand había tratado de abortarla, la futura genio concibió un asco y repugnancia inclementes hacia lo que llegó a llamar “mi incubadora”. Alí Napurdalah le dio la mejor educación posible a su primogénita, con tutores importados de Francia, Italia, Rusia y Estados Unidos. A los 11 años, la bella Kamala ya hablaba fluidamente el inglés, español, francés, italiano, árabe y bengalí, habiendo leído a esas alturas a Sócrates y Marco Aurelio. Bachillera a los 15 añitos, se fue a estudiar a Inglaterra para sacar la carrera de historiadora, lo cual concluyó antes de los 22 años. Para entonces, ya se había casado a escondidas para disgusto de papi con un noble menor inglés, John, y aunque Ali Napurdalah aceptó a final de cuentas a su yerno cuando Kamala parió a sus primogénitos (gemelos llamados Indra y Noor Jehan), el matrimonio nunca fue muy estable. John deseaba una duquesita de sala que no usara saris o jeans (en aquel entonces las buenas chicas no se ponían los pantalones de Levi Strauss, horror!) y Kamala trabajaba como periodista y apoyaba la campaña en pro de los animales que inició María Dickin al fundar los dispensarios populares para mascotas.
El divorcio fue más amigable de lo que fue en momento alguno el matrimonio, y Kamala y John siguieron siendo grandes cuates y buenos padres para sus gemelos. Adrianne fue el título de la primera novela publicada por Kamala, en 1940, y fue bien recibida por la crítica. El prólogo de la misma fue escrito por el ex suegro de Kamala, Lord Paul.
Tras la Batalla de Bretaña, Kamala quiso sumarse a tiempo completo al esfuerzo de guerra como corresponsal, pero su líbido le jugó una mala pasada. Tenía un romance con un joven estudiante italiano, Angelo, y en un descuido salió pipona. Se tuvo que conformar durante su preñez a ayudar en los dispensarios para mascotas de María Dickin echando una manito a encontrar amos y mascotas extraviadas en la guerra, e hizo algunos trabajos para la resistencia francesa en Francia. Sus entrevistas de figuras como Winston Churchill, la negra Josephine Baker y Hermann Goering la ganaron una merecida reputación de no tener pelos en la lengua. Tras parir a su hija Teodora en 1944, casi se muere de la ira cuando el general Ike Eisenhower no le quiso dar credenciales para cubrir el desembarco de Normandía junto a otros corresponsales como Hemingway.
Disfrazada de raso de las fuerzas que la India había mandado para apoyar a Inglaterra, Kamala logró entrar con las tropas el 6 de junio de 1944 y no fue hasta que penetraron en París que Eisenhower se enteró que había sido burlado por la audaz india. En la Ciudad Luz, Kamala se lió a botellazos con Hemingway, quien había hecho el ridículo haciéndose pasar por coronel gringo. Los reportajes de Kamala fueron publicados por varios periódicos prestigiosos de todo el mundo y se bañó de reales con sus entregas de los sucesos de la guerra. La rivalidad entre Kamala y Hemingway se hizo legendaria, aunque no faltan las malas lenguas con la mía lidereando el desfile que estas diferencias se nivelaron en la cama al acabar la II Guerra Mundial.
Ya en paz, Kamala se fue a casa de sus ex suegros-quienes seguían siendo sus fans número uno-para descansar con sus tres hijos, pero la vida tranquila no la retuvo mucho. Pronto partió a Indochina para entrevistar al célebre patriota Ho Chih Mihn, quien fraguaba su lucha contra los franceses para liberar Vietnam. Se dio una vueltecita por la India también, donde se declaró hechizada por Jawaharlal Nehru, el carismático primer ministro de la India tras su independencia del yugo inglés. Kamala regresó a Inglaterra solo a dar a luz a su cuarto hijo, Rabindranath, y aunque unos decía que era regalito del Tío Ho de Vietnam, el parecido asombroso del chico con Nehru era más que casualidad.
