Tamara de Georgia, la Mujer tras la regia Leyenda
Cecilia Ruiz de Ríos
Hace poco, un alumno mío afirmaba que la historia de Rusia y los estados que formaron parte de la fenecida Unión Soviética era una sola madeja de zares.Sin embargo, la figura de una reina georgiana del siglo XII aún es mencionada, aunque muchas veces le han agregado una dosis de leyenda porque para los historiadores machos, una mujer de armas tomar siempre debe de ser salpimentada para ser tolerable.
Tamara vino al mundo a fines de junio de 1159, siendo miembro de la casa real de los Bagrationi. Tamara era la hija del rey Gregorio III, monarca de Georgia, y por ende nieta del gran soberano David II Bagrationi, apodado "El Restaurador." La niñez de Tamara transcurrió entre los lujos que gozaban las princesas y una educación severa, ya que se esperaba que algún día asumiera el trono. Aficionada a la cetrería, la cacería y excelente amazona, Tamar al llegar a la adolescencia dio muestras de ser una rara combinación de belleza, astucia y erudición. Gregorio, su papá, estaba tan orgulloso de ella que la hizo coronar co-regente en 1178, cuando le faltaba poco para cumplir 19 años.
Al lado de su padre, Tamara aprendió a conducir batallas y a reinar, por lo tanto cuando su papá murió en 1184 ella estaba más que lista para tomar las riendas de la monarquía en sus manos.
Para poner las cosas en orden, Tamara se hizo recoronar en aparatosa ceremonia por el arzobispo de Kutaisi.
Sin embargo, Tamara tuvo que doblegarse al ascender al trono al colocarse bajo la tutela de su tía(hermana de su papá) Rusudani. Fue esta autoritaria tía la que le eligió el primero de los maridos que tendría Tamara. La decisión de obedecer a una tía le debe haber sabido a caldo de sapos a la soberbia muchacha, pero no le quedó mayor remedio que tragarse la amarga píldora.
En aquel entonces no era usual que una doncella llegara a los 25 años sin casarse, ya que las condiciones de vida-aún las de los nobles- envejecían a las mujeres antes de tiempo. No era inusual que las chicas a los 14 años ya estuvieran matrimoniadas, y con un hijo ya nacido. Guapo, salaz y adulador, Jorge Bobolyuski era el hijo del Gran Príncipe Andrés de Kiev, y conocía el exilio desde chico.Era tres años menor que Tamara. Jorge rezongó afirmando que lo casaban con una mujer que podría no ser fértil por su "avanzada edad".
Jorgito resultó ser un dolor de cabeza para Tamara. Ella era seria, disciplinada, austera y muy ordenada, y él era un bolo consuetudinario y con su itinerario, ya que pasaba días enteros bebiendo, comiendo y en orgías con los esclavos y sus concubinas. Jorge de vez en cuando, en medio de sus bolencas, le reprochaba a Tamara porque ella no tenía hijos con él, pero no mencionaba que pocas veces él dormía en el mismo lecho que ella... A los 2 años de estar bailando con la loca(léase aguantando a su insoportable maridito), Tamara le puso fin a la música permitiéndole a fines de 1189 que se fuera de vuelta al exilio sin ella pero con una gruesa pensión. Poco después de librarse de Jorge, Tamara se casó nuevamente, esta vez con David Sosland, un príncipe osencio que descendía de un medio hermano de un ex monarca de la dinastía Bagrationi.
Cuando le llegaron con el cuecho a Jorgito que su ex mujer andaba estrenando nuevo consorte, la ira del joven fue tan grande que reunió a muchos georgianos descontentos para armar una revuelta apoyado por el sultán seljuk Erzerum. La rebelión falló, pero Tamara pasó agrios momentos ganando dos batallas.Jorgito se arrodillo ante su ex mujer con lágrimas de cocodrilo, y éste lo perdonó para dejarlo retirarse a Bizancio, donde siguió de beodo.
Tamara intentó expandir al máximo su monarquía. Tamara, siguiendo los consejos de su tía Rusudani, contentó a la nobleza dándoles puestos de gobernadores de provincias a generales y a nobles prominentes. En 1194 Tamara parió a un hijo llamado Gregorio y un año más tarde, tuvo a su hija Rusudani. A pesar de estar recién parida de su hija, Tamara montó a lomos de su corcel y con sus huestes derrotó a unos rebeldes de las montañas de Samlzkhe. Pocos años después, su necio ex maridito Jorge asomó de nueva la cabeza, en 1200 para ser exactos, tratando de quedarse con el trono de Georgia, pero nuevamente fue derrotado a pesar de contar nuevamente con la ayuda de los seljuks.
