EL BELLISIMO CONQUISTADOR MACEDONIA, ALEJANDRO MAGNO
Cecilia Ruiz de Ríos
Hace poco, al fallecer mi adorado gato negro Pampato Pipistrello, en la familia lloramos como plañideras... a tal punto que un alumno mío me dijo,"Chocho, teacher, usted está peor que Alejandro Magno cuando se le palmó el tal Bucéfalo tras el bonche en la India con el rey Poros!" Es un consuelo saber que hasta alguien de la inmensa talla de Alejandro Magno podría sentirse conmovido y hasta amocepado por la muerte de un animalito querido, y quizás por eso es que el conquistador macedonio siempre ha sido uno de mis personajes favoritos.
Desde que nació en el año 356 antes de la era cristiana, hijo de la malavenida pareja del rey macedonio Filipo II y su procaz esposa Olympia, Alejandro ya venía listo para ser magno. En primer lugar, no le dio demasiada camorra a su mamá al entrar a este mundo, aunque otras leyendas ponen el parto como sangriento y violento. En segundo lugar, parecía un Niño Dios con sus rubios bucles, ojos celestitos como agua clara y una pinta envidiable. Quizás el hecho de que Olympia y su marido vivieran como perros y gatos contribuyó a que Alejandro poteriormente prefiriera a los machos de la especie y no tuviera mucha relación afectiva con las dos esposas que habría de adquirir para fines dinásticos. Las malas lenguas, con la mía citando a la manifestación, le echan el muerto del asesinato de Filipo II en una fiesta a Alejandro y su mamá Olympia, quien andaba empurrada con Filipo porque había tomado una nueva y jovencísima esposa. Pero en realidad, no hay pruebas de que la relación entre Filipo y su superdotado hijo Alex haya sido tensa, y aunque hubo murmullos en cuanto a que si las costumbres sexuales de Olympia pudieran haber hecho de Alex un bastardo, nunca renegó Filipo de su hijo. Harto se conoce que Filipo le puso los mejores tyutores a su chele retoño, entre ellos Aristóteles, quien se encargó de agudizar la natural inteligencia del mozalbete. Filipo además adquirió para su Alex el ser que sería el magno amor de la vida de este conquistador: el oscuro, gordo y amorosísimo corcel Bucéfalo, llamado así porque tenía una cabeza hermosa como de buey. Reza la leyenda que ni los mejores jinetes macedonios pudieron domar al caballo, pero cuando Alex siendo adolescente lo montó por primera vez, el equino se portó dulce y afable como un corderito. Bucéfalo fue entrenado para Alex por el maestro Xenofonte, autor del famoso manual para adiestrar nobles brutos.Bucéfalo llegaría a ser la montura, confidente, amigo y compañero inseparable de Alex hasta que el noble caballo murió tras una batalla contra el rey Poros en la India en 326 antes de Cristo.
Alex tuvo como compañero inseparable de lecho y correrías a Hefestión, un guapísimo macedonia que compartió cama, mesa y armas con él hasta que Hefestión se muriera poco antes que el mismo Alex lo siguiera a la tumba en 323. Hefestión solía embadurnar de miel a su adorado Alex y llevárselo al lecho para una sesión de pasión tras las batallas, y es un milagros que no se los hayan hartado vivos las hormigas y cucarachas. Alejandro Magno sabía ser despiadado cuando la ocasión lo ameritaba. En 335 Alex incendió la ciudad griega de Tebas, pero respetó la casa cuna del poeta Píndaro cuyos versos leyó desde chico. Tras cruzar en 334 el Hehesponto para ir a conquistar Persia, Alex vence en Gránico y quedan cadáveres como macabra alfombra por doquier. En 332 su campaña y conquista de Egipto fue sanguinolenta, y en 331 fundó la famosa Alejandría. En 330 se incendia Persépolis, y la victoria de Alex sobre el valñiente rey hindú Poros en 326 le dejará un sabor amargo en la boca al perecer su venerado caballo Bucéfalo. Cuenta la leyenda que Alejandro Magno no quería sepultar al corcel, y lloraba abrazado al cadáver de su amigo equino dando los aullidos más lastimeros que hayan oído sus generales. No comió y bebió nada por días, y sus ojos estaban tan enrojecidos que se negaba salir de su tienda de campaña. Cuando por fin el caballo fue sepultado con los honores militares más altos, Alex murmulló,"Se ha ido lo mejor de mí." Fundó una ciudad llamada Bucefalia para honrar al mejor amigo que tuvo.
