LOCO POR MARY: ALEGRONA, LIBIDINOSA, CUACA Y DESVENTURADA
Cecilia Ruiz de Ríos
A Mary Stewart, reina de Escocia, le fue mal desde antes de nacer en 1542, pero muchos hombres admitieron estar, a como reza la cinta barata de Hollywood, “loco por Mary.”
El matrimonio en aquellos entonces del renacimiento no era cosa fácil-nunca lo ha sido!- y Mary provenía de un matrimonio disparejo entre el inútil rey escocés James V y su segunda esposa, la lasciva e intrigante francesita María de Guise. Mientras el desafortunado James estaba boca abajo en su lecho en Falkand esperando el próximo ride al otro mundo, su esposa estaba dando a luz en el palacio Linlithglow, en Escocia. Cuando le notificaron que era una hembra lo que acababa de llegar con la cigüeña, dicen las malas lenguas con la mía a la cabeza que James solo atinó a arrugar la cara, soltó tres ventosidades y estiró la pata. Poca auspiciosa recepción para la niña, quien a la semana de nacida la nombraron reinecita de Escocia. El glotonazo del rey inglés, Enrique VIII, trató de comprometerla para nupcias con su varoncito Eduardo-nacido de la pobre Juana Seymour, su tercera consorte- pero el parlamento escocés botó la gorra y anuló el compromiso para no permitir que el gordinflón tuviera control sobre Escocia. Mientras Escocia sufría agresión de los ingleses, María de Guise mandó a su hijita de apenas 5 añitos a Francia y se concertó compromiso nupcial con Francisco, el hijo mayor de los reyes galos Henri II y su intrigante esposa Catalina de Médicis. Ahí fue lujosamente educada por sus suegros en el séquito de los príncipes de la casa Valois, y llegó a hablar el francés mejor que el inglés. Mary se hermoseó, luciendo una bella cabellera rubia rojiza, ojos luminosos y la envidiable estatura de 5 pies once pulgadas.
Esta belleza fue matrimoniada con el feo, tarado, apestoso, chiclán y malcriado Francisco en 1558, pero este desastre de esposo solo lo fue de nombre pues al morir 2 años más tarde de una galopante otitis ya siendo rey de Francia, Mary quedaría viuda virgen. De Escocia la llamaba el parlamento para que asumiera su corona.
Obviamente que siendo una joven saludable y alegre, Mary tenía mucho curiosidad por ejercitarse en las genuinas lides del amor. Saliéndose de debajo de los fustanes estrujantes de su suegra Catalina de Médicis, se fue a su tierra natal antes que la casaran con otro tarado: don Carlos, hijo del primer enlace del cruel rey Felipe II con su prima Ma. Manuela.
Al arribar a su paisito, Mary tendría que pagar caro por su curiosidad sexual. Se encontró al católico inglés Henry, Lord Darnley, quien había sido favorito de Elizabeth I Tudor(la mismita reina virgen, y prima de Mary). Era un chele hermoso, buen caballista, jugador empedernido, fiestero, y con un don de seducción extraordinario. Hay quienes sospechan que Elizabeth Tudor, quien nunca sintió afecto por Mary, le echó esta carnada para atraparla en un matrimonio desastroso. Mary se enamoró como caniche en celo y no tendría paz hasta aterrizar en el lecho con su Henry, quien ya estaba sifilítico a los 18 años de edad. Una vez casado con ella se comportó como el aprovechado y patán que siempre había sido. La preñó de inmediato, y cuando ella no ofreció de inmediato coronarlo rey consorte, se puso insoportable. Se enceló contra David Riccio, un italiano con figura de renacuajo, quien era el secretario privado de Mary y una especie de bufón endiosado. Mientras Mary cenaba con su sirviente de confianza, Henry y varios nobles entraron a su alcoba y mataron violentamente a Riccio, quien quedó como pascón tras tantas puñaladas. Mary aborreció a su esposo, y los nobles cepillos hicieron lo mismo. Estos intrigantes linajudos conspiraron para sacarle de encima al rey consorte, aunque fuera el papi del niño James quien nació un 19 de junio de 1566. Cuando Henry se estaba reestableciendo de su sífilis, Lord Bothwell, noble de colorida reputación, urdió el Complot de la Pólvora en 1567. Bothwell le andaba ganas a Mary hace rato, y vio la posibilidad de quitar el estorbo del marido enfermo y hacerse al trono él. Mandó a atiborrar de pólvora el sótano de la casa donde convalecía Henry y con la ayuda de los otros nobles hicieron volar en tucos la casa, aunque no con el sifilítico adentro, un 10 de febrero de 1567. Al parecer alguien le había soplado al enfermo que lo iban a convertir en algo como el antecesor del “gato volador” y Henry , quien salió huyendo,fue estrangulado en el jardín junto a su pobre sirviente. Los cuerpos de Henry y su criado fueron hallados, obviamente asesinados. La investigación comenzó y muchos acusaron a Mary de haber urdido la muerte de su propio esposo.