Cuando Bizancio fue conquistada en 1204 cuando pasaron los miembros de la Cuarta Cruzada, Tamara mandó tropas a Trebizond y Kerasund en apoyo de su pariente, Alexis Comnenus, quien sería emperador bizantino en 1205. Tamara nuevamente marchó a la cabeza de las tropas y sacó volando a los turcos en la batalla de Basiani en 1205. Tamara siempre siguió una política de extrema agresión militar y Kars se rindió pronto. Tamara envió a su hijo Gregorio a mandar como gobernador, y Tamara acabó recibiendo tributo de varios protectorados musulmanes y provincias rusas. En 1209 el emir de Ardabil atacó Georgia, matando a 12 mil georgianos y llevándose de escalvos a muchos más. Un año más tarde, Tamara, ciega de la rabia, se vengó al atacar al emir por sorpresa, logrando matar al propio mandamás y más de 12 mil pobladores como terminación. Como una advertencia, Tamara también atacó el norte de Persia, dejando un rastro de sangre que forma parte de su leyenda como guerrera insaciable.
Tras 24 años de estar de reina, Tamara murió el 8 de enero de 1212, y fue sepultada con gran boato en la tumba de sus ancestros en Gelati. Tamara se vio sucedida en el trono por su incapaz hijo Gregorio, quien apenas tenía 18 años al subir al trono. Gregorio resultó ser un pusilánime sin un ápice de la voluntad férrea o disciplina de mami. Era dominado por sus concubinas y murió solamente dejando un hijo bastardo. Al morir Gregorio en 1236, la hija de Tamara-Rusudani, quien ya era una guapa cuarentona-sucedió al pobre debilucho de su hermano, pero su reino fue muy breve debido a que poco después de ceñirse la corona como monarca indiscutible, los pavorosos invasores mongoles le cayeron encima a Georgia.
Sin embargo, la leyenda de Tamara la reina chimbarona de Georgia sigue viva en poesía, canto y teatro de la región, y muchas feministas han nombrado Tamara a sus hijas recordando las valientes hazañas de esta hermosa reina georgiana de la Edad Media.
Cecilia Ruiz de Ríos
Hace poco, un alumno mío afirmaba que la historia de Rusia y los estados que formaron parte de la fenecida Unión Soviética era una sola madeja de zares.Sin embargo, la figura de una reina georgiana del siglo XII aún es mencionada, aunque muchas veces le han agregado una dosis de leyenda porque para los historiadores machos, una mujer de armas tomar siempre debe de ser salpimentada para ser tolerable.
Tamara vino al mundo a fines de junio de 1159, siendo miembro de la casa real de los Bagrationi. Tamara era la hija del rey Gregorio III, monarca de Georgia, y por ende nieta del gran soberano David II Bagrationi, apodado "El Restaurador." La niñez de Tamara transcurrió entre los lujos que gozaban las princesas y una educación severa, ya que se esperaba que algún día asumiera el trono. Aficionada a la cetrería, la cacería y excelente amazona, Tamar al llegar a la adolescencia dio muestras de ser una rara combinación de belleza, astucia y erudición. Gregorio, su papá, estaba tan orgulloso de ella que la hizo coronar co-regente en 1178, cuando le faltaba poco para cumplir 19 años.
Al lado de su padre, Tamara aprendió a conducir batallas y a reinar, por lo tanto cuando su papá murió en 1184 ella estaba más que lista para tomar las riendas de la monarquía en sus manos.
Para poner las cosas en orden, Tamara se hizo recoronar en aparatosa ceremonia por el arzobispo de Kutaisi.
Sin embargo, Tamara tuvo que doblegarse al ascender al trono al colocarse bajo la tutela de su tía(hermana de su papá) Rusudani. Fue esta autoritaria tía la que le eligió el primero de los maridos que tendría Tamara. La decisión de obedecer a una tía le debe haber sabido a caldo de sapos a la soberbia muchacha, pero no le quedó mayor remedio que tragarse la amarga píldora.
En aquel entonces no era usual que una doncella llegara a los 25 años sin casarse, ya que las condiciones de vida-aún las de los nobles- envejecían a las mujeres antes de tiempo. No era inusual que las chicas a los 14 años ya estuvieran matrimoniadas, y con un hijo ya nacido. Guapo, salaz y adulador, Jorge Bobolyuski era el hijo del Gran Príncipe Andrés de Kiev, y conocía el exilio desde chico.Era tres años menor que Tamara. Jorge rezongó afirmando que lo casaban con una mujer que podría no ser fértil por su "avanzada edad".