Como amante, Alex era muy contradictorio. Toda su vida tuvo una relación de gran confianza con Hefestión, pero durante la conquista de Persia, conoció al muchacho que habría de inflamarlo de pasión, el eunuco persa Bagoas. Este jovencito procedía de una buena familia venida a menos, y había sido llevado al palacio del rey Darío-a quien derrotó Alex- para ser castrado y destinado al placer del monarca persa. Una vez que Alex triunfó contra los persas, le llevaron como botín de guerra al bellísimo Bagoas, quien era un adolescente que se las sabía todas como bailarín, valet de chambre y chico de cama. Bagoas se enamoró de forma fulminante de su captor, y pronto decoró el lecho de Alex como flor exótica. Se hizo cargo del conquistador, llegando a ser su sirviente, cocinero, y hasta amansalocos.Hefestión incluso llegó a ser buen amigo de Bagoas, a quien no le daba demasiada importancia. La pasión de Bagoas por Alejandro sería tan galopante que cuando Alex murió de tifoidea en 323 A.C. ,Bagoas se retiró de las tropas macedonias y se fue a vivir solito. Nunca tuvo más amantes y vivió del recuerdo de su amado Alex.
Dos esposas tuvo Alex: la princesa de Bactria Roxana, una mujer tan bella a como era intrigante y posesiva, y la princesa persa de la casa de Darío III Barsine Stateira. Roxana aspiraba a controlar a Alex y de inmediato salió preñada apenas se casó, pero ese primer hijo nació muerto. Habrían de pasar 4 años más antes que Roxana pudiera concebir a quien sería el hijo póstumo de Alex. Promoviendo el dominio total de los conquistados por la mezcla de razas, Alex se casó en segundas nupcias-sin repudiar a la intrigante Roxana-con la princesa Barsine Stateira, de la casa real persa. Esto lo hizo tras su campaña en la India, y ochenta generales de sus tropas siguieron su ejemplo casándose con linajudas damas persas. Cuando Alejandro Magno acude a su cita con la muerte en 323, un once de junio, tanto Roxana como Barsine Stateira están encintas. Roxana, quien tiene feroces celos de Barsine Stateira, falsifica la firma de Alejandro mientras el cadáver de éste está siendo preparado para el sepelio, y mandó una misiva a Barsine Stateira para que acuda, haciendo creer a la segunda esposa que Alejandro Magno tenía urgencia de hablar con ella. Barsine Stateira cae en la trampa y llega, solo para ser asesinada por órdenes de Roxana, quien considera que solo ella debe heredar el poder de Alex.
Posteriormente, Roxana pariría a Alejandro IV, el hijo póstumo del conquistador, pero este muchachito estaría destinado a formar parte de la matansinga que se armó tras la muerte de Alejandro. Tanto Roxana como el niño habrían de ser asesinados por un general llamado Casandro, quien también urdió para que Olympia, la mamá de Alex, fuera despachada al otro mundo. Casandro acabó quedándose con el trono de Macedonia y el vasto imperio de Alejandro se desmoronó merced a las luchas de sus generales.
Cecilia Ruiz de Ríos
Hace poco, al fallecer mi adorado gato negro Pampato Pipistrello, en la familia lloramos como plañideras... a tal punto que un alumno mío me dijo,"Chocho, teacher, usted está peor que Alejandro Magno cuando se le palmó el tal Bucéfalo tras el bonche en la India con el rey Poros!" Es un consuelo saber que hasta alguien de la inmensa talla de Alejandro Magno podría sentirse conmovido y hasta amocepado por la muerte de un animalito querido, y quizás por eso es que el conquistador macedonio siempre ha sido uno de mis personajes favoritos.
Desde que nació en el año 356 antes de la era cristiana, hijo de la malavenida pareja del rey macedonio Filipo II y su procaz esposa Olympia, Alejandro ya venía listo para ser magno. En primer lugar, no le dio demasiada camorra a su mamá al entrar a este mundo, aunque otras leyendas ponen el parto como sangriento y violento. En segundo lugar, parecía un Niño Dios con sus rubios bucles, ojos celestitos como agua clara y una pinta envidiable. Quizás el hecho de que Olympia y su marido vivieran como perros y gatos contribuyó a que Alejandro poteriormente prefiriera a los machos de la especie y no tuviera mucha relación afectiva con las dos esposas que habría de adquirir para fines dinásticos. Las malas lenguas, con la mía citando a la manifestación, le echan el muerto del asesinato de Filipo II en una fiesta a Alejandro y su mamá Olympia, quien andaba empurrada con Filipo porque había tomado una nueva y jovencísima esposa. Pero en realidad, no hay pruebas de que la relación entre Filipo y su superdotado hijo Alex haya sido tensa, y aunque hubo murmullos en cuanto a que si las costumbres sexuales de Olympia pudieran haber hecho de Alex un bastardo, nunca renegó Filipo de su hijo. Harto se conoce que Filipo le puso los mejores tyutores a su chele retoño, entre ellos Aristóteles, quien se encargó de agudizar la natural inteligencia del mozalbete. Filipo además adquirió para su Alex el ser que sería el magno amor de la vida de este conquistador: el oscuro, gordo y amorosísimo corcel Bucéfalo, llamado así porque tenía una cabeza hermosa como de buey. Reza la leyenda que ni los mejores jinetes macedonios pudieron domar al caballo, pero cuando Alex siendo adolescente lo montó por primera vez, el equino se portó dulce y afable como un corderito. Bucéfalo fue entrenado para Alex por el maestro Xenofonte, autor del famoso manual para adiestrar nobles brutos.Bucéfalo llegaría a ser la montura, confidente, amigo y compañero inseparable de Alex hasta que el noble caballo murió tras una batalla contra el rey Poros en la India en 326 antes de Cristo.