En 1950 Kamala soltó la bomba literaria por la cual tantas cejas se alzaron:la novela Zinnia, en la cual un ingeniero francés por conquistar a una ex monja acaba autocastrándose para convencerla que la ama no solo eróticamente. Esta novela sería llevada a la pantalla grande y chica, siendo la versión cinematográfica más famosa la que protagonizó Gérard Depardieu. Zinnia en pocos meses vendió más de 3 millones de copias, garantizando el futuro financiero de la india. Kamala tras cubrir la Guerra de Korea a inicios de la década de los 50 se casó nuevamente, esta vez con el judío francés Norman Marais. El chef y propietario de supermercados sería la felicidad a la medida para Kamala y sus cuatro hijos, y la alegre novelista le tuvo dos hijos más. A finales de la década del 50 Kamala enterneció al mundo entero publicando su libro dedicado a los gatos, quienes siempre fueron sus animales favoritos.
El Libro del Gato hasta la fecha ha vendido más de 15 millones de copias en inglés, español, francés, ruso, árabe, italiano y alemán. Kamala solía definirse como gatóloga y siempre mantuvo por lo menos 20 gatos en su casa, aportando fielmente todos los meses una cuota para los dispensarios populares de mascotas en Inglaterra y Francia. En la década del 60, Kamala publicó Recordando a Krishna, Rezos con Respuesta, Arjumand Banu y tres otras novelas con la explosiva mezcla de erotismo, irreverencia y humor que fue la fórmula del éxito a su medida. En los 50 también hubo un rumor de una aventura con Josip Broz Tito, el unificador de Yugoslavia, pero ellos siempre dijeron ser grandes amigps y nada más. Vistió luto cerrado en el 64 cuando se murió Nehru de un infarto, y tras la muerte de Ho Chih Minh en el 69, pasó fuera de color ya que el dirigente vietnamita fue uno de sus mejores amigos. La muerte de su tía Kamala –hermana de su padre y uno gran poetisa también- y la de su padre pocos meses después, terminó de deprimirla en 1970.
Ya siendo una bella mujer madura, quiso tener una aventura con el arpista y compositor palestino Daniel de Armati, y amenazó con cortarse una oreja si el árabe no se la llevaba al lecho. El pobre marido de Kamala tuvo que aguantar el bochorno público de ver a su incorregible mujercita irse a pasar un interludio sexy con el joven músico en un hotel de lujo parisino, pero el adulterio no pasó a más ya que se trataba solamente de lo que Kamala llamó”una pataleta de menopáusica alborotada.” Kamala visitó brevemente Vietnam durante el conflicto bélico entre EEUU y esa nación, pero su salud deteriorada no le permitió lucirse otra vez como corresponsal de guerra. El alcahueto marido la fue a rescatar de un hospital en Vietnam para llevarla a casa, dado que la diabetes le estaba jugando malísimas bromas a la genial novelista. Siempre inquieta, Kamala apenas se sintió mejor se dio a la tarea de fundar el Hospicio para Gatos Guillermo de Aquitania en honor al gran trovador del medievo francés que fue amante de los gatos al igual que ella. Este hospicio hasta la vez existe, habiéndolo yo visitado en 1980 cuando era estudiante en Francia. La fundación que lleva su nombre se fundó en 1973, y al año siguiente la vigorosa y chimbarona señora visitó la India. Hizo buenas migas con Indira Gandhi, pero no se abstuvo de comentarle que tenía muy malcriados a sus hijos. La Gandhi, quien era gran admiradora de Kamala, tuvo que tragarse lo de sus hijos y le regaló una pareja de tigres cachorros para que Kamala los llevara a su zoo privado en Francia. Un 31 de octubre de 1979, en pleno Halloween, Kamala Napurdalah murió de un infarto-al igual que su padre- mientras se ataviaba de calavera para ir a un baile de disfraces. Su corazón fue lanzado en las aguas del río Ganges de la India y sus ojos fueron enterrados en el traspatio del Hospicio para Gatos Guillermo de Aquitania.
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