Jorgito resultó ser un dolor de cabeza para Tamara. Ella era seria, disciplinada, austera y muy ordenada, y él era un bolo consuetudinario y con su itinerario, ya que pasaba días enteros bebiendo, comiendo y en orgías con los esclavos y sus concubinas. Jorge de vez en cuando, en medio de sus bolencas, le reprochaba a Tamara porque ella no tenía hijos con él, pero no mencionaba que pocas veces él dormía en el mismo lecho que ella... A los 2 años de estar bailando con la loca(léase aguantando a su insoportable maridito), Tamara le puso fin a la música permitiéndole a fines de 1189 que se fuera de vuelta al exilio sin ella pero con una gruesa pensión. Poco después de librarse de Jorge, Tamara se casó nuevamente, esta vez con David Sosland, un príncipe osencio que descendía de un medio hermano de un ex monarca de la dinastía Bagrationi.
Cuando le llegaron con el cuecho a Jorgito que su ex mujer andaba estrenando nuevo consorte, la ira del joven fue tan grande que reunió a muchos georgianos descontentos para armar una revuelta apoyado por el sultán seljuk Erzerum. La rebelión falló, pero Tamara pasó agrios momentos ganando dos batallas.Jorgito se arrodillo ante su ex mujer con lágrimas de cocodrilo, y éste lo perdonó para dejarlo retirarse a Bizancio, donde siguió de beodo.
Tamara intentó expandir al máximo su monarquía. Tamara, siguiendo los consejos de su tía Rusudani, contentó a la nobleza dándoles puestos de gobernadores de provincias a generales y a nobles prominentes. En 1194 Tamara parió a un hijo llamado Gregorio y un año más tarde, tuvo a su hija Rusudani. A pesar de estar recién parida de su hija, Tamara montó a lomos de su corcel y con sus huestes derrotó a unos rebeldes de las montañas de Samlzkhe. Pocos años después, su necio ex maridito Jorge asomó de nueva la cabeza, en 1200 para ser exactos, tratando de quedarse con el trono de Georgia, pero nuevamente fue derrotado a pesar de contar nuevamente con la ayuda de los seljuks.
Cuando Bizancio fue conquistada en 1204 cuando pasaron los miembros de la Cuarta Cruzada, Tamara mandó tropas a Trebizond y Kerasund en apoyo de su pariente, Alexis Comnenus, quien sería emperador bizantino en 1205. Tamara nuevamente marchó a la cabeza de las tropas y sacó volando a los turcos en la batalla de Basiani en 1205. Tamara siempre siguió una política de extrema agresión militar y Kars se rindió pronto. Tamara envió a su hijo Gregorio a mandar como gobernador, y Tamara acabó recibiendo tributo de varios protectorados musulmanes y provincias rusas. En 1209 el emir de Ardabil atacó Georgia, matando a 12 mil georgianos y llevándose de escalvos a muchos más. Un año más tarde, Tamara, ciega de la rabia, se vengó al atacar al emir por sorpresa, logrando matar al propio mandamás y más de 12 mil pobladores como terminación. Como una advertencia, Tamara también atacó el norte de Persia, dejando un rastro de sangre que forma parte de su leyenda como guerrera insaciable.
Tras 24 años de estar de reina, Tamara murió el 8 de enero de 1212, y fue sepultada con gran boato en la tumba de sus ancestros en Gelati. Tamara se vio sucedida en el trono por su incapaz hijo Gregorio, quien apenas tenía 18 años al subir al trono. Gregorio resultó ser un pusilánime sin un ápice de la voluntad férrea o disciplina de mami. Era dominado por sus concubinas y murió solamente dejando un hijo bastardo. Al morir Gregorio en 1236, la hija de Tamara-Rusudani, quien ya era una guapa cuarentona-sucedió al pobre debilucho de su hermano, pero su reino fue muy breve debido a que poco después de ceñirse la corona como monarca indiscutible, los pavorosos invasores mongoles le cayeron encima a Georgia.
Sin embargo, la leyenda de Tamara la reina chimbarona de Georgia sigue viva en poesía, canto y teatro de la región, y muchas feministas han nombrado Tamara a sus hijas recordando las valientes hazañas de esta hermosa reina georgiana de la Edad Media.
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