LOS MAS COLORIDOS TRAVESTIS DE LA HISTORIA
Cecilia Ruiz de Ríos
Cecilia Ruiz de Ríos
Objetos de burla, escarnio o admiración, los travestis no dejan indiferente a nadie. Todo aquel ser humano que escoja vestir ropas que no son las “adecuadas” para su sexo sino que para el género opuesto, es denominado travesti. A lo largo de la historia, muchos connotados personajes cayeron en esta categoría designada por los de mente estrecha, aunque bastantes de estas celebridades tengan otras características que atraigan mayor atención.
Que un macho escoja ponerse naguas o una hembra pantalones no es nada nuevo, aunque los prejuiciosos insistan en ser quienes descubrieron el agua helada. Desde la antigüedad nos topamos con personajes que gustaron del ropaje del sexo opuesto por diversas razones. Bagoas, el adolescente eunuquito a quien Alejandro Magno consiguió para mucamo-amante, desde que servía al rey Darío III de Persia ya andaba con sayas y medias de mujer. Mucho antes que esto se diera, una preciosa hembra de impecable linaje llamada Hatshepsut llegó al trono de Egipto con barba postiza y atuendo masculino, siendo una faraona de armas tomar aunque contrario a lo que afirman algunas feministas, Hat no era lesbiana. Hat se vio obligada a vestirse de hombre debido a que en su época el machismo era tan fuerte que solo la idea de tener una mujer de mandamás le daba basca seca a muchos machos de la especie. También en la antigüedad nos encontramos el caso de la bella virgen griega Agnodice, quien deseaba ser médico. El clavo era que en la sociedad griega las chicas eran solo para bailar y parir, y para lograr ir a clase Agnodice debió cortarse la trenza y vestir como hombre. Agnodice pudo volver a vestirse de mujer asta que ya estaba graduada y ejerciendo en Atenas, poco después que descubrieron que era hembra. Agnodice siguió atendiendo a mujeres y niños, y se pudo volver a poner su túnica de mujer. En la antigua Grecia, no era mal visto que un macho se ataviara de mujer. Aunque era un protomacho apuesto y muy viril, el granujiento general y político Alcibíades gustaba de tomar las ropas de su mujer y dar decadentes orgías vestido como chica. Cuentan las malas lenguas que Alcibíades lucía tan hermoso con su toga viril como con las fladas y maquillaje que usaba al disfrazarse de “ella”. No se le quedaba atrás el actor, dramaturgo, bailarín, filósofo y comediógrafo Agatón, cuya frase de “ni los dioses pueden cambiar el pasado” a menudo yo esgrimo contra los hipócritas. Agatón,íntimo amigo de grandes como Eurípides, Platón y Aristófanes, a menudo no se quitaba su atuendo femenino tras la comedia y deambulaba más llamativamente que “puta en festival”(palabras de Aristófanes, no mías) luciendo sus andróginos encantos. El travestismo en la antigüedad no solo se dio en Grecia, sino que en China, debido a las restricciones que lasociedad machista ponía sobrelas mujeres, encontramos la historia dela aguerrido Mulan de las dinastías del norte( 420-589 antes de Cristo)La leyenda reza que esta bella chinita se vsitió de ombre para servir en el ejército del monarca suplantando a su padre. Mulan no solo luchó mejor que su propio progenitor, sino que su sabiduría le ganó el respeto del soberano, quien le ofreció un puesto distinguido en el gobierno. Mulan prefirió declinar el ofrecimiento y tras llegar a casa, se puso de nuevo sus ropas femeninas.No fue hasta entonces que las uestes de Mulan se enteraron que habían estado bajo el mando de una dama.