Bothwell, quien ya estaba casado, no consideró su estado civil como atraso. Se divorció de su latosa mujer, y se presentó ante Mary a ofrecer su mano, entre otras cosas. Mary por su parte no estaba para mucho arrumaco. Conciencia culpable o no, estaba enferma. Se revolcaba como gusano peludo en su lecho. Bothwell esperó un rato a que Mary mejorase, pero tomándose ésta demasiado tiempo, la secuestró y la hizo suya sin boda. Ella no protestó, aunque no derramaba pasión por él, y siendo muy católica quiso “lavar el agua sucia” y se casó con su captor. Bothwell no era santo de la devoción de muchos, pues era avaro, cruel y pegaba a sus sirvientes. Los mismos que firmaron el pacto secreto para ayudar a Bothwell a deshacerse del segundo marido de Mary estaban muy inconformes. Mary fue señalada como asesina para sacarla del trono, ya que muchos de los nobles codiciaban la corona que ella llevaba. El 15 de julio un grupo de nobles arrestaron a los recién casados como horrible regalo de bodas. Los nobles exigían que Mary entregara a Bothwell y ella podría conservar la corona. Mary, nuevamente preñada y sabiendo que su hijo James era frágil de salud, no quiso entregar a Bothwell.
Mary se entregó a sí misma y Bothwell salió huyendo al ver que nadie lo apoyaba. Al entregarse, Mary creía que seguía siendo la amada de los escoceses. Se equivocó. La llamaron ramera, bruja y asesina. Le escupieron la cara. De nada le valió su teatro de estar enferma y demente., la llevaron al Castillo Lochleven, ubicado en una isleta. Ella siguió el consejo de su hermano bastardo y abdicó a favor de su hijito James, quien luego unificaría a Escocia con Inglaterra formando el Reino Unido tras la muerte de Elizabeth Tudor I.
Mary finalmente logró huir de Lochleven con ayuda de George Douglas, quien estaba infatuado con ella. Cometiendo la peor estupidez de su vida, Mary se lanzó a la merced de su prima inglesa Elizabeth Tudor I, quien la hizo encarcelar mientras se investigaba la muerte de Henry Darnley. Mary estaría guardada en el tabo por 19 años, y aunque su prima la absolvió del crimen del esposo, poco después la hizo decapitar en 1587 bajo acusaciones de haber querido usurpar el trono inglés.
Lord Bothwell acabó mal también. Siendo siempre un mujeriego, desfloró a una chica noble, el padre de la muchacha lo pescó y lo encerró en el castillo de Copenhague. Pasaría el resto de sus años en prisiones danesas en condiciones infrahumanas hasta que murió enfermo, anfitrión de piojos y loco en 1578. James, el hijo de Mary, fue coronado rey inglés cuando Elizabeth Tudor I murió sin hijos en 1603.
