Bienvenidos a El Mundo según Cecilia

Ni en broma ni en serio sino que en ambas formas y gracias a la guìa de mi hija Elizabeth, aquì estoy dando a luz a mi cuarta intervenciòn en Internet, siendo mis anteriores websites www.cablenet.com.ni/historyarte , www.cablenet.com.ni/historia/histoper y www.cablenet.com.ni/rubendario .Soy Cecilia, historiadora y profesora de idiomas tan orgullosamente nicaraguense como nuestro rìo San Juan, tengo 48 años y 27 dìas al momento de comenzar este parto, y es un intento por saltarme la barrera de las censuras, derribar el muro de Berlìn de los convencionalismos gazmoños y evitar que mis aportes se vean entorpecidos por la mediocridad. Aquì encontrarèis mis artìculos sobre historia, mis relatos de terror que sacan tinta de la sangre de los campos de guerra de la Nicaragua violenta de los años80, mis pensamientos filosòficos y mi amor incondicional por los animales. Quizàs sea la màxima expresiòn del egocentrismo militante y el sadismo utilitario, pero os prometo que no estarèis indiferente a nada, que ya es algo en este mundo de tedio y aburrimiento. Pasad adelante y gozad, o a como dicen los "cops" en Estados Unidos: Relax and enjoy it!
Cecilia Ruiz de Ríos
31 de octubre de 2007,Managua