El poderoso y cruel imperio romano tuvo a varios emperadores que fueron adictos a vestirse con ropas de hembra. Calígula, uno de los perversos coronados más corruptos de la historia, gozaba poniéndose las ropas de sus hermanas y de su esposa Cesonia. A menudo protagonizaba orgías ataviado de Venus. La diosa del amor. Antes de él, el bisexual y osado Julio César anduvo con colorete y naguas cuando era el chico favorito del rey Nicomedes de Bitinia. Por eso luego le llamaron sus adversarios “la reinecita de Bitinia”.-A Calígula –tras ser asesinado por sus guardias con estocadas en sus menudencias y otras partes del cuerpo-le sucedió el feo, glotón y erudito historiador Claudio, y éste jamás dejó de ponerse ropas femeninas cuando iba a orgías. Claudio al introducir las ceremonias frigias a Roma permitió que los hombres que en ellas participaban pudieran lucir ataviados de mujer en público. Al morir Claudio cuando su quinta esposa le recetó una ensalada de hongos envenenados, fue sucedido en el trono de la Ciudad Eterna por su perverso entenado Nerón, quien también era un travesti de tomo y lomo. Nerón tras matar a su segunda esposa Poppea(de una patada en la panza estando la señora pipona) se atavió con las ropas de la finada y se casó con el joven esclavo Sporo, quien se parecía muco a la difunta. Sporo previamente fue castrado y se le compró un guardarropa femenino que era la envidia de cualquier belleza romana. Tras aburrirse de su eunuquito, Neroncito se casó con un bien-dotado gladiador, pero esta vez Nerón hizo el rol de esposa y se atavió para la boda con una preciosa indumentaria. En la noche de bodas, Nerón insistió en dar “los gritos del desvirgamiento” aunque ya nada tenía que perder. Para bochorno de la memoria del inefable Marco Aurelio, su hijito Cómodo incómodamente pasa a la historia como un travesti consumado. Solía ir a conquistar gladiadores vestido de prostituta, y a a veces peleaba en el circo ataviado de amazona. Este despreciable dictadorzuelo fue ahogado en su bañera por un atleta que le llevaba pesadas cuentas.
El colmo de los emperadores travestis fue el adolescente Heliogábalo, de origen semita. Llegó incluso a desposar a un esclavo, y le encantaba que le llamaran “mi mujercita linda”. No solo adoraba el vestuario femenino (llegó a tener 1500 vestidos de mujer) sino que ofreció la mitad de su imperio a cualquier cirujano que pudiera rediseñar sus menudencias para poder asemejarlas a una vulva. Heliogábalo enfureció tanto a los romanos que acabó siendo ahogado en una letrina copada hasta el piquito ya se imaginan ustedes de qué.
Durante el oscurantismo de la Edad Media, muchas damas se ataviaban de hombres para poder ir a escuelas, universidades y conventos y poder tener acceso al conocimiento. Incluso algunas mujeres que luego fueron canonizadas como santas llevaron ropas masculinas, entre ellas Hildegunda, Teodora y Marina. La historia de la cacareada Papisa Juana es una de una bella y erudita mujer que llegó al solio papal ataviada de monje, y luego fue descubierta cuando iba a parir durante una procesión tras haber pasado por un período de frenéticos arrumacos con su paje. Una de las cosas que más irritó a la iglesia católica de la francesita Juana de Arco fue que esta dulce pero cuaca campesina convertida en generala se ataviara de hombre para ir a la guerra contra los ingleses. Asta la vez no faltan envidiosos machos militares que se sientan tan repugnados por las ropas de soldado (por no decir su éxito en el campo de batalla) que la injurien afirmando que era hermafrodita. Razzia Sultana fue la única mujer sultán dela India en tiempos de que la dinastía mameluca tomó el poder, y para sus gestiones gubernamentales se ataviaba con pantalones y turbante de hombre. Al igual haría otra poderosa monarca mameluca, solo que en Egipto:Shajarat. Uno de los grandes románticos de todos los tiempos fue el bardo normando Juan Alejandro de Normandía, quien para colmo fue el predilecto amante del también travesti monarca galo Enrique III de Valois. El poeta y filántropo normando y el soberano francés se ataviaban de mujer para sus soirées y aunque Enrique jamás logró verse elegante ni de hombre ni de mujer, los cronistas dela época loaban la belleza lozana y rosácea de Juan Alejandro, a quien llamaron “la chica más bella de Ruán.”Dos de los travestis más connotados dela historia estaban destinados a conocerse...y enamorarse! La emperatriz rusa Elizabeth Petrovna-hija del fabuloso Zar Pedro el Grande- no solo tenía casi 3 mil lujosos vestidos de mujer, sino que a esta solterona pero jamás lesbiana le encantaba la comodidad de los pantalones masculinos. En una ocasión Elizabeth incluso fue a la guerra con su uniforme completo de general. Cuando el noble francés Chevalier Déon llegó ala corte rusa como diplomático, ya era conocido por su rara costumbre de vestirse y maquillarse como mujer. Elizabeth, quien ya había tenido otros amantes, perdió la cabeza por el rubio francesito y no se detuvo hasta llevárselo al lecho.
