Víctima o Victinario:La triste vida del Rey Enrique III de Francia
Cecilia Ruiz de Ríos
Uno de los reyes a quien más vilipendió una profesorcita gringa de historia que tuve fue el galo Enrique III de Valois, por lo cual años más tarde, cuando estudiaba en Francia, me di a la tarea de indagar cuánta verdad podría haber en los epítetos de "maricón, trapero, sucio y cobarde" que la teacher de histeria(perdón, historia)espetaba contra el monarca.
Enrique III de Francia vino al mundo un 19 de septiembre de 1551 como tercer hijo del rey Enrique II de Valois y su esposa italiana Catalina María Rómola de Médicis, siendo bautizado inicialmente como Eduardo Alejandro, nombre que fue cambiado a Enrique cuando lo confirmaron en 1564. Al nacer, cargó con el título de Duque de Angulema.Era un niño delicado de salud y con un temperamento sensible, teniéndole pavor a la oscuridad y las arañas.Le tocó crecer en una corte en la cual su padre, un racista melancólico que estaba enamorado de Diana de Poitiers(muchos años mayor que el rey) le hacía incontables desprecios a su madre. Siendo aún un menor de edad, Enrique sentía pasión por su hermana Margarita(luego reina Margot al casarse con Enrique de Navarra,futuro Enrique IV). Si este incesto se consumó o no figura como uno de los enigmas de la historia, pero ya siendo ambos adultos, Enrique III humillaría en una fiesta a Margot llamándola meretriz.
Dado que el trono polaco a menudo era ocupado por extranjeros a los cuales los nobles escogían, Enrique partió hacia Polonia el 28 de febrero de 1573 para ser coronado rey de esa nación poco después de arribar el 18 de febrero de 1574.Apenas había tenido tiempo de calentar su corona polaca cuando se enteró que su hermano Carlos IX-quien había sucedido a Francisco II al morir éste- también había fallecido escupiendo los pulmones. Ni corto ni perezoso, Enrique huyó de Polonia dejando tras de sí muy mala imagen un 18 de junio de 1574, arribando a Francia tras haberse ido por vía Venecia el 6 de septiembre de 1574. Una vez recibido por su mamá, Enrique la tuvo por regente hasta ser coronado en Reims el 13 de febrero de 1575 por Luis de Lorena, Cardenal de Guisa.A la coronación le siguió su boda, dos días después, con Luisa de Vaudemont, ya que la anterior prometida María de Cléves había fallecido antes que él regresara de Polonia.Finalmente casado con una mujer a quien amaría intensamente muy a su manera, quedaba cerrado el capítulo de especulación en cuanto a si se casaría con Elizabeth Tudor, la reina Virgen de Inglaterra, a quien él le hacía mala cara alegando que no era católica.Luisa de Vaudemont no sería completamente feliz con Enrique pues a estas alturas del campeonato ya era obvio que el muchacho sentía pasión por lo hombres. De aspecto agraciado pero definitivamente afeminado, Enrique era amante de las sedas, joyas y hasta se daba a hacer corsés iguales a los de su esposa para afinar su cintura. A pesar de no ser muy amante del baño, Enrique se desquiciaba por los perfumes y muchas veces olía más que un burdel entero.Pronto, el rey se hizo rodear de un séquito de mariposones jóvenes a quienes se les llamó los "mignons"(los bonitos) reales. Entre los amantes del rey figuraron como grandes favoritos el Duque de Epernon, el Duque de Joyeuse y Francois D´Or. Francois D´Epinay de saint Luc fue compañero suyo en las Guerras de Religion pero cayó pronto en desgracia, Jean Alexaindre de Normandie lo volvió loco de pasión solo para dejarlo enchilado cuando se retiró a una vida semimonástica de filósofo ermitaño y Louis Berenger, señor de Guast, quien fue enviado a asesinar por Margarita de Valois, hermana de Enrique.Entre otros favoritos figuraron el judío Jacques de Lévis(Conde de Quelus), Louis de Maugiron et Livarot y David Edouard de Praslin. Algunos de ellos llegaron a hacer amistad con la reina Luisa. Enrique III y Luisa nunca tuvieron hijos, y por eso Enrique sería el último Valois en sentarse en el trono francés.