domingo, 4 de noviembre de 2007

Dioses vivientes en mero enredo





ESOS ESCANDALOSOS FARAONES DE EGIPTO

Cecilia Ruiz de Ríos
Muchos ignoran que el nombre de faraón para designar al rey egipcio no es autóctono, sino que esta palabra es derivada de una mezcla de griego con hebreo y se usa solo para los antiguos gobernantes de la Tierra del Nilo. En realidad nadie que merezca su salario como genuino historiador puede decir a ciencia cierta y exacta cuántos faraones reinaron en la antiguedad, ya que muchas veces había “un rey cada cien kilómetros” por citar a Churchill. Hay consenso entre los hijos de Herodoto que el unificador fue un robusto, tozudo y cruel monarca llamado Menes, quien usando las guerras como calistenia logró forjar el embrión de lo que llegó a ser Egipto en sus mejores momentos. En la cuarta dinastía brillaría la figura del peludo Keops o Khufu, a quien recordamos por haber construido la enorme mole de la pirámide que lleva su nombre en Giza. Este hirsuto soberano fue sucedido en el trono por Radjedef-habido con una esposa menor o dicen las malas lenguas hasta con una sirvienta-y el reino de este chico tuvo un abrupto final cuando sus enemigos lo despacharon sin visa ni alas al otro mundo.
Amenemhet I luego fue el primer gobernante de la duodécima dinastía, y el primero que se ocupó de los historiadores para dejar testimonio de cuanto hacía, ya fuera porque el ego no le cabía en el cuerpo o porque era muy erudito. Este señor no venía de cuna de oro, y se cree que fue el visir( una especie de primer ministro) bajo el reino de su antecesor Mentuhotep IV, de quien se dice que por ser chiclán no dejó heredero. Amenemhet era más sagaz que un zorro, y se lee en una inscripción que tras la muerte de Mentuhotep IV arribaría un gran jefe al poder y tras él la prosperidad y mucha lluvia para la fertilidad de la tierra. Rápidamente se despachó a sus dos rivales, Inyotef y un príncipe nubio, haciéndoles pasar “a mejor vida.”Se ubica el reino de Amenemhet entre 1991 y 1962 antes de Cristo, aunque algunos opinan que fue faraón entre 1994 y 1964 antes de la era cristiana. Amó con locura a su esposa principal Nefrytatanen, de quien se dice que tenía hechiceros ojos azules y le bailaba desnuda cubierta de miel. Senusret I, hijo de Nefrytatanen, lo sucedería al trono. Fue un buen gobernante quien consolidó el aparataje estatal. Fue un gran comandante militar también. Lástima que tan buen rey tuviera una final escandaloso: en un complot urdido por las mujeres de su harén resultó asesinado mientras su heredero-quien ya era su co regente- andaba en campaña en Libia. La leyenda cuenta que aún estaba respirando cuando le sacaron las tripas a navajazo limpio.
Una de las dinastía más interesantes fue la que lleva el número 18. El tercero de los monarcas de esta dinastía fue un hombre que no nació príncipe, mas fue un gran militar y luego tremendo administrador: Tutmosis I. Se sabe que su madre- Semiseneb-era muy gorda, y que se casó enamoradísimo de Ahmose, la hermana favorita del faraón Amenhotep I. Esta reina que él escogió era la hija de Ahmosis I su esposa favorita Nefertari. Con Ahmose Tutmosis I tendría tres hijos: dos debiluchos machos que se murieron chiquitos, y la fabulosa Hatshepsut. Luego Tutmosis I se llevó al lecho a una hermana menor de su propia esposa y engendró con ella al enclenque Tutmosis II, quien como faraón solo daría lástima. Tras la muerte de su esposa Ahmose, Tutmosis I se casó con su propia hija Hatshepsut, a quien adoraba desmesuradamente. Tanto la quería que hizo construir una tumba para que una vez que él se muriera y lo enterraran, hubiera espacio para echar la momia de Hatshepsut cuando ella pateara la cubeta en 1458. Hatshepsut se tuvo que casar con su hermanastro Tutmosis II, quien solo vivía con jaqueca y no era buen administrador. Como esposa de Tutmosis II, ella era el real poder detrás del trono pues era astuta, erudita y muy trabajadora. Hatshepsut le parió dos hijas a Tutmosis II, y él logró a su heredero Tutmosis III, cohabitando con la sirvienta Isis. Esta hijastro-sobrino de Hatshepsut sería designado por su impotente y pálido padre Tutmosis II como su heredero, pero cuando murió este alfeñique el chavalo estaba muy chiquito para gobernar solo, Hatshepsut fue declarada regente y en menos de lo que canta un gallo, Hatshepsut se declaró faraona por derecho propio, se vistió de hombre para las funciones públicas, se enamoró del trono yt tuvo como amante a su confidente Senemmot, y procedió a gobernar con gran habilidad. Ver que su trono era usurpado por su ágil madrastra le crió un odio enfermizo hacia Hatshepsut de parte de Tutmosis III. Al morir ella tras gobernar sabiamente por muchos años, Tutmosis haría todo lo posible por borrarla de la historia, desecrando su tumba y llevando su momia lejos del sepulcro donde yacía con Tutmosis I, echando abajo sus monumentos y eliminándola de la lista official del trono egipcio. Gran guerrero, era adorado por sus tropas ya que confraternizaba a menudo con el soldado común. Sus campañas bélicas más sangrientas fueron contra Siria. Curiosamente, su esposa principal-la que le dio a su heredero-también se llamaba Hatshepsut.