El Chevalier D´Eon hoy en día es considerado como el padre del travestismo, ya que pasó vestido de mujer por 32 años tras haber vivido como un hombre normal. Este diplomático, militar y escritor aficionado gozó del favor del viril rey galo Luis XV, quien le dio varios puestos basándose en su eficiencia, valentía e ingenio, no en las ropas que andaba.
En el siglo XIX, la feminista y escritora francesa Aurore Dudevant dio en que hablar no solo al firmar sus obras como George Sand, sino que al fumar puros, dedicarse al amor libre y andar en pantalones casi todo el tiempo. Su ejemplo fue seguido por posteriores feministas como la judía gringa Gertrude Stein, la escritora y ailurófila francesa Colette y la filósofa y lesbiana gringa Natalie Barney.
Entre travestis involuntarios tuvimos al norteamericano Ernest Hemingway, a quien su mamá ataviaba de niña cuando era muy chico. Quizás por eso el gran escritor y periodista llegó a ser uno de los homófobos más grandes de la historia. El irlandés Oscar Wilde también fue ataviado de cica por su madre, quien deseaba que él hubiera sido niña. Aunque en su juventud el gran bardo y dramaturgo fue lo suficientemente viril como para casarse y tener dos niños, posteriormente se volvió uno de los gays más connotados de todos los tiempos, y llegó a ataviarse de mujer para sus sesiones amorosas con su adorado chavalo Bosie. Yukio Misima, uno de los más llamativos novelistas del Japón, fue un vistoso gay a quien le fascinaba engalanarse con trajes femeninos de los que usaban los onnagatas(cantactores que aparecían en la ópera típicamente nipona, en papeles de mujeres) para actuar en el kabuki.
Que un macho escoja ponerse naguas o una hembra pantalones no es nada nuevo, aunque los prejuiciosos insistan en ser quienes descubrieron el agua helada. Desde la antigüedad nos topamos con personajes que gustaron del ropaje del sexo opuesto por diversas razones. Bagoas, el adolescente eunuquito a quien Alejandro Magno consiguió para mucamo-amante, desde que servía al rey Darío III de Persia ya andaba con sayas y medias de mujer. Mucho antes que esto se diera, una preciosa hembra de impecable linaje llamada Hatshepsut llegó al trono de Egipto con barba postiza y atuendo masculino, siendo una faraona de armas tomar aunque contrario a lo que afirman algunas feministas, Hat no era lesbiana. Hat se vio obligada a vestirse de hombre debido a que en su época el machismo era tan fuerte que solo la idea de tener una mujer de mandamás le daba basca seca a muchos machos de la especie. También en la antigüedad nos encontramos el caso de la bella virgen griega Agnodice, quien deseaba ser médico. El clavo era que en la sociedad griega las chicas eran solo para bailar y parir, y para lograr ir a clase Agnodice debió cortarse la trenza y vestir como hombre. Agnodice pudo volver a vestirse de mujer asta que ya estaba graduada y ejerciendo en Atenas, poco después que descubrieron que era hembra. Agnodice siguió atendiendo a mujeres y niños, y se pudo volver a poner su túnica de mujer. En la antigua Grecia, no era mal visto que un macho se ataviara de mujer. Aunque era un protomacho apuesto y muy viril, el granujiento general y político Alcibíades gustaba de tomar las ropas de su mujer y dar decadentes orgías vestido como chica. Cuentan las malas lenguas que Alcibíades lucía