El Indio Invencible del Deporte: Jim Thorpe
Cecilia Ruiz de Ríos
Al estarse dando los Juegos Olímpicos en Sydney, un alumno mío me solicitó que hablara de las grandes glorias del atletismo de todos los tiempos. Hablar de grandes figuras y olvidar al indio estadounidense Jim Thorpe es como mirar al cielo y afirmarse que no se ve el sol. Nacido un 28 de mayo de 1887 en una humilde cabaña en Oklahoma, Jim Thorpe fue saludado por el rey de Suecia Gustavo V como "el más grande atleta del mundo" cuando se dieron los juegos olímpicos en 1912 en Estocolmo. Sin embargo, el reconocimiento de un monarca chele no sirvió para evitar que Jim Thorpe fuera humillado por los mismos que le habían colocado sus medallas...
El nombre original de Jim Thorpe era Wa Tho Huk, el cual significa Luminoso Sendero(pero nada que ver con los guerrilleros peruanos, machalá lagarto!), y aunque tenía un porcentaje de sangre francesa e irlandesa, era mayormente indio Sac y Fox. Desde chico, Jim Thorpe se vio atraído mayormente por los deportes, aunque no puede decirse exactamente que fuera mal alumno. Vivió en una reserva indígena donde la educación era casi un lujo, y las primeras carreras las corrió descalzo. A los 18 años de edad, Jim y 4 condiscípulos de la Escuela India Carlisle se presentaron a una justa deportiva en la Universidad Lafayette, y al verlos malvestidos el entrenador universitario se mofó de ellos. No podía creer que Jim y sus 4 "pelagatos" fueran a derrotar al equipo de atletismo universitario, el cual tenía 47 miembros. Al final del evento, Jim había lucido sus dotes ganando la carrera de 100 metros, el salto a la garrocha, el salto alto, el lanzamiento de la bala, el salto largo y la carrera de 220 metros. El entrenador se dio cuenta que había desayunado con la soberbia, a como ahora dice el inefable Gabo, y por eso estaba almorzando opíparamente con la verguenza.
Jim no solo se destacaba en atletismo. Le encantaba el fútbol americano, y representó muy bien los colores de Carlisle. Una tarde cuando su equipo jugó contra Harvard, se dio el lujo de arremeter sin piedad contra los orgullosos jugadores de la prestigiosa universidad, llegando a ganar Carlisle casi solo con puntos anotados por Jim. Equipos del ejército gringo y de la famosa Academial Militar West Point también mordieron el polvo de la derrota cuando Jim Thorpe y su equipo anotaban puntos sin cesar en fútbol. Jim además era un perdido enamorado del béisbol, el cual jugaba tan bien a como hacía todo lo que tuviera que ver con sudor y deportes. Alto, elegantísimo con facciones indígenas, Jim además volvía locas a las hembras de la especie no solo por su cuerpo de Tarzán, sino por su gran sentido del humor.Siendo un estudiante de Carlisle, estuvo jugando por la mísera suma de 25 dólares semanales en categoría de semiprofesional, y esto sería el pelo en la sopa cuando se supo este dato tras haber deslumbrado al mundo entero Jim en los Juegos Olímpicos de 1912.
En los juegos que se verificaron en Suecia, Jim Thorpe mostró lo mejor de sí. Se dio el lujo de ganar el pentatlón(el cual consta de 5 eventos) y el decatlón(10 eventos en total) y no había ni calentado las medallas de oro en el pecho cuando el monarca Gustavo V de Suecia quiso felicitarlo personalmente. En los vestidores del estadio olímpico, los atletas se estaban saliendo de las calzonetas(que en aquel entonces eran púdicas y modestas) para entrar en sus ropas de calle. Acababan de terminar la prueba del decatlón y apestaban peor que madriguera de león cuando Jim fue encontrado por el soberano sueco casi como Dios lo mandó al mundo. El rey buscó sin ceremonia al atleta cobrizo y sin fijarse que Jim estaba casi desnudo, le extendió la mano y le dijo,"Señor, es usted el más grande atleta del mundo y considero que estrechar su mano es un inmenso honor." Ruborizándose como virgen imprudente, Jim saludó al soberano y guardó el pudor para más luego.Al regreso a los Estados Unidos, llevó al equipo de su escuela India Carlisle a la victoria nacional en fútbol, anotando 25 touchdowns y 198 puntos. Después de esta victoria jugó en las grandes ligas del beisbol. Jim estuvo como outfielder de los Gigantes de Nueva York, los Bravos de Boston y los Rojos de Cincinnati. Durante 8 años fue jugador de grandes ligas llegando a tener como promedio de bateo .320.