El hecho que la palabra faraón no sea originalmente egipcia no significa que muchos aún se traben con ella, aún para efectos publicitarios.Uno de los faraones más encantadores fue nada menos que el hombre a quien llamamos Ikhnaton, aunque en realidad se llamaba Amenhotep IV. Fue el primer rey de la antiguedad en creer fervientemente en el monoteísmo, llegando a instaurar una religion propia llamada el Culto de Aton, haciendo que los numerosos dioses del panteón egipcio pasaran de moda. Su mama era una bellísima negra llamada Tiy y su papi fue Amenhotep III, su principal esposa fue la inmarcesible Nefertiti. Dado que con su idolatrada primer consorte no tuvo más que seis hijas, fue obligado a buscar al heredero varón con varias mujeres, hasta por fin lograr al pobre Tutankhamen con Kiya. Confesaba sentir asco cuando se iba al lecho con otra mujer que no fuera su venerada Nefertiti, a quien le dedicó tiernos poemas de amor, porque este faraón para colmo era poeta. Ikhnaton por estar metido en su onda religiosa dejaba que sus funcionarios hicieran de todo, y esto le granjeó el odio de parte del pueblo. La elite aceptó con cierto gusto el culto al disco solar llamado Aton por el excéntrico Ikhnaton, pero a la plebe esta nueva moda le supo a diablos. Ikhnaton como décimo gobernante de la décimooctava dinastía de Egipto estaba destinado a ser una figura trágica ya que luego de su muerte, los egipcios volvieron a sus antiguas prácticas politeístas. La tragedia se entronizó en la familia real:se cree que tras la muerte súbita de Nefertiti, Mekytaten, una de las hijas de Ikhnaton y Nefertiti, tras haberse casado con su propio padre, dio a luz a un bebé muerto. Akhesenpaaten, otra hija de la pareja, acabó casándose con el deforme y débil Tutankhamen. En 1334 de la era precristiana moriría Ikhnaton prematuramente agotado.
Tutankhamen entra a la historia casi de accidente como gran faraón debido al descubrimiento de su rica tumba por el ingles Howard Carter en el siglo XX. En realidad fue un faraón de mínima importancia, un pobre adolescente con severas taras y cuya muerte premature no le permitió consolidar ningún plan de gobierno coherente. Se cree que reinó brevemente entre 1334 y 1325 de la era precristiana.La sombra de su padre considerado hereje por haber establecido el culto de Aton le saló la existencia desde niño. A los 9 años lo casaron con su hermanastra Ankhesenpaaten, y luego con otra hermanastra llamada Ankhesenamon. Ambas ya habían sido estrenadas como esposas menores por el padre de ambas, Ikhnaton. Tut estaba bajo las órdenes de Ay, quien era un virtual dictador que a menudo le hacía interjectar “ay”. Horemheb era el militar a cargo de las tropas y entre él y Ay impusieron de nevo la religión tradicional de Egipto y hasta le cambiaron el nombre a Tut y su esposa. Tut nunca tomó interés en hacerse guerrero. Horemheb, dándose cuenta que su señor era débil y pusilánime como rey, ni siquiera lo registró en el listado de gobernantes egipcios. Tut se iría de este mundo antes de los 18 años. Aunque muchos especulan que fue asesinado, otros creen que una infección en una pierna rota le causó gangrena y lo mató. De todas formas, Tut no era un hombre normal. Tenía suficientes dolencias como para llenar un almanaque médico. Su viuda, también adolescente como él , al morirse Tut se vio en manos de los dos hombres poderosos que deseaban seguir rigiendo el destino de Egipto. La pobre Ankhesenamun quiso conservar el trono y buscó otro marido que la afianzara en el trono. Le escribió al rey de los jeteos, Suppiliumas I, contándole sus desgracias y le pidió que verificara su situación. Solicitó la mano de uno de los hijos de este soberano, y Zannanza aceptó su ofrecimiento. Se cree que por órdenes de Ay o Horemheb, el chico no llegó más allá de la frontera pues fue asesinado. La viuda atribulada aceptó al fin casarse con el hediondo Viejo Ay, quien al parecer la hizo desaparecer como nubecilla de alcanfor.
Entre 1279 y 1213, entrando la dinastía número 19 al poder, estaría la magnífica presencia de su tercer faraón: Ramsés II, tan glorioso y bello que muchos gatos llevan su nombre. Era el hijo del faraón Seti I y su esposa Tuya. Llamado Ramsés el Grande, vivió hasta los 96 años, tuvo 200 esposas y concubines, 96 hijos y 60 hijas. Vivió más que 13 de sus herederos, nunca tuvo un resfrío y fue co-regente desde en vida de su augusto papi. A los 22 años, Ramsés ya andaba en campaña dando guerra en Nubia. Al morir Seti I en 1290 antes de Cristo, Ramsés llegó al trono con grandes planes y ganas de aporrear sirios. Su heroicidad en la batalla de Kadesh se lee en las paredes de su templo. Gran constructor y erudito monarca, Ramsés al morirse fue sucedido al trono por su trigésimo hijo manufacturado con su reina Istnofret . Los cristianos lo recuerdan porque se cree que fue al faraón al que le tocó aguantar las protestas de los hebreos cuando estos decidieron salir de la esclavitud de Egipto y al mando de Moisés salieron huyendo.

1 comentario:

Unknown dijo...

oe nesesito los nombres y descripsiones de todos los faraones, me dio flojera leer todo serias tan amable de enviar melo a mi correo "fiopei_8@hotmail.com"