tan hermoso con su toga viril como con las fladas y maquillaje que usaba al disfrazarse de “ella”. No se le quedaba atrás el actor, dramaturgo, bailarín, filósofo y comediógrafo Agatón, cuya frase de “ni los dioses pueden cambiar el pasado” a menudo yo esgrimo contra los hipócritas. Agatón,íntimo amigo de grandes como Eurípides, Platón y Aristófanes, a menudo no se quitaba su atuendo femenino tras la comedia y deambulaba más llamativamente que “puta en festival”(palabras de Aristófanes, no mías) luciendo sus andróginos encantos. El travestismo en la antigüedad no solo se dio en Grecia, sino que en China, debido a las restricciones que lasociedad machista ponía sobrelas mujeres, encontramos la historia dela aguerrido Mulan de las dinastías del norte( 420-589 antes de Cristo)La leyenda reza que esta bella chinita se vsitió de ombre para servir en el ejército del monarca suplantando a su padre. Mulan no solo luchó mejor que su propio progenitor, sino que su sabiduría le ganó el respeto del soberano, quien le ofreció un puesto distinguido en el gobierno. Mulan prefirió declinar el ofrecimiento y tras llegar a casa, se puso de nuevo sus ropas femeninas.No fue hasta entonces que las uestes de Mulan se enteraron que habían estado bajo el mando de una dama.
El poderoso y cruel imperio romano tuvo a varios emperadores que fueron adictos a vestirse con ropas de hembra. Calígula, uno de los perversos coronados más corruptos de la historia, gozaba poniéndose las ropas de sus hermanas y de su esposa Cesonia. A menudo protagonizaba orgías ataviado de Venus. La diosa del amor. Antes de él, el bisexual y osado Julio César anduvo con colorete y naguas cuando era el chico favorito del rey Nicomedes de Bitinia. Por eso luego le llamaron sus adversarios “la reinecita de Bitinia”.-A Calígula –tras ser asesinado por sus guardias con estocadas en sus menudencias y otras partes del cuerpo-le sucedió el feo, glotón y erudito historiador Claudio, y éste jamás dejó de ponerse ropas femeninas cuando iba a orgías. Claudio al introducir las ceremonias frigias a Roma permitió que los hombres que en ellas participaban pudieran lucir ataviados de mujer en público. Al morir Claudio cuando su quinta esposa le recetó una ensalada de hongos envenenados, fue sucedido en el trono de la Ciudad Eterna por su perverso entenado Nerón, quien también era un travesti de tomo y lomo. Nerón tras matar a su segunda esposa Poppea(de una patada en la panza estando la señora pipona) se atavió con las ropas de la finada y se casó con el joven esclavo Sporo, quien se parecía muco a la difunta. Sporo previamente fue castrado y se le compró un guardarropa femenino que era la envidia de cualquier belleza romana. Tras aburrirse de su eunuquito, Neroncito se casó con un bien-dotado gladiador, pero esta vez Nerón hizo el rol de esposa y se atavió para la boda con una preciosa indumentaria. En la noche de bodas, Nerón insistió en dar “los gritos del desvirgamiento” aunque ya nada tenía que perder. Para bochorno de la memoria del inefable Marco Aurelio, su hijito Cómodo incómodamente pasa a la historia como un travesti consumado. Solía ir a conquistar gladiadores vestido de prostituta, y a a veces peleaba en el circo ataviado de amazona. Este despreciable dictadorzuelo fue ahogado en su bañera por un atleta que le llevaba pesadas cuentas.