Enrique III heredó de su predecesor las Guerras de Religión entre católicos y hugonotes(protestantes).Cuando Enrique firmó el Edicto de Beaulieu, los católicos más recalcitrantes se enojaron y formaron la Santa Liga para protegerse y echarle la vaca al rey. Enrique, temiendo por la estabilidad de la corona, reanudó la guerra contra los hugonotes pero los Estados Generales al reunirse en Blois en 1576 le negaron la plata, alegando que Enrique quería ese dinero para seguir en su vida desordenada con sus amantes. La Paz de Bergerac en 1577 acabó las hostilidades temporalmente, luego los hugonotes perdieron algunas de sus libertades por el Edicto de Poitiers y la Santa Liga se vio disuelta. En 1584 sin embargo los católicos se vieron alarmados al saber que Enrique, no teniendo hijos y habiendo muerto Francisco el último hermano varón del rey, había declarado heredero a su cuñado Enrique de Navarra.La Liga fue reactivada bajo el liderazgo del Duque de Guisa, también llamado Enrique, y por cierto ex enamorado de la libidinosa Margot, hermana del rey. Enrique III trató de calmar a los católicos de la Liga revocando pasados edictos que garantizaban tolerancia a los hugonotes. El 12 de mayo de 1588 el populacho parisino se alzó, logrando que Enrique III huyera despavorido a Chartres. En diciembre de 1588 aprovechó una reunión de los Estados Generales en Blois para enviar a asesinar a su tocayo el Duque de Guisa y al hermano de éste, Louis(el mismo cardenal que lo había coronado en Reims).La muerte violenta de los Guisa catalizó la hostilidad de la Liga, quienes se negaron a reconocer a Enrique III como soberano e instalaron al Duque de Mayenne como Teniente General. Enrique III se vio obligado a aliarse con Enrique de Navarra para sitiar a París.
Los mismos católicos a los cuales les tuvo que aguantar tanto Enrique III iban a pasarle la cuenta muy "cristianamente." El 1o. de agosto de 1589, un fanático fraile jacobino llamado Jacques Clément, muy inclementemente acuchilló a Enrique III en Saint Cloud. Con su último aliento y con sus ropas convertidas en una macabra sopa de sangre. Enrique III reconoció a su cuñado Enrique de Navarra como su heredero al trono, extinguiéndose así la dinastía de los Valois en el trono francés. El corazón de Enrique III fue extricado de su cuerpo para ser llevado a la iglesia de Saint Denis, en París, junto con los restos de numerosos otros monarcas franceses.Muchos historiadores han emitido un juicio severo en cuanto a Enrique III, considerándole el epítome de la depravación y falta de habilidad para gobernar.Lo que quizás no pudo comprender mi maestra de secundaria fue que Enrique III estuvo montado en el taburete real en una de las épocas más violentas de la historia de Francia, y las enseñanzas de su dominante y castrante madre Catalina de Médicis le jugaron una mala pasada. Catalina, en un esfuerzo por retener la influencia sobre sus hijos, había hecho de cada uno de ellos un aberrado o por lo menos un ser desajustado.Los ojos de Enrique III revelan una profunda melancolía y una tristeza solitaria que nos hace suponer que debe de haber sido un hombre de grandes sufrimientos. Leyendo unas cartas enviadas por Enrique a su amante Jean Aleixandre de Normandie, el monarca se quejaba de "una pesadumbre más del alma que del cuerpo, el cual de momento se contenta, pero luego regresa al mi corazón esa añoranza sin nombre, ese saber que nunca tendré paz hasta que muera." El atribulado corazón de Enrique III fue a parar a Saint Denis, y solo la muerte pudo darle al pobre soberano la paz que tanto deseaba, a pesar de que al morir su rostro quedó con un rictus de dolor
Cecilia Ruiz de Ríos
Uno de los reyes a quien más vilipendió una profesorcita gringa de historia que tuve fue el galo Enrique III de Valois, por lo cual años más tarde, cuando estudiaba en Francia, me di a la tarea de indagar cuánta verdad podría haber en los epítetos de "maricón, trapero, sucio y cobarde" que la teacher de histeria(perdón, historia)espetaba contra el monarca.