Jim Thrope iba a verse fabulosamente humillado cuando se supo que en una ocasión antes de deslumbrar al mundo en 1912 en los juegos olímpicos, había jugado siendo pagado 25 dólares por semana. Las medallas que tanto le costó ganar en pentatlón y decatlón le fueron quitadas, se le despojó de honores y sus records olímpicos fueron borrados de los libros. Hubo un clamor mundial para que le devolvieran sus medallas, pero había "que hacer el ejemplo del indito que no jugaba conforme las limpias reglecillas de los blancos." Muchos nos preguntamos si se hubieran atrevido a hacer lo ismo con un deportista que fuera rubiecito como la mantequilla lavada... Las medallas no le fueron restituidas en el resto de su vida, aunque sí le fueron devueltas tras su muerte cuando ya de poco le servían. Jim se retiró del deporte profesional en 1928, siendo su último equipo los Cardenales de Chicago.
La envidia y el racismo mal disimulado condenaron a Jim a vivir sus últimos años en la más odiosa pobreza, olvidado por las autoridades y enfermo. En una ocasión tuvo que hacer de jornalero para poder servirse un plato de comida. A los 64 años de edad, Jim fue encontrado muerto en su humilde trailer. Jim, quien fue la sensación para tantas mujeres, entre ellas la actriz Eva Gray, (quien hasta la vez jura hasta con los dedos de los pies que su priomogénito le fue manufacturado por Jim) moría solitario. Era el 28 de marzo de 1953, y la causa de su muerte fue diagnosticada como infarto masivo. Moría solo y olvidado a pesar de haber sido llamado el atleta más grande del mundo. Tras su muerte, las medallas le fueron simbólicamente restituidas y en 1950 la prensa gringa lo había reconocido como el atleta gringo más prominente de la primera mitad del siglo en uno de esos concursitos sentimentaloides que no aportan dinero pero sí muchas sonrisitas. En este año, la cadena televisiva ABC a través de Wide World of Sports lo declaró atleta del siglo, pero muchos nos seguimos preguntando dónde estaba tanta gente que hoy le brinda honores cuando Jim Thorpe estaba solo, enfermo, olvidado y hasta vilipendiado...
Cecilia Ruiz de Ríos
Al estarse dando los Juegos Olímpicos en Sydney, un alumno mío me solicitó que hablara de las grandes glorias del atletismo de todos los tiempos. Hablar de grandes figuras y olvidar al indio estadounidense Jim Thorpe es como mirar al cielo y afirmarse que no se ve el sol. Nacido un 28 de mayo de 1887 en una humilde cabaña en Oklahoma, Jim Thorpe fue saludado por el rey de Suecia Gustavo V como "el más grande atleta del mundo" cuando se dieron los juegos olímpicos en 1912 en Estocolmo. Sin embargo, el reconocimiento de un monarca chele no sirvió para evitar que Jim Thorpe fuera humillado por los mismos que le habían colocado sus medallas...
El nombre original de Jim Thorpe era Wa Tho Huk, el cual significa Luminoso Sendero(pero nada que ver con los guerrilleros peruanos, machalá lagarto!), y aunque tenía un porcentaje de sangre francesa e irlandesa, era mayormente indio Sac y Fox. Desde chico, Jim Thorpe se vio atraído mayormente por los deportes, aunque no puede decirse exactamente que fuera mal alumno. Vivió en una reserva indígena donde la educación era casi un lujo, y las primeras carreras las corrió descalzo. A los 18 años de edad, Jim y 4 condiscípulos de la Escuela India Carlisle se presentaron a una justa deportiva en la Universidad Lafayette, y al verlos malvestidos el entrenador universitario se mofó de ellos. No podía creer que Jim y sus 4 "pelagatos" fueran a derrotar al equipo de atletismo universitario, el cual tenía 47 miembros. Al final del evento, Jim había lucido sus dotes ganando la carrera de 100 metros, el salto a la garrocha, el salto alto, el lanzamiento de la bala, el salto largo y la carrera de 220 metros. El entrenador se dio cuenta que había desayunado con la soberbia, a como ahora dice el inefable Gabo, y por eso estaba almorzando opíparamente con la verguenza.