El colmo de los emperadores travestis fue el adolescente Heliogábalo, de origen semita. Llegó incluso a desposar a un esclavo, y le encantaba que le llamaran “mi mujercita linda”. No solo adoraba el vestuario femenino (llegó a tener 1500 vestidos de mujer) sino que ofreció la mitad de su imperio a cualquier cirujano que pudiera rediseñar sus menudencias para poder asemejarlas a una vulva. Heliogábalo enfureció tanto a los romanos que acabó siendo ahogado en una letrina copada hasta el piquito ya se imaginan ustedes de qué.
Durante el oscurantismo de la Edad Media, muchas damas se ataviaban de hombres para poder ir a escuelas, universidades y conventos y poder tener acceso al conocimiento. Incluso algunas mujeres que luego fueron canonizadas como santas llevaron ropas masculinas, entre ellas Hildegunda, Teodora y Marina. La historia de la cacareada Papisa Juana es una de una bella y erudita mujer que llegó al solio papal ataviada de monje, y luego fue descubierta cuando iba a parir durante una procesión tras haber pasado por un período de frenéticos arrumacos con su paje. Una de las cosas que más irritó a la iglesia católica de la francesita Juana de Arco fue que esta dulce pero cuaca campesina convertida en generala se ataviara de hombre para ir a la guerra contra los ingleses. Asta la vez no faltan envidiosos machos militares que se sientan tan repugnados por las ropas de soldado (por no decir su éxito en el campo de batalla) que la injurien afirmando que era hermafrodita. Razzia Sultana fue la única mujer sultán dela India en tiempos de que la dinastía mameluca tomó el poder, y para sus gestiones gubernamentales se ataviaba con pantalones y turbante de hombre. Al igual haría otra poderosa monarca mameluca, solo que en Egipto:Shajarat. Uno de los grandes románticos de todos los tiempos fue el bardo normando Juan Alejandro de Normandía, quien para colmo fue el predilecto amante del también travesti monarca galo Enrique III de Valois. El poeta y filántropo normando y el soberano francés se ataviaban de mujer para sus soirées y aunque Enrique jamás logró verse elegante ni de hombre ni de mujer, los cronistas dela época loaban la belleza lozana y rosácea de Juan Alejandro, a quien llamaron “la chica más bella de Ruán.”Dos de los travestis más connotados dela historia estaban destinados a conocerse...y enamorarse! La emperatriz rusa Elizabeth Petrovna-hija del fabuloso Zar Pedro el Grande- no solo tenía casi 3 mil lujosos vestidos de mujer, sino que a esta solterona pero jamás lesbiana le encantaba la comodidad de los pantalones masculinos. En una ocasión Elizabeth incluso fue a la guerra con su uniforme completo de general. Cuando el noble francés Chevalier Déon llegó ala corte rusa como diplomático, ya era conocido por su rara costumbre de vestirse y maquillarse como mujer. Elizabeth, quien ya había tenido otros amantes, perdió la cabeza por el rubio francesito y no se detuvo hasta llevárselo al lecho.
El Chevalier D´Eon hoy en día es considerado como el padre del travestismo, ya que pasó vestido de mujer por 32 años tras haber vivido como un hombre normal. Este diplomático, militar y escritor aficionado gozó del favor del viril rey galo Luis XV, quien le dio varios puestos basándose en su eficiencia, valentía e ingenio, no en las ropas que andaba.
En el siglo XIX, la feminista y escritora francesa Aurore Dudevant dio en que hablar no solo al firmar sus obras como George Sand, sino que al fumar puros, dedicarse al amor libre y andar en pantalones casi todo el tiempo. Su ejemplo fue seguido por posteriores feministas como la judía gringa Gertrude Stein, la escritora y ailurófila francesa Colette y la filósofa y lesbiana gringa Natalie Barney.