Enrique III de Francia vino al mundo un 19 de septiembre de 1551 como tercer hijo del rey Enrique II de Valois y su esposa italiana Catalina María Rómola de Médicis, siendo bautizado inicialmente como Eduardo Alejandro, nombre que fue cambiado a Enrique cuando lo confirmaron en 1564. Al nacer, cargó con el título de Duque de Angulema.Era un niño delicado de salud y con un temperamento sensible, teniéndole pavor a la oscuridad y las arañas.Le tocó crecer en una corte en la cual su padre, un racista melancólico que estaba enamorado de Diana de Poitiers(muchos años mayor que el rey) le hacía incontables desprecios a su madre. Siendo aún un menor de edad, Enrique sentía pasión por su hermana Margarita(luego reina Margot al casarse con Enrique de Navarra,futuro Enrique IV). Si este incesto se consumó o no figura como uno de los enigmas de la historia, pero ya siendo ambos adultos, Enrique III humillaría en una fiesta a Margot llamándola meretriz.
Dado que el trono polaco a menudo era ocupado por extranjeros a los cuales los nobles escogían, Enrique partió hacia Polonia el 28 de febrero de 1573 para ser coronado rey de esa nación poco después de arribar el 18 de febrero de 1574.Apenas había tenido tiempo de calentar su corona polaca cuando se enteró que su hermano Carlos IX-quien había sucedido a Francisco II al morir éste- también había fallecido escupiendo los pulmones. Ni corto ni perezoso, Enrique huyó de Polonia dejando tras de sí muy mala imagen un 18 de junio de 1574, arribando a Francia tras haberse ido por vía Venecia el 6 de septiembre de 1574. Una vez recibido por su mamá, Enrique la tuvo por regente hasta ser coronado en Reims el 13 de febrero de 1575 por Luis de Lorena, Cardenal de Guisa.A la coronación le siguió su boda, dos días después, con Luisa de Vaudemont, ya que la anterior prometida María de Cléves había fallecido antes que él regresara de Polonia.Finalmente casado con una mujer a quien amaría intensamente muy a su manera, quedaba cerrado el capítulo de especulación en cuanto a si se casaría con Elizabeth Tudor, la reina Virgen de Inglaterra, a quien él le hacía mala cara alegando que no era católica.Luisa de Vaudemont no sería completamente feliz con Enrique pues a estas alturas del campeonato ya era obvio que el muchacho sentía pasión por lo hombres. De aspecto agraciado pero definitivamente afeminado, Enrique era amante de las sedas, joyas y hasta se daba a hacer corsés iguales a los de su esposa para afinar su cintura. A pesar de no ser muy amante del baño, Enrique se desquiciaba por los perfumes y muchas veces olía más que un burdel entero.Pronto, el rey se hizo rodear de un séquito de mariposones jóvenes a quienes se les llamó los "mignons"(los bonitos) reales. Entre los amantes del rey figuraron como grandes favoritos el Duque de Epernon, el Duque de Joyeuse y Francois D´Or. Francois D´Epinay de saint Luc fue compañero suyo en las Guerras de Religion pero cayó pronto en desgracia, Jean Alexaindre de Normandie lo volvió loco de pasión solo para dejarlo enchilado cuando se retiró a una vida semimonástica de filósofo ermitaño y Louis Berenger, señor de Guast, quien fue enviado a asesinar por Margarita de Valois, hermana de Enrique.Entre otros favoritos figuraron el judío Jacques de Lévis(Conde de Quelus), Louis de Maugiron et Livarot y David Edouard de Praslin. Algunos de ellos llegaron a hacer amistad con la reina Luisa. Enrique III y Luisa nunca tuvieron hijos, y por eso Enrique sería el último Valois en sentarse en el trono francés.
