Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


lunes, 28 de enero de 2008

el hombre de la barbacoa


LAUTARO: VALIENTE, AUDAZ E INTENSAMENTE PATRIOTA
Cecilia Ruiz de Ríos

Nunca entenderé a aquellos que afirman que da igual haber nacido aquí o allá, que poco les importa si nos tragan el Río San Juan con ron o que la patria es casi como papel higiénico. Creo que Lautaro, bravo indio araucano que luchó por evitar que los españoles se comiesen a su nativo Chile, no solo no los entendería sino que quizás hasta acabaría con los que así se expresan.
Nacido en diciembre en 1537, originalmente se llamaba Halcón Veloz (Lev Traru) y era el hijo de un Lonco(jefe mapuche) en el valle de Tucapel. Pertenecía al orden noble de los Uhnenes. Viendo el ejemplo de su padre, Lautaro desde chico odió a los invasores europeos. En una de las hostiles incursiones del extremeño Pedro de Valdivia, siendo Lautaro un adolescente se lo llevaron los españoles. Jamás olvidaría la humillación de verse rasurado, bautizado como Felipe Díaz, y luego remitido al servicio de paje de su captor.
Rencoroso como pocos, juró que se vengaría de tales afrentas, y vaya si lo hizo años más tarde!

El destino le serviría con delicia la oportunidad para vengarse a Lautaro. El 3 de diciembre de 1533 el gran toqui araucano Caupolicán estaba en aprietos. Los españoles casi lo estaban venciendo en la violenta batalla de Tucapel. Al momento en que las huestes indígenas estaban casi a punto de retirarse, Lautaro, quien estaba atendiendo caballos junto con otros jóvenes araucanos que eran sirvientes de los españoles, saltó y llamó en su lengua a sus paisanos para que desertaran a los españoles y se unieran a los bravos indios para dar lucha sin tregua. Atravesó con una lanza a un español que quiso derribarlo del corcel, y salió como endemoniado con otros ex prisioneros araucanos para sumarse a los combatientes. Los españoles fueron derrotados y el fuerte de Tucapel fue destruido mientras los aterrorizados cheles huían como monos maltirados. Cuando le llegaron con el cuecho a Pedro de Valdivia, quien estaba en el fuerte de Concepcion, temblando de la ira montó su corcel y se fue con todas las fuerzas que pudo reunir para ir a azotar a los indios. Para el 1 de enero de 1554, se topó a los araucanos cerca de los escombros del fuerte de Tucapel. Aconsejados por el audaz Lautaro, los indios atacaron a Valdivia con diferentes destacamentos sucesivamente, logrando desconcertarlo dado que siempre presentaban tropas frescas Finalmente los españoles fueron derrotados y Pedro de Valdivia fue capturado como prisionero.



Valdivia fue sometido a diferentes torturas y vejámenes. Al final de cuentas los indios sacaron unas afiladas conchas llamadas pellos, y con ellas cortaron la carne de los antebrazos de Valdivia, asaron estos trozos delante del ululante prisionero, los comieron y luego lo ejecutaron. Cuando los cristianísimos españoles-los mismos que habían torturado y vejado a tantos indios incluido Lautaro-supieron del triste final de su jefe, condenaron el hecho y se dispusieron a vengar la muerte de Valdivia. Lo peor era que los “salvajes indios” habían ejecutado a Valdivia en la Nochebuena(24 de diciembre 1553) para colmo de “bestialidad pagana”!

Tras esta victoria contundente, Lautaro fue nombrado teniente-toqui(o jefe guerrero) de los araucanos por la asamblea, segundo en mando pero en realidad el más carismático de los líderes. Fue enviado a las montañas de Marigueñu y fue ahí donde en 1554 logró derrotar al general Villagra, a quien además logró quitarle varias piezas de artillería, muchos prisioneros y numerosos corceles, entre ellos el famoso Hasi (Atrevido), quien fue su compañero en la guerra. Ese mismo año Lautaro atacó el fuerte de Concepción, lo saqueó, le pegó fuego a la ciudad y niveló los fuertes para su conveniencia. De postre, en 1555 volvió a quemar la ciudad, dejándola completamente en ruinas. En 1556, a la cabeza de 600 escogidos valientes, se dirigió a Santiago con la intención de tomar posesión de este bastión. En las riberas del Río Claro derrotó a los españoles 4 veces, pero al final del año la muerte le aguardaba en manos del odiado general Villagra. Lautaro había sido traicionado por un indígena quien se mostró amistoso con el general. Viendo este vendepatria que Lautaro dormía en su campamento, llevó al español hasta él y hasta ahí llegó la cosa, muriendo Lautaro un 1o. de abril de 1557 tras el combate entablado inesperadamente. Los españoles, quienes no podían creer que estaba por fin muerto su azote, tuvieron que convencerse cuando su cabeza fue clavada en una pica y exhibida por quince días en el fuerte de Petorca.

Hoy en prestigiosas academias militares se estudian cuidadosamente las tácticas que Lautaro aprendió cuando era paje, y que él mismo modificó para que las huestes indígenas pudieran salir airosas en cualquier tipo de situación. Su audaz uso de la caballería lo coloca a la par de grandes estrategas como Napoleón Bonaparte, Shaka Zulu , Guillermo el Conquistador de Normandía y Oda Nobunaga del Japón. Sin embargo, los historiadores consideramos que el mayor legado de Lautaro fue su pujante ímpetu por lograr la autodeterminación de su pueblo cuando estos fueron atacados por los viles españoles invasores. Su lucha sigue teniendo vigencia en momentos cuando el neocolonialismo sigue adquiriendo a precio de guate mojado las conciencias de los cómodos y pusilánimes.

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