Entre travestis involuntarios tuvimos al norteamericano Ernest Hemingway, a quien su mamá ataviaba de niña cuando era muy chico. Quizás por eso el gran escritor y periodista llegó a ser uno de los homófobos más grandes de la historia. El irlandés Oscar Wilde también fue ataviado de cica por su madre, quien deseaba que él hubiera sido niña. Aunque en su juventud el gran bardo y dramaturgo fue lo suficientemente viril como para casarse y tener dos niños, posteriormente se volvió uno de los gays más connotados de todos los tiempos, y llegó a ataviarse de mujer para sus sesiones amorosas con su adorado chavalo Bosie. Yukio Misima, uno de los más llamativos novelistas del Japón, fue un vistoso gay a quien le fascinaba engalanarse con trajes femeninos de los que usaban los onnagatas(cantactores que aparecían en la ópera típicamente nipona, en papeles de mujeres) para actuar en el kabuki.
Los travestis han sido criticados durante todos los tiempos, quizás porque siempre ha habido quienes miren como viga la paja en el ojo ajeno. El gusto por el atuendo del sexo opuesto no es evidencia firme de una mente criminal, y varios personajes históricos lograron sus méritos mientras andaban ataviados con ropas del género opuesto.
Durante el oscurantismo de la Edad Media, muchas damas se ataviaban de hombres para poder ir a escuelas, universidades y conventos y poder tener acceso al conocimiento. Incluso algunas mujeres que luego fueron canonizadas como santas llevaron ropas masculinas, entre ellas Hildegunda, Teodora y Marina. La historia de la cacareada Papisa Juana es una de una bella y erudita mujer que llegó al solio papal ataviada de monje, y luego fue descubierta cuando iba a parir durante una procesión tras haber pasado por un período de frenéticos arrumacos con su paje. En el siglo XIV, Inglaterra vio a su guapo pero inútil monarca Eduardo II ataviarse de medias de seda, pintarse el pico con carmín y encerrarse con sus favoritos en un closet a medirse enaguas de encaje, pasando este pobre soberano a ser uno de los travestis más connotados del medievo. Sus amantes Piers Gaveston y Hugh Despenser también amaban las ropas femeninas y las lucían en los bailes de la corte.
Una de las cosas que más irritó a la iglesia católica de la francesita Juana de Arco fue que esta dulce pero cuaca campesina convertida en generala se ataviara de hombre para ir a la guerra contra los ingleses. Asta la vez no faltan envidiosos machos militares que se sientan tan repugnados por las ropas de soldado (por no decir su éxito en el campo de batalla) que la injurien afirmando que era hermafrodita.
Razzia Sultana fue la única mujer sultán dela India en tiempos de que la dinastía mameluca tomó el poder, y para sus gestiones gubernamentales se ataviaba con pantalones y turbante de hombre. Al igual haría otra poderosa monarca mameluca, solo que en Egipto:Shajarat. Uno de los grandes románticos de todos los tiempos fue el bardo normando Juan Alejandro de Normandía, quien para colmo fue el predilecto amante del también travesti monarca galo Enrique III de Valois. El poeta y filántropo normando y el soberano francés se ataviaban de mujer para sus soirées y aunque Enrique jamás logró verse elegante ni de hombre ni de mujer, los cronistas dela época loaban la belleza lozana y rosácea de Juan Alejandro, a quien llamaron “la chica más bella de Ruán.”Dos de los travestis más connotados dela historia estaban destinados a conocerse...y enamorarse! La emperatriz rusa Elizabeth Petrovna-hija del fabuloso Zar Pedro el Grande- no solo tenía casi 3 mil lujosos vestidos de mujer, sino que a esta solterona pero jamás lesbiana le encantaba la comodidad de los pantalones masculinos. En una ocasión Elizabeth incluso fue a la guerra con su uniforme completo de general. Cuando el noble francés Chevalier Déon llegó ala corte rusa como diplomático, ya era conocido por su rara costumbre de vestirse y maquillarse como mujer. Elizabeth, quien ya había tenido otros amantes, perdió la cabeza por el rubio francesito y no se detuvo hasta llevárselo al lecho.
