Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


viernes, 8 de febrero de 2008

clase de santa!


SANTA, MALA MADRE O ARPIA: LA EMPERATRIZ IRENE DE BIZANCIO
Cecilia Ruiz de Ríos

Una de las mujeres más controversiales de la historia es Irene, la emperatriz bizantina quien para algunos religiosos es una santa a la que le prenden velas, mientras que para otros es el vivo ejemplo de lo que una madre jamás debe ser con su retoño. Ambiciosa, bella, intrigante y sagaz, Irene no escatimó esfuerzos ni trama para colocarse por encima de todos, aunque para llegar a la cima tuviera que machacar unas centenares de cabezas sin asomo alguno de piedad.Junto con Teodora, la emperatriz bizantina que subió al trono tras haber sido prostituta y cirquera, Irene es una de las figuras más conocidas de la agitada historia de Bizancio, el cual se desplomó en el siglo XV cuando el otomano Mehmet el Conquistador le deschincacó la vida en mayo a Constantinopla.
Se cree que Irene nació a mediados de julio del año 752 o 751 de la era cristiana en la ciudad de Atenas, y no vino al mundo con cucharita de plata en la boca. La leyenda cuenta que su madre era una meretriz que nunca supo quien la había fabricado a la hija, otros ponen a la mamá de Irene como una hilandera viuda que acabó ciega tras tanto trabajo para mantener a su familia. Lo cierto es que Irene es sus primeros años vivió en la más polvosa pobreza, pero gozó de un poco de educación dado que un familiar suyo era sacerdote con muchas influencias entre la élite de Bizancio.
Al llegar a la adolescencia, la flaca muchacha de intensos ojos negros se hizo una beldad como para competir con las medidas de 90-60-90 de las modernas Miss Universo. Tenía muchos pretendientes, pero muchos la buscaban solo para una aventura fácil ya que la chica no tenía dote para merecer una boda.
Nadie sabe cómo fue que Irene logró tener acceso al emperador Leo IV, quien reinó desde 775 hasta 780 de la era cristiana. Unos afirman que siendo hábil hilandera se introdujo entre los proveedores del palacio y cuando Leo preguntó por la buena calidad de sus ropajes, el ama de llaves le presentó a la muchacha. otros afirman que ella se lanzó a los pies del vanidoso hombre cuando éste salía de una iglesia tras una misa. Lo cierto es que Leo se casó infatuadísimo con la joven de 17 años, quien aprovechó que el marido estaba perdidamente enamorado para dominarlo a su gusto y antojo. Irene entonces pasó de los harapos a la riqueza, y tras haberle dado a Leo al ansiado heredero varón, se sintió que estaba bien afianzada. Cuando Leo murió en el año 780, su hijo Constantino, de apenas 10 años de edad, herederó el trono como Constantino VI. Dado que el cipote era menor de edad, Irene aprovechó para quedarse de regente de su hijo "para mientras crecía."
El problema es que para Irene Constantino jamás terminaría de crecer, y ella lo dominaba de una forma total. Irene escogió a la esposa de su hijo para garantizarse un completo dominio del chico hasta en la alcoba. Constantino no había expresado mayores deseos de casarse, pero reza la leyenda que Irene supervisió personalmente la noche de bodas del muchacho, garantizándose que se consumara el matrimonio. Cuando Constantino no estaba de acuerdo con ella, trataba de relegarla a segundo plano pero ella se rehusaba a ceder un ápice de su autoridad. Irene amenazó a su nuera con envenenarla si no intercedía a favor de ella en momentos de intimidad, y lo más lógico es que la pobre consorte de Constantino le tenía pavor a su formidable suegra. Otra parte de la leyenda negra de Irene como suegra es que solía mezclar en la comida de su hijo y su nuera poderosos afrodisíacos para garantizar que hubiera descendencia de los muchachos. En una ocasión se le fue la mano y los esposos estuvieron al borde de la muerte tras haber comsumido unos postres con una sobredosis de cantáridas(un venenosos afrodisíaco que garantiza erecciones monumentales y un desenfreno pavoroso), anticipándose de esta forma por un casi un milenio al escándalo del francés Marqués de Sade cuando casi envenena a unas prostitutas con bombones supuestamente lujuriantes.
A Irene le tocó luchar contra los iconoclastas, quienes eran religiosos que se oponían al uso de íconos o imágenes para representar a los santos. Una vez que hubo aquietado esa rebelión religiosa, Irene se propuso acabar con la rebeldía escasa que le mostraba Constantino. Cansada de luchar con él, lo depuso en el año 797, protagonizando una de las reyertas familiares más bochornosas de la historia. Constantino fue levantado en vilo, desnudado, azotado a latigazos, confinado y posteriormente su madre ordenó que lo cegaran sacándole los ojos de sus órbitas en un acto de crueldad sin paralelo en la historia.
Irene entonces se apropió del trono como la primera emperatriz bizantina por derecho propio. Sin haberse cansado de tanta trifulca, se echó enemigos a nivel internacional. Se negó a reconocer como Sacro Emperador Romano al gigantón chele Carlomagno, quien había sido coronado por el papa en el año 800. Irene, quien continuaba bella a pesar del paso del tiempo, se puso a flirtear con la idea de casarse con Carlomagno con ánimo de someterlo...además que le habían ido con el cuecho que este forjador de lo que sería luego Francia era un Príapo en la cama.
Tras la muerte de su esposa Liutgarda en el año 800, Carlomagno huyó de la idea de "dormir con el enemigo" y aunque Irene soltó la bola que era Carlomagno quien quería apresarla en las redes nupciales, las malas lenguas con la mía a cargo del club en este siglo afirman que Carlomagno no era tan masoquista como para echarse de consorte a tamaña víbora.
Irene comenzó a saquear el erario y a imponer restricciones sobre sus súbditos, y pronto tenía a casi todos los nobles del imperio en contra de ella. La plebe protestó contra tanto impuesto y las alzas en los precios del alimento y en 802 los patricios decidieron mandarla a la lona. Irene fue depuesta por un puñado de nobles que se alzaron en su contra, y se vio exiliada a la isla de Lesbos. Una vez ahí, Irene, quien había olvidado lo que era ser pobre y le hedía más la cara que el basurero de Acahualinca, volvió a tomar su rueca de hilandera y se puso a trabajar para comer modestamente.
Nadie quería recordarla y murió al año siguiente,803, sola, triste, despreciada y en la mismita pobreza en la cual había nacido.
Para colmo, su ex ministro de finanzas posteriormente pasaría a ocupar el trono de Bizancio como el Emperador Nicéforo I, y este emperador murió en 811.
La iglesia ortodoxa, sin embargo, tuvo tan buenos recuerdos de ella en su lucha contra los iconoclastas que alcanzó una leyenda de santidad bastante interesante. Pero para muchos historiadores, Irene es el prototipo del gobernante que confirma nomás que el poder absoluto, corrompe absolutamente.

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