Charles Baudelaire: Genial e Irrevente
Cecilia Ruiz de Ríos
Mi primer encuentro con la poesía del gran bardo francés Charles Baudelaire fue una tarde cuando yo tenía unos siete años y cargaba como estola a mi hermosísima gata abisinia Torta. Un viejo libro de mi padre contenía algunos de los poemas más hermosos que se han escrito para gatos, y desde entonces el flechazo por el gran poeta fue fulminante. Considerado como irreverente, blasfemo y hasta «vulgarcito» por ignorantes, Charles Baudelaire es una de las grandes glorias literarias de Francia y fue un inmenso honor poderle depositar rosas rojas cuando yo estudié en París.
Nacido el 9 de abril de 1821, Charles era hijo de Carolina Archimbaut Dufays y Joseph Francois Baudelaire, quien antes había sido ordenado sacerdote pero que colgó la sotana durante la revolución. El papá de Charles trabajaba como tutor de los niños del Duque de Choiseul-Praslin y al arribar a los 60 años vivía cómodamente. A esa edad había conocido a Caroline, de apenas 26 años, quien solo le dio un hijo (Charles). El papá de Charles murió el 10 de febrero de 1827, y la viuda concentró todo su mimo en Charles hasta que el 8 de noviembre de 1818 se casó nuevamente, esta vez con el mayor Jacques Aupick. Aunque el militar era disciplinado y luego se destacaría como general, embajador y hasta senador, a Charles no le acababa de gustar su padrastro.
En 1833 la familia de Charles se mudó a Lyon, donde mandaron al joven Charles a un internado militar. Teniendo que someterse a la disciplina escolar, Charles odió más a su padrastro. Luego lo metieron a la secundaria Luis El grande, donde se hizo un gran insolente y mal alumno, a tal punto que lo expulsaron en 1839 después que virtió químicos explosivos en un excusado. Tras ser expulsado, Charles afirmó a su familia que se haría escritor, pero acordó estudiar derecho en París para que el estiércol no pegara en el abanico, a como dicen los gringos. Vivió en la Pensión Bailly, famosa por sus estudiantes bohemios, y sus libros de leyes nadaban en polvo pues ni los tocaba, bebiendo vino barato, comiendo poco y andando con prostitutas, la ya minada salud de Charles empeoró al contraer sifilis en un burdel de criollas.
Tratando de rescatar al perdulario Charles, sus padres lo mandaron a la India saliendo el 9 de junio de 1841 en el bote Mares del Sur, bajo tutela del capitán Saliz. Charles iba trompudo y no le hablaba a nadie, y cuando una tormenta abatió el barco y se vieron forzados a detenerse en la isla Mauricio, Charles se rebeló. El capitán lo convenció de llegar hasta la isla Reunión, pero de ahí agarró un barco de vuelta a París.
Tras su arribo a París, Charles recibió una herencia de 100 mil francos de su odiado padrastro. Charles se dedicó a la vida bohemia, visitando más burdeles, galerías y círculos literarios. Se vestía como si un loco le escogía la ropa, y trataba a sus mascotas como príncipes. Malgastó casi toda su fortuna, y sus padres lo colocaron bajo la tutela legal de narciso Desiore Ancelle, un abogado de pocos escrúpulos. Esto terminó de alienar a Charles en contra de sus padres. Por las deudas contraídas, se vio obligado a someterse al tal leguleyo.
En 1842 Charles conoció y se enamoró violentamente de Jeanne Duval, una actriz mulata del Barrio Latino de París. Como su amante, tuvo gran influencia sobre sus escritos. La madre de Baudelaire, como típica suegra posesiva, no la quería y la llamaba solamente «la Venus Negra». Sin embargo, Charles no conocía la fidelidad ni en postal, y en 1847 conoció a Marie Daubrun, otra joven actriz que estuvo enqueridada con él entre 1855 y 1860.
