LA BATALLA QUE PERDIO EISENHOWER: KAY SUMMERSBY
Uno de los hombres más fascinantes que ha dado Estados Unidos fue sin lugar a dudas Dwight Eisenhower, apodado cariñosamente Ike.
Apuesto, fornido y enérgico, lució fabulosos destellos como el general que estuvo a cargo de las tropas aliadas en el teatro de operaciones europeo durante la Segunda Guerra Mundial y como político, logró sentarse en la Casa Blanca durante dos períodos presidenciales durante la década de los 50. Sin embargo, cuando Ike ya llegó al despacho Oval, llevaba tras de sí la única batalla que perdió en su vida, por cierto en el delicado campo de Marte que es el amor: no pudo casarse con su idolatrada amante irlandesa.
El genio militar que dirigió la más grande operación anfibia de la historia (el famoso desembarco de Normandía del 6 de junio de 1944) nació un 14 de octubre de 1890 en Kansas en el seno de una familia de extracción humilde. Su padre era un obrero que laboraba en una fábrica de productos lácteos. Ike no pudo irse a estudiar a la prestigiosa West Point hasta que hubo terminado de pagarle los estudios a un hermano, y en 1915 Ike recibía su diploma con honores.
Estaba cumpliendo su servicio militar en Texas cuando conoció a su futura esposa, Mamie Geneva Doud, la remilgada y mimada hija de un acaudalado fabricante de conservas de carne. La boda se dio en 1916 y Ike y Mamie tuvieron dos varoncitos. El primogénito murió de escarlatina y Ike nunca pudo recuperarse de tal golpe que le asestó la vida. Su matrimonio se desintegraba en medio de un juego de culpas y la negativa de Mamie de vivir con Ike en los molestos alojamientos que se proporcionaba a los militares en zonas remotas. Mamie nunca le perdonó a su marido que la sometiera a los rigores de las amas de casa con esposos militares. Mamie nunca guisaba, ni limpiaba la casa.
Era Ike quien hacía el mercado, cocinaba, lavaba y planchaba, y en ocasiones hasta le confeccionaba sus vestidos modestos a la enfurruñada esposa. La pareja se fue distanciando a tal punto que cuando Ike fue destinado a Europa durante la Segunda Guerra Mundial, Mamie, iracunda, le bombardeaba desde los Estados Unidos con amargas cartas llenas de reproches. Mamie al parecer había olvidado que a poco de casados, Ike le había advertido que primero era su país y ella era lo segundo en su lista de prioridades.
En su adolescencia, Ike tenía fama de castigador de mujeres.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el amor le llegó radiante y fulminante al rudo militar en la figura de una joven y linajuda irlandesa llamada Kay Summersby Morgan, quien era chofer del estado mayor de Ike. El flechazo fue inmediato, y Kay no pudo resistirse a los maduros encantos de este hermoso macho gringo.
Kay, embriagado de pasión, logró vencer la incipiente impotencia de Ike quien al inicio no funcionaba muy bien que digamos y cuando intentaba hacerle el amor a la irlandesita, mas bien le hacía daño y el general llegó a amarla sin remedio. El amorío entre el general Eisenhower y la hermosa irlandesa eran la comidilla de Europa, y a Kay Ike llegó a confesarle que "el matrimonio con Mamie mató algo en mi interior, no de golpe, sino poco a poco. Durante años nunca pensé en hacer el amor, y cuando lo intenté fracasé."
Harry Truman, visto por algunos historiadores como un monstruo por haber mandado a lanzar las bombas a Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, fue muy considerado con Eisenhower y ofrece la versión de que Eisenhower le escribió al general Marshall inmediatamente después de la guerra para que lo relevaran de sus deberes como jefe supremo de las fuerzas aliadas y proceder al divorcio de Mamie para casarse con Kay. Truman afirma que Marshall se puso tan iracundo que solo envió como respuesta que si Eisenhower pensaba con las menudencias y no con la cabeza para cometer semejante barbaridad, él mismo lo echaría a patadas del ejército y le haría la vida un infierno.
Ike, quien aprovechando su popularidad entre los norteamericanos, ya pensaba en una carrera política con miras hacia la Casa Blanca, optó por sacrificar sus sentimientos y su futuro rosáceo con su idolatrada amante. Apartó el idilio de su vida en aras de su carrera política, y dicen las malas lenguas que el sacrificio fue recompensado con dos términos presidenciales.
Eisenhower no se vio manchado en las elecciones de 1952 porque Truman destruyó la correspondencia entre ambos, sino, Ike hubiera tenido que pasar tanto bochorno como Clinton o Harding. Ike y Mamie una vez en la Casa Blanca dormían en una cama con volantes rosa que Ike calificaba de "alcoba de putas" o "camastros de chica remilgada" y se hizo gran aficionado al golf. Mamie enloquecía de ira cuando mencionaban el desliz de su esposo en Europa, y negaba enérgicamente la existencia de dichas relaciones, tildando a Kay de mentirosa y aprovechada. El carácter del general se agrió tanto que cuando las ardillas listadas le atoraban los hoyos del curso de golf en la Casa Blanca, desplegó un operativo como un Desembarco de Normandía en miniatura para poder echar a las animalitas de las inmediaciones de su campo.
En 1961, cuando el donjuanesco John F. Kennedy ganó las elecciones, Mamie y su infiel Ike se retiraron a una granja en las inmediaciones de Gettysburg, donde murió un 28 de marzo de 1969 recordando a su Kay mientras Mamie lloraba al lado de su lecho de muerte. En la década del 70, convertida en una vieja cholenca, floja y locuaz que apenas era sombra de lo que fue, Kay Summersby produjo su libro bestséller Más Alla del Olvido, mi Affaire con Ike Eisenhower.
