Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


domingo, 30 de marzo de 2008

Ay Tomas y tus enredos!


LA RELACION IMPROPIA... SEGUN JEFFERSON
Cecilia Ruiz de Ríos
Hace poco, en medio del escándalo protagonizado por Bill Clinton y la rapaz Mónica Lewinsky, casi me desternillo de la risa cuando el atribulado chele calificaba su relación con la rolliza judía como "algo inapropiado." Lo divertido es que Clinton tomaba prestadas las mismas palabras con las cuales Thomas Jefferson, monstruo sagrado de la historia estadounidense, designaba su affaire au très petit sèrieux con una casada señora allá a fines del siglo XVIII.
Las menudencias de los presidentes estadounidenses siempre han sido objeto de curiosidad y especulación, desde las de George Washington quien nunca pudo engendrar aunque sí se sabe que era potentísimo con su esposa Martha Dandridge... hasta las del actual Clinton de quien se dice que podría precisar Viagra por aquello del puro (no confundirse con la popular oración...)
Nacido en 1743 y muerto un 4 de julio de 1826, Thomas Jefferson debajo de una peluca tiesa y una mirada de castigador no nos parece como un hombre que haya suscitado pasiones volcánicas en hembra alguna. Resulta curioso que en su adolescencia nunca tuviera valor para ir más allá de un casto beso con una rubia llamada Rebecca Burwell, quien lo vio tan torpe en las lides amorosas que luego se cansó de esperar y se casó con otro.
Pero este feo ejemplar de macho debe de haber tenido alguna gracia que no le sospechamos hoy cuando se pudo dar el lujo de invadir el lecho matrimonial de su mejor amigo y ocasionar lo que se conoce hasta nuestros días como el Asunto Walker. John Walker era uno de los yuntas de tiempos escolares de Jefferson. Habían ido a la misma universidad, y cuando John decide casarse con la hija del coronel Bernard Moore, Elizabeth (apodada Betsey), no tiene mejor idea que llevar a Jefferson como testigo de las nupcias. Ya existía una amistad sólida entre John Walker y Jefferson. El padre de John, el doctor Thomas Walker, había sido uno de los ejecutores del testamento del padre de Thomas, y en una ocasión, hasta llegó a darle dinero de su propia bolsa al futuro estadista cuando éste se atrasó en el pago de su colegiatura en la universidad William and Mary. Poco podría haberse imaginado el doctor Walker que Thomas iba a pagarle sus bondades jugándole la comida al hijo.
A los 21 años, el robusto Thomas estaba a merced de sus hormonas. Los recién casados se establecieron en Belvoir y cuando John tuvo que ir de secretario de su papá con una delegación de virginianos a una reunión con los indios en Fort Stanwix, John Walker confió al cuidado de Thomas, entonces de 21 años, a su esposa y a la hija de ambos. Tomando el riesgo que representaba en ese entonces sentarse a la mesa de negociaciones con indios -quienes lògicamente andaban con el plumero en el suelo muertos de rabia por las tierras que el blanco les arrebataba- John Walker hasta hizo un testamento "por si las moscas" y el ejecutor número uno era su amigo Thomas.
Durante los 4 meses que John Walker estuvo fuera, Thomas Jefferson cuidó a Betsey... como si fuera propia, llegando a tener un gran romance que incluyó aparatosas sesiones en la cama. Al parecer, Thomas sintió poco remordimiento de haberle tomado la esposa prestada a su mejor amigo, y cuando el pobre cornudo regresó, nadie dijo nada y todo siguió sin confesiones . Thomas siguió siendo el amigazo de Walker, resultó nombrado en la Casa de los Burgesses, aconsejó a uno de los hermanos de Betsey en cuanto al estudio de las leyes, y Betsey nunca se dio por ofendida. Hasta la década de los 1780s nada se sabía de esta mancha sobre el honor de Thomas. Para entonces ya estaba felizmente casado con Martha Wayles Skelton, quien era 5 años y medio menor que él y había llegado a su poder no como una ingenua virgen sino como una viuda.
Cuando Thomas Jefferson se va de ministro de EEUU en Francia en 1784, Betsey espera que el futuro estadista esté al otro lado del charco para hacerle la confesión a su marido sobre lo que pasó en 1768. Walker posteriormente presentará unos escritos en los cuales acusa a Thomas de haber cometido adulterio con su mujer incluso cuando Thomas ya estaba casado con Martha Wayles, en 1779. El furibundo esposo, que hasta entonces no se había percatado que andaba una pareja de cuernos encima, distorsionó y aumentó con detalles lujuriosos la relación entre Thomas y su esposa. Fue cuando Thomas Jefferson, una vez que a como dicen los gringos the shit hit the fan (el estiércol pegó en el ventilador), se vio obligado a admitir que había tenido una relación impropia con Betsey. Para entonces ya era el presidente de los Estados Unidos y se vio obligado a declarar "Me confieso culpable de que cuando era joven y soltero yo ofrecí amor a una guapa dama. Yo reconozco lo incorrecto e impropio del asunto," dijo el humillado Thomas.
El escándalo le acompañó desde la Casa Blanca hasta su retiro en 1809, y muchos que lo miraban con adoración por haber sido uno de los firmantes de la Constitución de las Estados Unidos, ahora lo observaban como a un macho cabrío en celo. Jefferson pasó bastante tiempo tratando de compensar a John Walker por su traición. Para colmo, una vez que su adorada Martha había muerto (agotada de tanto parto) poco antes de que fuera de ministro a Francia, un periodista llamado James Thomson Callender le rastreó una querida negra llamada Sally Hemmings que conservaba en Monticello para sus placeres de viejo solo. De ella tuvo varios hijos pero nunca le dio la libertad pues este padre de la patria quería seguir estrujando el voluptuoso cuerpo de la esclavita.De nada sirvió que Jefferson fuera el instrumento para lograr la compra de Louisiana a Francia en 1803, porque muchos se encargaron de agriarle la existencia por su desliz de juventud. Sin embargo, la figura colosal de este estadista siguió siendo objeto de respeto y veneración, y aunque desde 1809 ya estaba retirado de la vida pública, siguió siendo ampliamente consultado para asuntos políticos.

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