El Chevalier D´Eon hoy en día es considerado como el padre del travestismo, ya que pasó vestido de mujer por 32 años tras haber vivido como un hombre normal. Este diplomático, militar y escritor aficionado gozó del favor del viril rey galo Luis XV, quien le dio varios puestos basándose en su eficiencia, valentía e ingenio, no en las ropas que andaba.
En el siglo XIX, la feminista y escritora francesa Aurore Dudevant dio en que hablar no solo al firmar sus obras como George Sand, sino que al fumar puros, dedicarse al amor libre y andar en pantalones casi todo el tiempo. Su ejemplo fue seguido por posteriores feministas como la judía gringa Gertrude Stein, la escritora y ailurófila francesa Colette y la filósofa y lesbiana gringa Natalie Barney.
Entre travestis involuntarios tuvimos al norteamericano Ernest Hemingway, a quien su mamá ataviaba de niña cuando era muy chico. Quizás por eso el gran escritor y periodista llegó a ser uno de los homófobos más grandes de la historia. El irlandés Oscar Wilde también fue ataviado de chica por su madre, quien deseaba que él hubiera sido niña. Aunque en su juventud el gran bardo y dramaturgo fue lo suficientemente viril como para casarse y tener dos niños, posteriormente se volvió uno de los gays más connotados de todos los tiempos, y llegó a ataviarse de mujer para sus sesiones amorosas con su adorado chavalo Bosie. Yukio Misima, uno de los más llamativos novelistas del Japón, fue un vistoso gay a quien le fascinaba engalanarse con trajes femeninos de los que usaban los onnagatas (cantactores que aparecían en la ópera típicamente nipona, en papeles de mujeres) para actuar en el kabuki. Para colmo, la hindú Kamala Napurdalah se vistió de uniforme y casco de los Aliados para asemejarse a un soldado indio durante el Desembarco de Normandía para poder cubrir periodísticamente dicho operativo anfibio. El machista y gritón comandante del Día D, Dwight Eisenhower, había intentado prohibir que la genial periodista empírica y novelista diera cobertura al operativo, pero la astuta mujer logró burlarse de Ike y no fue hasta que iba en una ambulancia rumbo a París que los atónitos camilleros descubrieron que el charnelazo del “soldado Kirijan” era...en un hermoso seno! Cuando Eisenhower se enteró de la treta de la hindú, casi le da apoplejía.
Durante el oscurantismo de la Edad Media, muchas damas se ataviaban de hombres para poder ir a escuelas, universidades y conventos y poder tener acceso al conocimiento. Incluso algunas mujeres que luego fueron canonizadas como santas llevaron ropas masculinas, entre ellas Hildegunda, Teodora y Marina. La historia de la cacareada Papisa Juana es una de una bella y erudita mujer que llegó al solio papal ataviada de monje, y luego fue descubierta cuando iba a parir durante una procesión tras haber pasado por un período de frenéticos arrumacos con su paje. En el siglo XIV, Inglaterra vio a su guapo pero inútil monarca Eduardo II ataviarse de medias de seda, pintarse el pico con carmín y encerrarse con sus favoritos en un closet a medirse enaguas de encaje, pasando este pobre soberano a ser uno de los travestis más connotados del medievo. Sus amantes Piers Gaveston y Hugh Despenser también amaban las ropas femeninas y las lucían en los bailes de la corte.
Una de las cosas que más irritó a la iglesia católica de la francesita Juana de Arco fue que esta dulce pero cuaca campesina convertida en generala se ataviara de hombre para ir a la guerra contra los ingleses. Asta la vez no faltan envidiosos machos militares que se sientan tan repugnados por las ropas de soldado (por no decir su éxito en el campo de batalla) que la injurien afirmando que era hermafrodita.