Cecilia Ruiz de Ríos
A Mary Stewart, reina de Escocia, le fue mal desde antes de nacer en 1542, pero muchos hombres admitieron estar, a como reza la cinta barata de Hollywood, “loco por Mary.”
El matrimonio en aquellos entonces del renacimiento no era cosa fácil-nunca lo ha sido!- y Mary provenía de un matrimonio disparejo entre el inútil rey escocés James V y su segunda esposa, la lasciva e intrigante francesita María de Guise. Mientras el desafortunado James estaba boca abajo en su lecho en Falkand esperando el próximo ride al otro mundo, su esposa estaba dando a luz en el palacio Linlithglow, en Escocia. Cuando le notificaron que era una hembra lo que acababa de llegar con la cigüeña, dicen las malas lenguas con la mía a la cabeza que James solo atinó a arrugar la cara, soltó tres ventosidades y estiró la pata. Poca auspiciosa recepción para la niña, quien a la semana de nacida la nombraron reinecita de Escocia. El glotonazo del rey inglés, Enrique VIII, trató de comprometerla para nupcias con su varoncito Eduardo-nacido de la pobre Juana Seymour, su tercera consorte- pero el parlamento escocés botó la gorra y anuló el compromiso para no permitir que el gordinflón tuviera control sobre Escocia. Mientras Escocia sufría agresión de los ingleses, María de Guise mandó a su hijita de apenas 5 añitos a Francia y se concertó compromiso nupcial con Francisco, el hijo mayor de los reyes galos Henri II y su intrigante esposa Catalina de Médicis. Ahí fue lujosamente educada por sus suegros en el séquito de los príncipes de la casa Valois, y llegó a hablar el francés mejor que el inglés. Mary se hermoseó, luciendo una bella cabellera rubia rojiza, ojos luminosos y la envidiable estatura de 5 pies once pulgadas.
Esta belleza fue matrimoniada con el feo, tarado, apestoso, chiclán y malcriado Francisco en 1558, pero este desastre de esposo solo lo fue de nombre pues al morir 2 años más tarde de una galopante otitis ya siendo rey de Francia, Mary quedaría viuda virgen. De Escocia la llamaba el parlamento para que asumiera su corona.
Obviamente que siendo una joven saludable y alegre, Mary tenía mucho curiosidad por ejercitarse en las genuinas lides del amor. Saliéndose de debajo de los fustanes estrujantes de su suegra Catalina de Médicis, se fue a su tierra natal antes que la casaran con otro tarado: don Carlos, hijo del primer enlace del cruel rey Felipe II con su prima Ma. Manuela.
Al arribar a su paisito, Mary tendría que pagar caro por su curiosidad sexual. Se encontró al católico inglés Henry, Lord Darnley, quien había sido favorito de Elizabeth I Tudor(la mismita reina virgen, y prima de Mary). Era un chele hermoso, buen caballista, jugador empedernido, fiestero, y con un don de seducción extraordinario. Hay quienes sospechan que Elizabeth Tudor, quien nunca sintió afecto por Mary, le echó esta carnada para atraparla en un matrimonio desastroso. Mary se enamoró como caniche en celo y no tendría paz hasta aterrizar en el lecho con su Henry, quien ya estaba sifilítico a los 18 años de edad. Una vez casado con ella se comportó como el aprovechado y patán que siempre había sido. La preñó de inmediato, y cuando ella no ofreció de inmediato coronarlo rey consorte, se puso insoportable. Se enceló contra David Riccio, un italiano con figura de renacuajo, quien era el secretario privado de Mary y una especie de bufón endiosado. Mientras Mary cenaba con su sirviente de confianza, Henry y varios nobles entraron a su alcoba y mataron violentamente a Riccio, quien quedó como pascón tras tantas puñaladas. Mary aborreció a su esposo, y los nobles cepillos hicieron lo mismo. Estos intrigantes linajudos conspiraron para sacarle de encima al rey consorte, aunque fuera el papi del niño James quien nació un 19 de junio de 1566. Cuando Henry se estaba reestableciendo de su sífilis, Lord Bothwell, noble de colorida reputación, urdió el Complot de la Pólvora en 1567. Bothwell le andaba ganas a Mary hace rato, y vio la posibilidad de quitar el estorbo del marido enfermo y hacerse al trono él. Mandó a atiborrar de pólvora el sótano de la casa donde convalecía Henry y con la ayuda de los otros nobles hicieron volar en tucos la casa, aunque no con el sifilítico adentro, un 10 de febrero de 1567. Al parecer alguien le había soplado al enfermo que lo iban a convertir en algo como el antecesor del “gato volador” y Henry , quien salió huyendo,fue estrangulado en el jardín junto a su pobre sirviente. Los cuerpos de Henry y su criado fueron hallados, obviamente asesinados. La investigación comenzó y muchos acusaron a Mary de haber urdido la muerte de su propio esposo.