Uno de los hombres más fascinantes que ha dado Estados Unidos fue sin lugar a dudas Dwight Eisenhower, apodado cariñosamente Ike.
Apuesto, fornido y enérgico, lució fabulosos destellos como el general que estuvo a cargo de las tropas aliadas en el teatro de operaciones europeo durante la Segunda Guerra Mundial y como político, logró sentarse en la Casa Blanca durante dos períodos presidenciales durante la década de los 50. Sin embargo, cuando Ike ya llegó al despacho Oval, llevaba tras de sí la única batalla que perdió en su vida, por cierto en el delicado campo de Marte que es el amor: no pudo casarse con su idolatrada amante irlandesa.
El genio militar que dirigió la más grande operación anfibia de la historia (el famoso desembarco de Normandía del 6 de junio de 1944) nació un 14 de octubre de 1890 en Kansas en el seno de una familia de extracción humilde. Su padre era un obrero que laboraba en una fábrica de productos lácteos. Ike no pudo irse a estudiar a la prestigiosa West Point hasta que hubo terminado de pagarle los estudios a un hermano, y en 1915 Ike recibía su diploma con honores.
Estaba cumpliendo su servicio militar en Texas cuando conoció a su futura esposa, Mamie Geneva Doud, la remilgada y mimada hija de un acaudalado fabricante de conservas de carne. La boda se dio en 1916 y Ike y Mamie tuvieron dos varoncitos. El primogénito murió de escarlatina y Ike nunca pudo recuperarse de tal golpe que le asestó la vida. Su matrimonio se desintegraba en medio de un juego de culpas y la negativa de Mamie de vivir con Ike en los molestos alojamientos que se proporcionaba a los militares en zonas remotas. Mamie nunca le perdonó a su marido que la sometiera a los rigores de las amas de casa con esposos militares. Mamie nunca guisaba, ni limpiaba la casa.
Era Ike quien hacía el mercado, cocinaba, lavaba y planchaba, y en ocasiones hasta le confeccionaba sus vestidos modestos a la enfurruñada esposa. La pareja se fue distanciando a tal punto que cuando Ike fue destinado a Europa durante la Segunda Guerra Mundial, Mamie, iracunda, le bombardeaba desde los Estados Unidos con amargas cartas llenas de reproches. Mamie al parecer había olvidado que a poco de casados, Ike le había advertido que primero era su país y ella era lo segundo en su lista de prioridades.
En su adolescencia, Ike tenía fama de castigador de mujeres.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el amor le llegó radiante y fulminante al rudo militar en la figura de una joven y linajuda irlandesa llamada Kay Summersby Morgan, quien era chofer del estado mayor de Ike. El flechazo fue inmediato, y Kay no pudo resistirse a los maduros encantos de este hermoso macho gringo.
Kay, embriagado de pasión, logró vencer la incipiente impotencia de Ike quien al inicio no funcionaba muy bien que digamos y cuando intentaba hacerle el amor a la irlandesita, mas bien le hacía daño y el general llegó a amarla sin remedio. El amorío entre el general Eisenhower y la hermosa irlandesa eran la comidilla de Europa, y a Kay Ike llegó a confesarle que "el matrimonio con Mamie mató algo en mi interior, no de golpe, sino poco a poco. Durante años nunca pensé en hacer el amor, y cuando lo intenté fracasé."
Harry Truman, visto por algunos historiadores como un monstruo por haber mandado a lanzar las bombas a Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, fue muy considerado con Eisenhower y ofrece la versión de que Eisenhower le escribió al general Marshall inmediatamente después de la guerra para que lo relevaran de sus deberes como jefe supremo de las fuerzas aliadas y proceder al divorcio de Mamie para casarse con Kay. Truman afirma que Marshall se puso tan iracundo que solo envió como respuesta que si Eisenhower pensaba con las menudencias y no con la cabeza para cometer semejante barbaridad, él mismo lo echaría a patadas del ejército y le haría la vida un infierno.
Ike, quien aprovechando su popularidad entre los norteamericanos, ya pensaba en una carrera política con miras hacia la Casa Blanca, optó por sacrificar sus sentimientos y su futuro rosáceo con su idolatrada amante. Apartó el idilio de su vida en aras de su carrera política, y dicen las malas lenguas que el sacrificio fue recompensado con dos términos presidenciales.
Eisenhower no se vio manchado en las elecciones de 1952 porque Truman destruyó la correspondencia entre ambos, sino, Ike hubiera tenido que pasar tanto bochorno como Clinton o Harding. Ike y Mamie una vez en la Casa Blanca dormían en una cama con volantes rosa que Ike calificaba de "alcoba de putas" o "camastros de chica remilgada" y se hizo gran aficionado al golf. Mamie enloquecía de ira cuando mencionaban el desliz de su esposo en Europa, y negaba enérgicamente la existencia de dichas relaciones, tildando a Kay de mentirosa y aprovechada. El carácter del general se agrió tanto que cuando las ardillas listadas le atoraban los hoyos del curso de golf en la Casa Blanca, desplegó un operativo como un Desembarco de Normandía en miniatura para poder echar a las animalitas de las inmediaciones de su campo.
En 1961, cuando el donjuanesco John F. Kennedy ganó las elecciones, Mamie y su infiel Ike se retiraron a una granja en las inmediaciones de Gettysburg, donde murió un 28 de marzo de 1969 recordando a su Kay mientras Mamie lloraba al lado de su lecho de muerte. En la década del 70, convertida en una vieja cholenca, floja y locuaz que apenas era sombra de lo que fue, Kay Summersby produjo su libro bestséller Más Alla del Olvido, mi Affaire con Ike Eisenhower.
No hay comentarios:
Publicar un comentario