Enrique III heredó de su predecesor las Guerras de Religión entre católicos y hugonotes(protestantes).Cuando Enrique firmó el Edicto de Beaulieu, los católicos más recalcitrantes se enojaron y formaron la Santa Liga para protegerse y echarle la vaca al rey. Enrique, temiendo por la estabilidad de la corona, reanudó la guerra contra los hugonotes pero los Estados Generales al reunirse en Blois en 1576 le negaron la plata, alegando que Enrique quería ese dinero para seguir en su vida desordenada con sus amantes. La Paz de Bergerac en 1577 acabó las hostilidades temporalmente, luego los hugonotes perdieron algunas de sus libertades por el Edicto de Poitiers y la Santa Liga se vio disuelta. En 1584 sin embargo los católicos se vieron alarmados al saber que Enrique, no teniendo hijos y habiendo muerto Francisco el último hermano varón del rey, había declarado heredero a su cuñado Enrique de Navarra.La Liga fue reactivada bajo el liderazgo del Duque de Guisa, también llamado Enrique, y por cierto ex enamorado de la libidinosa Margot, hermana del rey. Enrique III trató de calmar a los católicos de la Liga revocando pasados edictos que garantizaban tolerancia a los hugonotes. El 12 de mayo de 1588 el populacho parisino se alzó, logrando que Enrique III huyera despavorido a Chartres. En diciembre de 1588 aprovechó una reunión de los Estados Generales en Blois para enviar a asesinar a su tocayo el Duque de Guisa y al hermano de éste, Louis(el mismo cardenal que lo había coronado en Reims).La muerte violenta de los Guisa catalizó la hostilidad de la Liga, quienes se negaron a reconocer a Enrique III como soberano e instalaron al Duque de Mayenne como Teniente General. Enrique III se vio obligado a aliarse con Enrique de Navarra para sitiar a París.
Los mismos católicos a los cuales les tuvo que aguantar tanto Enrique III iban a pasarle la cuenta muy "cristianamente." El 1o. de agosto de 1589, un fanático fraile jacobino llamado Jacques Clément, muy inclementemente acuchilló a Enrique III en Saint Cloud. Con su último aliento y con sus ropas convertidas en una macabra sopa de sangre. Enrique III reconoció a su cuñado Enrique de Navarra como su heredero al trono, extinguiéndose así la dinastía de los Valois en el trono francés. El corazón de Enrique III fue extricado de su cuerpo para ser llevado a la iglesia de Saint Denis, en París, junto con los restos de numerosos otros monarcas franceses.Muchos historiadores han emitido un juicio severo en cuanto a Enrique III, considerándole el epítome de la depravación y falta de habilidad para gobernar.Lo que quizás no pudo comprender mi maestra de secundaria fue que Enrique III estuvo montado en el taburete real en una de las épocas más violentas de la historia de Francia, y las enseñanzas de su dominante y castrante madre Catalina de Médicis le jugaron una mala pasada. Catalina, en un esfuerzo por retener la influencia sobre sus hijos, había hecho de cada uno de ellos un aberrado o por lo menos un ser desajustado.Los ojos de Enrique III revelan una profunda melancolía y una tristeza solitaria que nos hace suponer que debe de haber sido un hombre de grandes sufrimientos. Leyendo unas cartas enviadas por Enrique a su amante Jean Aleixandre de Normandie, el monarca se quejaba de "una pesadumbre más del alma que del cuerpo, el cual de momento se contenta, pero luego regresa al mi corazón esa añoranza sin nombre, ese saber que nunca tendré paz hasta que muera." El atribulado corazón de Enrique III fue a parar a Saint Denis, y solo la muerte pudo darle al pobre soberano la paz que tanto deseaba, a pesar de que al morir su rostro quedó con un rictus de dolor
No hay comentarios:
Publicar un comentario