Razzia Sultana fue la única mujer sultán dela India en tiempos de que la dinastía mameluca tomó el poder, y para sus gestiones gubernamentales se ataviaba con pantalones y turbante de hombre. Al igual haría otra poderosa monarca mameluca, solo que en Egipto:Shajarat. Uno de los grandes románticos de todos los tiempos fue el bardo normando Juan Alejandro de Normandía, quien para colmo fue el predilecto amante del también travesti monarca galo Enrique III de Valois. El poeta y filántropo normando y el soberano francés se ataviaban de mujer para sus soirées y aunque Enrique jamás logró verse elegante ni de hombre ni de mujer, los cronistas dela época loaban la belleza lozana y rosácea de Juan Alejandro, a quien llamaron “la chica más bella de Ruán.”Dos de los travestis más connotados dela historia estaban destinados a conocerse...y enamorarse! La emperatriz rusa Elizabeth Petrovna-hija del fabuloso Zar Pedro el Grande- no solo tenía casi 3 mil lujosos vestidos de mujer, sino que a esta solterona pero jamás lesbiana le encantaba la comodidad de los pantalones masculinos. En una ocasión Elizabeth incluso fue a la guerra con su uniforme completo de general. Cuando el noble francés Chevalier Déon llegó ala corte rusa como diplomático, ya era conocido por su rara costumbre de vestirse y maquillarse como mujer. Elizabeth, quien ya había tenido otros amantes, perdió la cabeza por el rubio francesito y no se detuvo hasta llevárselo al lecho.
El Chevalier D´Eon hoy en día es considerado como el padre del travestismo, ya que pasó vestido de mujer por 32 años tras haber vivido como un hombre normal. Este diplomático, militar y escritor aficionado gozó del favor del viril rey galo Luis XV, quien le dio varios puestos basándose en su eficiencia, valentía e ingenio, no en las ropas que andaba.
En el siglo XIX, la feminista y escritora francesa Aurore Dudevant dio en que hablar no solo al firmar sus obras como George Sand, sino que al fumar puros, dedicarse al amor libre y andar en pantalones casi todo el tiempo. Su ejemplo fue seguido por posteriores feministas como la judía gringa Gertrude Stein, la escritora y ailurófila francesa Colette y la filósofa y lesbiana gringa Natalie Barney.
Entre travestis involuntarios tuvimos al norteamericano Ernest Hemingway, a quien su mamá ataviaba de niña cuando era muy chico. Quizás por eso el gran escritor y periodista llegó a ser uno de los homófobos más grandes de la historia. El irlandés Oscar Wilde también fue ataviado de chica por su madre, quien deseaba que él hubiera sido niña. Aunque en su juventud el gran bardo y dramaturgo fue lo suficientemente viril como para casarse y tener dos niños, posteriormente se volvió uno de los gays más connotados de todos los tiempos, y llegó a ataviarse de mujer para sus sesiones amorosas con su adorado chavalo Bosie. Yukio Misima, uno de los más llamativos novelistas del Japón, fue un vistoso gay a quien le fascinaba engalanarse con trajes femeninos de los que usaban los onnagatas (cantactores que aparecían en la ópera típicamente nipona, en papeles de mujeres) para actuar en el kabuki. Para colmo, la hindú Kamala Napurdalah se vistió de uniforme y casco de los Aliados para asemejarse a un soldado indio durante el Desembarco de Normandía para poder cubrir periodísticamente dicho operativo anfibio. El machista y gritón comandante del Día D, Dwight Eisenhower, había intentado prohibir que la genial periodista empírica y novelista diera cobertura al operativo, pero la astuta mujer logró burlarse de Ike y no fue hasta que iba en una ambulancia rumbo a París que los atónitos camilleros descubrieron que el charnelazo del “soldado Kirijan” era...en un hermoso seno! Cuando Eisenhower se enteró de la treta de la hindú, casi le da apoplejía.
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