Alex tuvo como compañero inseparable de lecho y correrías a Hefestión, un guapísimo macedonia que compartió cama, mesa y armas con él hasta que Hefestión se muriera poco antes que el mismo Alex lo siguiera a la tumba en 323. Hefestión solía embadurnar de miel a su adorado Alex y llevárselo al lecho para una sesión de pasión tras las batallas, y es un milagros que no se los hayan hartado vivos las hormigas y cucarachas. Alejandro Magno sabía ser despiadado cuando la ocasión lo ameritaba. En 335 Alex incendió la ciudad griega de Tebas, pero respetó la casa cuna del poeta Píndaro cuyos versos leyó desde chico. Tras cruzar en 334 el Hehesponto para ir a conquistar Persia, Alex vence en Gránico y quedan cadáveres como macabra alfombra por doquier. En 332 su campaña y conquista de Egipto fue sanguinolenta, y en 331 fundó la famosa Alejandría. En 330 se incendia Persépolis, y la victoria de Alex sobre el valñiente rey hindú Poros en 326 le dejará un sabor amargo en la boca al perecer su venerado caballo Bucéfalo. Cuenta la leyenda que Alejandro Magno no quería sepultar al corcel, y lloraba abrazado al cadáver de su amigo equino dando los aullidos más lastimeros que hayan oído sus generales. No comió y bebió nada por días, y sus ojos estaban tan enrojecidos que se negaba salir de su tienda de campaña. Cuando por fin el caballo fue sepultado con los honores militares más altos, Alex murmulló,"Se ha ido lo mejor de mí." Fundó una ciudad llamada Bucefalia para honrar al mejor amigo que tuvo.
Como amante, Alex era muy contradictorio. Toda su vida tuvo una relación de gran confianza con Hefestión, pero durante la conquista de Persia, conoció al muchacho que habría de inflamarlo de pasión, el eunuco persa Bagoas. Este jovencito procedía de una buena familia venida a menos, y había sido llevado al palacio del rey Darío-a quien derrotó Alex- para ser castrado y destinado al placer del monarca persa. Una vez que Alex triunfó contra los persas, le llevaron como botín de guerra al bellísimo Bagoas, quien era un adolescente que se las sabía todas como bailarín, valet de chambre y chico de cama. Bagoas se enamoró de forma fulminante de su captor, y pronto decoró el lecho de Alex como flor exótica. Se hizo cargo del conquistador, llegando a ser su sirviente, cocinero, y hasta amansalocos.Hefestión incluso llegó a ser buen amigo de Bagoas, a quien no le daba demasiada importancia. La pasión de Bagoas por Alejandro sería tan galopante que cuando Alex murió de tifoidea en 323 A.C. ,Bagoas se retiró de las tropas macedonias y se fue a vivir solito. Nunca tuvo más amantes y vivió del recuerdo de su amado Alex.
Dos esposas tuvo Alex: la princesa de Bactria Roxana, una mujer tan bella a como era intrigante y posesiva, y la princesa persa de la casa de Darío III Barsine Stateira. Roxana aspiraba a controlar a Alex y de inmediato salió preñada apenas se casó, pero ese primer hijo nació muerto. Habrían de pasar 4 años más antes que Roxana pudiera concebir a quien sería el hijo póstumo de Alex. Promoviendo el dominio total de los conquistados por la mezcla de razas, Alex se casó en segundas nupcias-sin repudiar a la intrigante Roxana-con la princesa Barsine Stateira, de la casa real persa. Esto lo hizo tras su campaña en la India, y ochenta generales de sus tropas siguieron su ejemplo casándose con linajudas damas persas. Cuando Alejandro Magno acude a su cita con la muerte en 323, un once de junio, tanto Roxana como Barsine Stateira están encintas. Roxana, quien tiene feroces celos de Barsine Stateira, falsifica la firma de Alejandro mientras el cadáver de éste está siendo preparado para el sepelio, y mandó una misiva a Barsine Stateira para que acuda, haciendo creer a la segunda esposa que Alejandro Magno tenía urgencia de hablar con ella. Barsine Stateira cae en la trampa y llega, solo para ser asesinada por órdenes de Roxana, quien considera que solo ella debe heredar el poder de Alex.
Posteriormente, Roxana pariría a Alejandro IV, el hijo póstumo del conquistador, pero este muchachito estaría destinado a formar parte de la matansinga que se armó tras la muerte de Alejandro. Tanto Roxana como el niño habrían de ser asesinados por un general llamado Casandro, quien también urdió para que Olympia, la mamá de Alex, fuera despachada al otro mundo. Casandro acabó quedándose con el trono de Macedonia y el vasto imperio de Alejandro se desmoronó merced a las luchas de sus generales.
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