Bothwell, quien ya estaba casado, no consideró su estado civil como atraso. Se divorció de su latosa mujer, y se presentó ante Mary a ofrecer su mano, entre otras cosas. Mary por su parte no estaba para mucho arrumaco. Conciencia culpable o no, estaba enferma. Se revolcaba como gusano peludo en su lecho. Bothwell esperó un rato a que Mary mejorase, pero tomándose ésta demasiado tiempo, la secuestró y la hizo suya sin boda. Ella no protestó, aunque no derramaba pasión por él, y siendo muy católica quiso “lavar el agua sucia” y se casó con su captor. Bothwell no era santo de la devoción de muchos, pues era avaro, cruel y pegaba a sus sirvientes. Los mismos que firmaron el pacto secreto para ayudar a Bothwell a deshacerse del segundo marido de Mary estaban muy inconformes. Mary fue señalada como asesina para sacarla del trono, ya que muchos de los nobles codiciaban la corona que ella llevaba. El 15 de julio un grupo de nobles arrestaron a los recién casados como horrible regalo de bodas. Los nobles exigían que Mary entregara a Bothwell y ella podría conservar la corona. Mary, nuevamente preñada y sabiendo que su hijo James era frágil de salud, no quiso entregar a Bothwell.
Mary se entregó a sí misma y Bothwell salió huyendo al ver que nadie lo apoyaba. Al entregarse, Mary creía que seguía siendo la amada de los escoceses. Se equivocó. La llamaron ramera, bruja y asesina. Le escupieron la cara. De nada le valió su teatro de estar enferma y demente., la llevaron al Castillo Lochleven, ubicado en una isleta. Ella siguió el consejo de su hermano bastardo y abdicó a favor de su hijito James, quien luego unificaría a Escocia con Inglaterra formando el Reino Unido tras la muerte de Elizabeth Tudor I.
Mary finalmente logró huir de Lochleven con ayuda de George Douglas, quien estaba infatuado con ella. Cometiendo la peor estupidez de su vida, Mary se lanzó a la merced de su prima inglesa Elizabeth Tudor I, quien la hizo encarcelar mientras se investigaba la muerte de Henry Darnley. Mary estaría guardada en el tabo por 19 años, y aunque su prima la absolvió del crimen del esposo, poco después la hizo decapitar en 1587 bajo acusaciones de haber querido usurpar el trono inglés.
Lord Bothwell acabó mal también. Siendo siempre un mujeriego, desfloró a una chica noble, el padre de la muchacha lo pescó y lo encerró en el castillo de Copenhague. Pasaría el resto de sus años en prisiones danesas en condiciones infrahumanas hasta que murió enfermo, anfitrión de piojos y loco en 1578. James, el hijo de Mary, fue coronado rey inglés cuando Elizabeth Tudor I murió sin hijos en 1603.
No hay comentarios:
Publicar un comentario