En 1852, Charles volvió a enamorarse, esta vez de Apolonia Sabatier, quien sostenía salones literarios para los ricos y famosos. Sabatier nunca se fue a la cama con Charles, pero él le expresó su amor en numerosos poemas y cartas. Confuso en cuanto a quien amaba, Charles siguió en su vida de vino, mujeres y canto, siendo en realidad fiel solamente a un enorme gato mechudo que le regaló una prostituta: el rollizo Guillaume D´Aquitaine, nombrado así por Charles en honor al gran trovador y cruzado francés de la Edad Media.
En 1845 Charles había intentado suicidarse, y se cree que fue una forma de llamar la tención de su madre. Estuvo viviendo con ella por poco rato, pero no lo aguantaron por muchos meses. En 1847 había publicado su novela autobiográfica La Fanfarlo y luego Charles se involucró en la revuelta de los trabajadores de 1848.
En 1852 Charles publicó su primer ensayo sobre otro bohemio y desafortunado bardo: el genial gringo Edgar Allan Poe. Concibió una fascinación galopante por Poe, a quien consideraba un alma gemela.
En 1857 Charles publicó su polémico libro Las Flores del Mal.No eran precisamente románticos su poemas en los que hablaba del satanismo, lesbianismo, vampirismo, temas esotéricos y tópicos eróticos. A menos de un mes de haber publicado su magnum opus, Le Figaro atacó la obra de Charles de manera tan virulenta que Charles y su amigo, el editor Poulet Malassis, fueron demandados judicialmente por ofender la moralidad pública. Multaron a Charles con 300 francos y con 200 a su editor. Además, seis de los poemas fueron censurados por ser considerados radicales y blasfemos.
Tras el juicio, Charles corrió a su cuchitril a llorar encima de su obeso gato Guillaume. Los diarios hicieron caricaturas del bardo usando al gato de paño de lágrimas, lo cual por lo menos le extricó una sonrisa a Charles. Poco después murió el padrastro de Charles. Su mamá se fue de París a vivir al poblado normando de Honfleur, y ella lo invitó a que se fuera a vivir con ella. En 1859 Charles por fin fue a vivir bajo el mismo techo que su progenitora, y ahí escribió El Salón de 1859 así como poemas adicionales para la segunda edición de Las Flores del Mal. En 1860 escribió Los Paraísos Artificiales, obra en la cual condena el uso de las mismitas drogas de las cual él abusó en sus años mozos.
La segunda edición de Las Flores del Mal apareció en 1861, con 35 poemas. Varios golpes le cayeron como zopilotera en este año. Guillaume, ya un miau achacoso y roñoso a los 16 años de edad, murió en sus brazos de puro viejo. Charles no logró entrar a la Academia Francesa de las Letras, y estando en malos estrechos financieros, no pudo ayudar a su editor Poulet Malassis, quien fue a parar al tabo por no poder pagar sus deudas. Descubrió que Jeanne Duval lo había olvidado en brazos de otro amante, a quien ella presentaba como su hermano. En 1862 Charles comenzó a sufrir de migrañas y pesadillas, quizás producto del avance de la sífilis hacia su cerebro.
En abril de 1863 Charles se fue a Bruselas buscando un editor, pero al empeorar su salud, tuvo que regresar a Francia. En 1865 un ataque de apoplejía lo dejó peor. Tras estar internado en un asilo católico, volvió a París a inicios de julio. Pero el 31 de agosto de 1867, la frágil salud del genio no resistió más y murió en brazos de su paciente y desconsolada madre a los 46 años de edad.
Hoy en día, Las Flores del Mal está considerada como una de las obras cumbres de la literatura francesa, aunque estando en secundaria una maestra me prohibió a chillidos que leyera lo que en casa me recomendaban como el magnum opus del genial Charles, eterno y sensual amante de los gatos y un hombre sin pelos en la lengua.
Cecilia Ruiz de Ríos
Mi primer encuentro con la poesía del gran bardo francés Charles Baudelaire fue una tarde cuando yo tenía unos siete años y cargaba como estola a mi hermosísima gata abisinia Torta. Un viejo libro de mi padre contenía algunos de los poemas más hermosos que se han escrito para gatos, y desde entonces el flechazo por el gran poeta fue fulminante. Considerado como irreverente, blasfemo y hasta «vulgarcito» por ignorantes, Charles Baudelaire es una de las grandes glorias literarias de Francia y fue un inmenso honor poderle depositar rosas rojas cuando yo estudié en París.
Nacido el 9 de abril de 1821, Charles era hijo de Carolina Archimbaut Dufays y Joseph Francois Baudelaire, quien antes había sido ordenado sacerdote pero que colgó la sotana durante la revolución. El papá de Charles trabajaba como tutor de los niños del Duque de Choiseul-Praslin y al arribar a los 60 años vivía cómodamente. A esa edad había conocido a Caroline, de apenas 26 años, quien solo le dio un hijo (Charles). El papá de Charles murió el 10 de febrero de 1827, y la viuda concentró todo su mimo en Charles hasta que el 8 de noviembre de 1818 se casó nuevamente, esta vez con el mayor Jacques Aupick. Aunque el militar era disciplinado y luego se destacaría como general, embajador y hasta senador, a Charles no le acababa de gustar su padrastro.
En 1833 la familia de Charles se mudó a Lyon, donde mandaron al joven Charles a un internado militar. Teniendo que someterse a la disciplina escolar, Charles odió más a su padrastro. Luego lo metieron a la secundaria Luis El grande, donde se hizo un gran insolente y mal alumno, a tal punto que lo expulsaron en 1839 después que virtió químicos explosivos en un excusado. Tras ser expulsado, Charles afirmó a su familia que se haría escritor, pero acordó estudiar derecho en París para que el estiércol no pegara en el abanico, a como dicen los gringos. Vivió en la Pensión Bailly, famosa por sus estudiantes bohemios, y sus libros de leyes nadaban en polvo pues ni los tocaba, bebiendo vino barato, comiendo poco y andando con prostitutas, la ya minada salud de Charles empeoró al contraer sifilis en un burdel de criollas.
Tratando de rescatar al perdulario Charles, sus padres lo mandaron a la India saliendo el 9 de junio de 1841 en el bote Mares del Sur, bajo tutela del capitán Saliz. Charles iba trompudo y no le hablaba a nadie, y cuando una tormenta abatió el barco y se vieron forzados a detenerse en la isla Mauricio, Charles se rebeló. El capitán lo convenció de llegar hasta la isla Reunión, pero de ahí agarró un barco de vuelta a París.
Tras su arribo a París, Charles recibió una herencia de 100 mil francos de su odiado padrastro. Charles se dedicó a la vida bohemia, visitando más burdeles, galerías y círculos literarios. Se vestía como si un loco le escogía la ropa, y trataba a sus mascotas como príncipes. Malgastó casi toda su fortuna, y sus padres lo colocaron bajo la tutela legal de narciso Desiore Ancelle, un abogado de pocos escrúpulos. Esto terminó de alienar a Charles en contra de sus padres. Por las deudas contraídas, se vio obligado a someterse al tal leguleyo.
En 1842 Charles conoció y se enamoró violentamente de Jeanne Duval, una actriz mulata del Barrio Latino de París. Como su amante, tuvo gran influencia sobre sus escritos. La madre de Baudelaire, como típica suegra posesiva, no la quería y la llamaba solamente «la Venus Negra». Sin embargo, Charles no conocía la fidelidad ni en postal, y en 1847 conoció a Marie Daubrun, otra joven actriz que estuvo enqueridada con él entre 1855 y 1860.