Jim no solo se destacaba en atletismo. Le encantaba el fútbol americano, y representó muy bien los colores de Carlisle. Una tarde cuando su equipo jugó contra Harvard, se dio el lujo de arremeter sin piedad contra los orgullosos jugadores de la prestigiosa universidad, llegando a ganar Carlisle casi solo con puntos anotados por Jim. Equipos del ejército gringo y de la famosa Academial Militar West Point también mordieron el polvo de la derrota cuando Jim Thorpe y su equipo anotaban puntos sin cesar en fútbol. Jim además era un perdido enamorado del béisbol, el cual jugaba tan bien a como hacía todo lo que tuviera que ver con sudor y deportes. Alto, elegantísimo con facciones indígenas, Jim además volvía locas a las hembras de la especie no solo por su cuerpo de Tarzán, sino por su gran sentido del humor.Siendo un estudiante de Carlisle, estuvo jugando por la mísera suma de 25 dólares semanales en categoría de semiprofesional, y esto sería el pelo en la sopa cuando se supo este dato tras haber deslumbrado al mundo entero Jim en los Juegos Olímpicos de 1912.
En los juegos que se verificaron en Suecia, Jim Thorpe mostró lo mejor de sí. Se dio el lujo de ganar el pentatlón(el cual consta de 5 eventos) y el decatlón(10 eventos en total) y no había ni calentado las medallas de oro en el pecho cuando el monarca Gustavo V de Suecia quiso felicitarlo personalmente. En los vestidores del estadio olímpico, los atletas se estaban saliendo de las calzonetas(que en aquel entonces eran púdicas y modestas) para entrar en sus ropas de calle. Acababan de terminar la prueba del decatlón y apestaban peor que madriguera de león cuando Jim fue encontrado por el soberano sueco casi como Dios lo mandó al mundo. El rey buscó sin ceremonia al atleta cobrizo y sin fijarse que Jim estaba casi desnudo, le extendió la mano y le dijo,"Señor, es usted el más grande atleta del mundo y considero que estrechar su mano es un inmenso honor." Ruborizándose como virgen imprudente, Jim saludó al soberano y guardó el pudor para más luego.Al regreso a los Estados Unidos, llevó al equipo de su escuela India Carlisle a la victoria nacional en fútbol, anotando 25 touchdowns y 198 puntos. Después de esta victoria jugó en las grandes ligas del beisbol. Jim estuvo como outfielder de los Gigantes de Nueva York, los Bravos de Boston y los Rojos de Cincinnati. Durante 8 años fue jugador de grandes ligas llegando a tener como promedio de bateo .320.
Jim Thrope iba a verse fabulosamente humillado cuando se supo que en una ocasión antes de deslumbrar al mundo en 1912 en los juegos olímpicos, había jugado siendo pagado 25 dólares por semana. Las medallas que tanto le costó ganar en pentatlón y decatlón le fueron quitadas, se le despojó de honores y sus records olímpicos fueron borrados de los libros. Hubo un clamor mundial para que le devolvieran sus medallas, pero había "que hacer el ejemplo del indito que no jugaba conforme las limpias reglecillas de los blancos." Muchos nos preguntamos si se hubieran atrevido a hacer lo ismo con un deportista que fuera rubiecito como la mantequilla lavada... Las medallas no le fueron restituidas en el resto de su vida, aunque sí le fueron devueltas tras su muerte cuando ya de poco le servían. Jim se retiró del deporte profesional en 1928, siendo su último equipo los Cardenales de Chicago.
La envidia y el racismo mal disimulado condenaron a Jim a vivir sus últimos años en la más odiosa pobreza, olvidado por las autoridades y enfermo. En una ocasión tuvo que hacer de jornalero para poder servirse un plato de comida. A los 64 años de edad, Jim fue encontrado muerto en su humilde trailer. Jim, quien fue la sensación para tantas mujeres, entre ellas la actriz Eva Gray, (quien hasta la vez jura hasta con los dedos de los pies que su priomogénito le fue manufacturado por Jim) moría solitario. Era el 28 de marzo de 1953, y la causa de su muerte fue diagnosticada como infarto masivo. Moría solo y olvidado a pesar de haber sido llamado el atleta más grande del mundo. Tras su muerte, las medallas le fueron simbólicamente restituidas y en 1950 la prensa gringa lo había reconocido como el atleta gringo más prominente de la primera mitad del siglo en uno de esos concursitos sentimentaloides que no aportan dinero pero sí muchas sonrisitas. En este año, la cadena televisiva ABC a través de Wide World of Sports lo declaró atleta del siglo, pero muchos nos seguimos preguntando dónde estaba tanta gente que hoy le brinda honores cuando Jim Thorpe estaba solo, enfermo, olvidado y hasta vilipendiado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario