VERCINGETORIX: AUDAZ, ATREVIDO Y ETERNAMENTE JOVEN
Cecilia Ruiz de Ríos
Entre los íconos franceses, la figura elegante del general adolescente Vercingétorix, caudillo galo que luchó contra los romanos de Julio César cuando se lanzaron a conquistar las Galias, es indudablemente el favorito. Siendo estudiante en Francia, pude comprobar que el monumento a Vercingétorix que existe en la región central de Francia sigue atrayendo a miles de adoradores del hombre quien siendo un muchacho le cantó NO en todo el sentido de la palabra a Julio César.
Vercingétorix viene al mundo en el año 69 antes de Cristo, entre fines de septiembre y primeros días de octubre. Su padre fue el líder celta Celtillus, y su madre una joven rubia que murió cuando él aún era un hermosísimo bebé. Celtillus hacia el año 80 a.c. Cristo había trato de unificar a las tribus celtas que siempre vivían tirándose de las mechas, pero cuando se descubrió que sus intentos de unidad estaban ligados a ciertas ayudas de los romanos, algunas autoridades de la tribu lo tildaron de traidor y acabaron asesinándolo, justificando este atroz asesinato al acusarlo postmortem de haberse querido quedar con el mandado del poder para sí mismo.
Curiosamente, los mismos miembros de la tribu de los avernios a la cual había pertenecido el progenitor de Vercingétorix no opusieron la más mínima resistencia cuando el aguerrido jovencito de la trenza chela tomó el poder para guiarlos en contra de los invasores romanos. Cuando Julio César, destinado a ser el general romano que tomara el poder y luego las naguas de Cleopatra en Egipto, asomó su nariz de abrelata por las Galias, Vercingétorix era apenas un adolescente...pero no era cualquier cipote. Medía más de 6 pies de estatura, tenía una enorme melena amarilla y una musculatura como para hacer palidecer de envidia a un Schwarzenegger. Era de mente y cuerpo ágil, con un espíritu de liderazgo fabuloso y un bigote de escobillón muy seductor. Por standards políticos de hoy, era un radical peligroso con tendencia al fanatismo, pero tenía un carisma que hacía que la gente le siguiera. No soportaba que Julio César hubiera destruido 800 aldeas y hubiese ya esclavizado a más de 2 millones de hombres. En su afán de destruir a Julio César y sus huestes, Vercingétorix estaba dispuesto a echar adelante al diablo su propia alma con tal de ver la de los romanos haciéndole compañía.
Vercingétorix no era el primer caudillo galo que se aventuraba en el juego del David contra el Goliat que era Roma. Antes de él Dumnorix había opuesto resistencia hasta que fue despedazado tras negarse a irse deportado a Bretaña. Los nombres de Indumtiomarus y Ambiorix también engalanan la galería de héroes de la resistencia gala ante los romanos. En el año 52 antes de Cristo, la parte central de lo que hoy es Francia, sería el ring donde se enfrentarían Vercingétorix y Julio César. Julio César, sabiendo que el guapo príncipe de la casa de Averni ahora lidereaba las tropas, buscó llevar la iniciativa. Sus fuerzas entraron hacia Avaricum(hoy Bourges), pero ahí fue donde Julio César probó que era capaz de cometer tamañas estupideces. Calculando fríamente como siempre, el adolescente Vercingétorix había dejado Avaricum en lugar de arriesgarse inútilmente tratando de defender esta posición. Los residentes de esta ciudad pidieron merced al rubio caudillo, quien pudo ver cómo los romanos masacraron a la población civil. Lo que le valió a la larga a Julio César fue su experiencia de años(ya era un cuarentón aunque no respetable) y su astucia en cuanto al fino arte del sitio. Usó toda la tecnología romana para romper las barreras de resistencia de los galos. Julio César luego fue a atacar Gergovia, donde Vercingétorix había reunido sus fuerzas al resultar derrotado en Avaricum. Cuando Julio César por fin rodeó Gergovia, las huestes de Vercingétorix ya estaban en las colinas aledañas al poblado, y lo que encontró el general romano en la ciudad fue apenas una población mayormente compuesta por niños, mujeres y ancianos. Atrapados los romanos entre la ciudad y las colinas, la victoria esta vez le sonrió al audaz Vercingétorix. Julio César aullaba de rabia al ver la enorme mortandad entre sus hombres. El hecho de haber triunfado no impidió que Vercingétorix siguiera en pie de guerra. Julio César se fue a buscar mercenarios alemanes para reforzar su caballería. Ebrios de optimismo, los celtas bajo mando de Vercingétorix echaron al viente sus precauciones y se mostraropn ansiosos de acabar sin prudencia con los romanos. Alesia fue el sitio de la batalla a seguir, una ciudad rodeada por una muralla doble de más de 22 kms. de largo.Cuando los romanos cayeron sobre Alesia, Vercingétorix al ver que faltaba comida para sus tropas, orientó que las mujeres y niños fueran puestos a merced de los romanos para que se los llevaran como esclavos. Este craso error cometido por el joven guerrero habría de ennegrecer su reputación para siempre, pues las mujeres, los enfermos y los chicos fueron ignorados por los romanos, quienes los dejaron al sol, al agua y al viento y sin darles un solo mendrugo para subsistir. Según Julio César en sus apuntes de La Conquista de las Galias,tras 5 días de continua lucha, Vercongétorix se dirigió a su pueblo ofreciendo su sacrificio para que cesara n las masacres.Algunos afirman que unos líderes entregaron al caudillo, pero todo parece indicar que el hermoso muchacho se acicaló, montó sobre su caballo Abdi y se presentó muy perfumado y elegante ante Julio César, quien aceptó su rendición. Julio César, quien ya antes había sido amante del mandamás de Bitinia, sintió que las rodillas se le hacían aguas de la emoción al ver a Vercingétorix de cerca...y se lo llevó como trofeo de guerra a Roma, donde lo tuvo preso en Tullianum durante 6 años haciéndole sufrir incontables humillaciones, desde palizas hasta propuestas indecentes. Julio César para mientras le daba un descansito a sus tendencias de gallo-gallina con Cleopatra VII Filopator, quien le tuvo un hijo. En el año 46 antes de Cristo, durante la procesión triunfal de Julio César, Vercingétorix fue desplegado en cadenas y al final del evento, fue estrangulado y luego decapitado en sonoro ritual. Dicen las malas lenguas de entonces con la mía a la cabeza en este siglo que la gloriosa melena rubia de Vercingétorix fue recuperada por Julio César, quien se hizo una peluca con ella.Julio César no habría de sobrevivir mucho tiempo tras el asesinato de su rival, siendo asesinado en marzo del 44 a.c. en la gradas del senado romano, probando que quien a hierro mata a hierro muere. Muerto a los 23 años en la flor de la juventud, Vercingétorix simboliza el deseo inagotable de los pueblos por ser libres y por echar a cualquier invasión que amenace su soberanía.
Cecilia Ruiz de Ríos
Entre los íconos franceses, la figura elegante del general adolescente Vercingétorix, caudillo galo que luchó contra los romanos de Julio César cuando se lanzaron a conquistar las Galias, es indudablemente el favorito. Siendo estudiante en Francia, pude comprobar que el monumento a Vercingétorix que existe en la región central de Francia sigue atrayendo a miles de adoradores del hombre quien siendo un muchacho le cantó NO en todo el sentido de la palabra a Julio César.
Vercingétorix viene al mundo en el año 69 antes de Cristo, entre fines de septiembre y primeros días de octubre. Su padre fue el líder celta Celtillus, y su madre una joven rubia que murió cuando él aún era un hermosísimo bebé. Celtillus hacia el año 80 a.c. Cristo había trato de unificar a las tribus celtas que siempre vivían tirándose de las mechas, pero cuando se descubrió que sus intentos de unidad estaban ligados a ciertas ayudas de los romanos, algunas autoridades de la tribu lo tildaron de traidor y acabaron asesinándolo, justificando este atroz asesinato al acusarlo postmortem de haberse querido quedar con el mandado del poder para sí mismo.
Curiosamente, los mismos miembros de la tribu de los avernios a la cual había pertenecido el progenitor de Vercingétorix no opusieron la más mínima resistencia cuando el aguerrido jovencito de la trenza chela tomó el poder para guiarlos en contra de los invasores romanos. Cuando Julio César, destinado a ser el general romano que tomara el poder y luego las naguas de Cleopatra en Egipto, asomó su nariz de abrelata por las Galias, Vercingétorix era apenas un adolescente...pero no era cualquier cipote. Medía más de 6 pies de estatura, tenía una enorme melena amarilla y una musculatura como para hacer palidecer de envidia a un Schwarzenegger. Era de mente y cuerpo ágil, con un espíritu de liderazgo fabuloso y un bigote de escobillón muy seductor. Por standards políticos de hoy, era un radical peligroso con tendencia al fanatismo, pero tenía un carisma que hacía que la gente le siguiera. No soportaba que Julio César hubiera destruido 800 aldeas y hubiese ya esclavizado a más de 2 millones de hombres. En su afán de destruir a Julio César y sus huestes, Vercingétorix estaba dispuesto a echar adelante al diablo su propia alma con tal de ver la de los romanos haciéndole compañía.
Vercingétorix no era el primer caudillo galo que se aventuraba en el juego del David contra el Goliat que era Roma. Antes de él Dumnorix había opuesto resistencia hasta que fue despedazado tras negarse a irse deportado a Bretaña. Los nombres de Indumtiomarus y Ambiorix también engalanan la galería de héroes de la resistencia gala ante los romanos. En el año 52 antes de Cristo, la parte central de lo que hoy es Francia, sería el ring donde se enfrentarían Vercingétorix y Julio César. Julio César, sabiendo que el guapo príncipe de la casa de Averni ahora lidereaba las tropas, buscó llevar la iniciativa. Sus fuerzas entraron hacia Avaricum(hoy Bourges), pero ahí fue donde Julio César probó que era capaz de cometer tamañas estupideces. Calculando fríamente como siempre, el adolescente Vercingétorix había dejado Avaricum en lugar de arriesgarse inútilmente tratando de defender esta posición. Los residentes de esta ciudad pidieron merced al rubio caudillo, quien pudo ver cómo los romanos masacraron a la población civil. Lo que le valió a la larga a Julio César fue su experiencia de años(ya era un cuarentón aunque no respetable) y su astucia en cuanto al fino arte del sitio. Usó toda la tecnología romana para romper las barreras de resistencia de los galos. Julio César luego fue a atacar Gergovia, donde Vercingétorix había reunido sus fuerzas al resultar derrotado en Avaricum. Cuando Julio César por fin rodeó Gergovia, las huestes de Vercingétorix ya estaban en las colinas aledañas al poblado, y lo que encontró el general romano en la ciudad fue apenas una población mayormente compuesta por niños, mujeres y ancianos. Atrapados los romanos entre la ciudad y las colinas, la victoria esta vez le sonrió al audaz Vercingétorix. Julio César aullaba de rabia al ver la enorme mortandad entre sus hombres. El hecho de haber triunfado no impidió que Vercingétorix siguiera en pie de guerra. Julio César se fue a buscar mercenarios alemanes para reforzar su caballería. Ebrios de optimismo, los celtas bajo mando de Vercingétorix echaron al viente sus precauciones y se mostraropn ansiosos de acabar sin prudencia con los romanos. Alesia fue el sitio de la batalla a seguir, una ciudad rodeada por una muralla doble de más de 22 kms. de largo.Cuando los romanos cayeron sobre Alesia, Vercingétorix al ver que faltaba comida para sus tropas, orientó que las mujeres y niños fueran puestos a merced de los romanos para que se los llevaran como esclavos. Este craso error cometido por el joven guerrero habría de ennegrecer su reputación para siempre, pues las mujeres, los enfermos y los chicos fueron ignorados por los romanos, quienes los dejaron al sol, al agua y al viento y sin darles un solo mendrugo para subsistir. Según Julio César en sus apuntes de La Conquista de las Galias,tras 5 días de continua lucha, Vercongétorix se dirigió a su pueblo ofreciendo su sacrificio para que cesara n las masacres.Algunos afirman que unos líderes entregaron al caudillo, pero todo parece indicar que el hermoso muchacho se acicaló, montó sobre su caballo Abdi y se presentó muy perfumado y elegante ante Julio César, quien aceptó su rendición. Julio César, quien ya antes había sido amante del mandamás de Bitinia, sintió que las rodillas se le hacían aguas de la emoción al ver a Vercingétorix de cerca...y se lo llevó como trofeo de guerra a Roma, donde lo tuvo preso en Tullianum durante 6 años haciéndole sufrir incontables humillaciones, desde palizas hasta propuestas indecentes. Julio César para mientras le daba un descansito a sus tendencias de gallo-gallina con Cleopatra VII Filopator, quien le tuvo un hijo. En el año 46 antes de Cristo, durante la procesión triunfal de Julio César, Vercingétorix fue desplegado en cadenas y al final del evento, fue estrangulado y luego decapitado en sonoro ritual. Dicen las malas lenguas de entonces con la mía a la cabeza en este siglo que la gloriosa melena rubia de Vercingétorix fue recuperada por Julio César, quien se hizo una peluca con ella.Julio César no habría de sobrevivir mucho tiempo tras el asesinato de su rival, siendo asesinado en marzo del 44 a.c. en la gradas del senado romano, probando que quien a hierro mata a hierro muere. Muerto a los 23 años en la flor de la juventud, Vercingétorix simboliza el deseo inagotable de los pueblos por ser libres y por echar a cualquier invasión que amenace su soberanía.
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