En 1852, Charles volvió a enamorarse, esta vez de Apolonia Sabatier, quien sostenía salones literarios para los ricos y famosos. Sabatier nunca se fue a la cama con Charles, pero él le expresó su amor en numerosos poemas y cartas. Confuso en cuanto a quien amaba, Charles siguió en su vida de vino, mujeres y canto, siendo en realidad fiel solamente a un enorme gato mechudo que le regaló una prostituta: el rollizo Guillaume D´Aquitaine, nombrado así por Charles en honor al gran trovador y cruzado francés de la Edad Media.
En 1845 Charles había intentado suicidarse, y se cree que fue una forma de llamar la tención de su madre. Estuvo viviendo con ella por poco rato, pero no lo aguantaron por muchos meses. En 1847 había publicado su novela autobiográfica La Fanfarlo y luego Charles se involucró en la revuelta de los trabajadores de 1848.
En 1852 Charles publicó su primer ensayo sobre otro bohemio y desafortunado bardo: el genial gringo Edgar Allan Poe. Concibió una fascinación galopante por Poe, a quien consideraba un alma gemela.
En 1857 Charles publicó su polémico libro Las Flores del Mal.No eran precisamente románticos su poemas en los que hablaba del satanismo, lesbianismo, vampirismo, temas esotéricos y tópicos eróticos. A menos de un mes de haber publicado su magnum opus, Le Figaro atacó la obra de Charles de manera tan virulenta que Charles y su amigo, el editor Poulet Malassis, fueron demandados judicialmente por ofender la moralidad pública. Multaron a Charles con 300 francos y con 200 a su editor. Además, seis de los poemas fueron censurados por ser considerados radicales y blasfemos.
Tras el juicio, Charles corrió a su cuchitril a llorar encima de su obeso gato Guillaume. Los diarios hicieron caricaturas del bardo usando al gato de paño de lágrimas, lo cual por lo menos le extricó una sonrisa a Charles. Poco después murió el padrastro de Charles. Su mamá se fue de París a vivir al poblado normando de Honfleur, y ella lo invitó a que se fuera a vivir con ella. En 1859 Charles por fin fue a vivir bajo el mismo techo que su progenitora, y ahí escribió El Salón de 1859 así como poemas adicionales para la segunda edición de Las Flores del Mal. En 1860 escribió Los Paraísos Artificiales, obra en la cual condena el uso de las mismitas drogas de las cual él abusó en sus años mozos.
La segunda edición de Las Flores del Mal apareció en 1861, con 35 poemas. Varios golpes le cayeron como zopilotera en este año. Guillaume, ya un miau achacoso y roñoso a los 16 años de edad, murió en sus brazos de puro viejo. Charles no logró entrar a la Academia Francesa de las Letras, y estando en malos estrechos financieros, no pudo ayudar a su editor Poulet Malassis, quien fue a parar al tabo por no poder pagar sus deudas. Descubrió que Jeanne Duval lo había olvidado en brazos de otro amante, a quien ella presentaba como su hermano. En 1862 Charles comenzó a sufrir de migrañas y pesadillas, quizás producto del avance de la sífilis hacia su cerebro.
En abril de 1863 Charles se fue a Bruselas buscando un editor, pero al empeorar su salud, tuvo que regresar a Francia. En 1865 un ataque de apoplejía lo dejó peor. Tras estar internado en un asilo católico, volvió a París a inicios de julio. Pero el 31 de agosto de 1867, la frágil salud del genio no resistió más y murió en brazos de su paciente y desconsolada madre a los 46 años de edad.
Hoy en día, Las Flores del Mal está considerada como una de las obras cumbres de la literatura francesa, aunque estando en secundaria una maestra me prohibió a chillidos que leyera lo que en casa me recomendaban como el magnum opus del genial Charles, eterno y sensual amante de los gatos y un hombre sin pelos en la lengua.
1 comentario:
Um bouquet de rosas vermelhas para seu texto, e um carinho no dorso da gata abissínia, Torta.
Beijos,
Marcelo.
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